lunes, 27 de abril de 2009

Objetivo crucial: La fuerza trabajadora


Desde los tiempos de Carlos Ortega en la CTV, el sector sindical fue uno de los principales objetivos en la “guerra asimétrica” particular de Chávez.En un proceso de desgaste sostenido, las centrales sindicales tradicionales del país fueron deslegitimadas como actores válidos en las relaciones obrero patronales con el Estado, fueron inmovilizadas y casi desaparecidas de la escena nacional.Paralelamente a este proceso de deglución de la representació n sindical, se incentivó en los diferentes sectores productivos la creación de sindicatos paralelos, o de “bolsillo”, al servicio de Hugo Chávez.Con el apoyo de esta “representació n” sindical emergente el Gobierno se apropió de decenas de empresas y, engañosamente, ofreció a cambio mayor participación de los trabajadores en la toma de decisiones y mejoras contractuales.Ahora como escorpión traicionero, el Gobierno incumple promesas, desconoce convenciones sindicales vigentes y retrasa de manera arbitraria e ilegal las negociaciones y firmas de contratos colectivos de los trabajadores del sector público, de viejo y nuevo cuño. Para ello el Gobierno cuenta irrestrictamente, con la complicidad del CNE y con el Ministerio del Trabajo para impedir la renovación de la representació n sindical.El resultado es: Una dirigencia sindical dispersa y dividida. Un cerco al sector laboral y el desmantelamiento de la relación de trabajo, con sólo unos 87.000 trabajadores de todo el país amparados en convenciones colectivas vigentes.Tal arbitrariedad ha generado sólo en el último mes, como antesala del Día del Trabajador, unos 50 conflictos en el país. Ejemplos sobran: Los trabajadores del Metro inconformes por el retroceso de conquistas concordadas hace pocos meses. Las protestas de los trabajadores de PDVSA, que afloran todos los días, incluyendo una de las últimas, la de PDVSA Gas Comunal. Las demandas laborales generalizadas de los trabajadores del sector salud y educación, se suman las de las empresas básicas de Guayana. Las protestas de los marinos de rastropesca, que quedaron en el limbo, luego de la puesta en vigencia de la Ley de Pesca y Acuicultura. Y, más reciente, el reclamo de una contratación colectiva única de los trabajadores del sector eléctrico.La respuesta del Gobierno a estos reclamos legítimos es la criminalizació n de la protesta, el confrontar las manifestaciones de los trabajadores con grupos de choque subvencionados por entes oficiales y la militarizació n de empresas estatales, desempolvando un convenio con las Fuerzas Armadas para resguardar las instalaciones que prestan servicios públicos.El objetivo de Chávez es darle la estocada final al sector laboral, y acabar con sindicatos y trabajadores organizados.Para lograrlo se apoyará de lo que sea, incluyendo la "vía legal". La Asamblea Nacional está procesando un proyecto de Ley de Propiedad Social y una reforma a la Ley Orgánica del Trabajo, con las cuales se cercenaría el derecho a la sindicalizació n, se sustituiría a las contrataciones colectivas con convenciones sociales y se pondría un rasero a la remuneración del trabajador.La buena noticia es que el movimiento laboral pareciera estar reaccionando. Está dejando de lado intereses y divisiones políticas, para hacer causa común en el reclamo de sus derechos y construyendo un mensaje compartido por la población en general.

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