Este jueves 3 de mayo, las autoridades financieras del chavismo celebraron el “descenso” de la inflación en abril. Según el Banco Central de Venezuela el IPC del Área Metropolitana de Caracas en abril aumentó 0,8%, el más bajo nivel desde julio de 2007, para un acumulado en cuatro meses de 4,4% y de 23,6% para los últimos 12 meses.
Sin embargo, en realidad esto es una alegría de tísico.
Para comenzar, la inflación en Venezuela sigue siendo la más alta de la región y una de las más elevadas del mundo.
Un indicador más realista del alza de precios es el Núcleo Inflacionario, el cual aumentó casi el doble del IPC-AMC y cerró en 1,6% en abril y acumula 6,1% en lo que va de año. Esto corrobora que la inflación está fuertemente reprimida.
Para continuar, la anunciada desaceleración de la inflación de estos cuatro meses de 2012, no viene aparejada con medidas estructurales que la hagan sostenible ya que ni está soportada por un incremento de la oferta de bienes y servicios ni mucho menos por un incremento de la productividad nacional.
Lo cierto es que la menor inflación es consecuencia, por un lado, del efecto inmediatista y artificial de la entrada en escena de la Ley de Costos y Precios “Justos”. Una Ley que regula los precios de unos 19 rubros por debajo de los costos de producción (y que puso una espada de Damocles sobre toda la cadena productiva, distribuidora y comercializadora del país), y que en el corto plazo habría “logrado” una deflación en el subgrupo Cuidado Personal de 5,7%.
La perniciosa Ley de Costos y Precios “Justos”, al ocultar los costos verdaderos, está logrando correr la arruga de una política económica basada en gasto que siempre terminará en mayor inflación. Incluso esto, de cierta forma, es reconocido por el mismo ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani quien afirma que si no fuera por dicha Ley, la inflación nacional en abril habría sido 1,8%. A confesión de parte, relevo de pruebas.
Por último, en la anunciada desaceleración de la inflación también contribuyó una serie de programas de subsidios de carácter electorero, como lo es Mi Casa Bien Equipada, lo cual habría impulsado la caída de precios del subgrupo Bienes y Servicios para el mantenimiento del Hogar (-6,8%).
Lamentablemente, esta tendencia hacia un descenso de la espiral inflacionaria en base a la coerción, represión y medidas populistas no es sostenible, amén de que genera graves desajustes, que impulsan, entre otras consecuencias la escasez. Esto se confirma con el salto de cuatro puntos porcentuales en el Indicador de Escasez, que llegó a 14,8% en abril.
En el corto plazo, mientras el Gobierno promueve una artificial desaceleración del incremento de los precios, los venezolanos tendrán que acostumbrarse a una pérdida en la variedad, calidad y cantidad de bienes y servicios.
• Disponible en inglés en: www.veneconomy.com a partir de las 4:00 p.m.
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