El guerrero de la luz se comporta como una criatura. Las personas se escandalizan: se han olvidado de que una criatura necesita divertirse, jugar, ser un poco irreverente, hacer preguntas inconvenientes, decir tonterías en las que ni siquiera ella misma cree. Y preguntan horrorizadas: "¿Es ese el camino espiritual?. ¡No tiene madurez!". El guerrero se enorgullece del comentario. Y mantiene su contacto con Dios, a través de su inocencia y alegría, sin perder de vista su misión.
Manual del Guerrero de la Luz - Pablo Coelho
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