miércoles, 15 de abril de 2009

Creo que con todo lo que hemos aprendido durante estos 10 años, esas plasticidad está hecha pues.


Por: Por Reyna Arenas - Cuanto más pienso, mejor vivo - Investigaciones recientes han demostrado que adquirir nuevos conocimientos en la edad madura previene el deterioro mental que pueden sufrir las personas cuando se hacen mayores. Pensemos en aquellos venerables ancianos y ancianas de la tribu. Respetados, admirados y poseedores de la sabiduría ancestral. Nadie los “jubilaba” y eran piedra angular de su sociedad al resolver nuevos problemas a corto y largo plazo hasta el final de sus días. En los tiempos que vivimos la mayoría de los valores están asentados en la juventud, con un ciego desapego a las “viejas costumbres” y una dogmática adhesión a la innovación. Parece que hemos olvidado que la sabiduría sólo se adquiere después de haber vivido varios años. Elkhonon Goldeberg, junto con sus maestros y colaboradores, es uno de los pilares en la investigación de la “plasticidad cerebral” o “neuroplasticidad”. Y han demostrado de manera práctica que el cerebro es capaz de crear interconexiones y nuevas neuronas en la vida adulta. Esto da al traste con la teoría de que nuestras neuronas empezaban a morir después de apagar 20 velitas. Con el lóbulo frontal derecho aprendemos desde cómo caminar hasta enfrentarnos a una tragedia personal. En el izquierdo almacenamos la información en forma de experiencia. Cuando el nuevo conocimiento se transforma en un patrón habitual de conducta operamos en “automático” y lo haremos usando siempre el izquierdo. Y por ende somos más sabios, y lo seríamos cada vez más si motiváramos a nuestra mente a un constante esfuerzo a través del aprendizaje de cosas nuevas en la edad adulta. La plasticidad neurológica no previene la demencia senil ya que hay factores genéticos que la vulneran. Sin embargo, se puede retardar ese deterioro aprendiendo nuevas cosas en etapas avanzadas de la vida. Así que por qué no enfrentar a nuestra mente a un nuevo reto después de los 40. Qué tal aprender un nuevo idioma, a bailar tango o jugar ajedrez de manera profesional. Por supuesto que lo podemos lograr. Lo importante es tener siempre objetivos a largo plazo y dejar de contar las vueltas que hemos dado al sol, montados en este maravilloso planeta.

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