Por: Enrique Pereira - @pereiralibre - No se lo gastó en cerveza. Lo repartió entre sus amigos. Ahora con los bolsillos vacios, no queda otra que esquivar sus compromisos. Tal como los borrachos, se gastaron la semana el viernes por la noche en alcohol y ahora no encuentra como comprar el mercado para los tripones. Allá quedó la Venezuela petrolera que regalaba combustibles en New York, ambulancias en Bolivia, casas en Cuba, asfalto en Dominicana. Allá rodó un país que quiso convertirse en un imperio por la vía de las dádivas condicionadas a sus amigotes. Allá la patria que compraba sin límites vaquillas uruguayas, carne argentina, pollos brasileros, aviones de combate rusos y computadoras portuguesas. No queda nada, nadita de nada. La próxima semana enfrentaremos un vencimiento de deuda de 1.500 milloncitos de dólares y este gobierno derrochador, a última hora, está buscando como emitir más deuda para pagar ese ineludible compromiso. Como diría un conocido: la emitirán ese mismo día, o con retroactivo el día después, siempre improvisando en el último minuto. Este es el mismo país de la regaladera que estaba blindado y que no sería afectado por ninguna crisis. Este es el país que Chávez promete convertir en una potencia continental. Movistar, la empresa del grupo Telefónica se queja de no poder transferir 1.800 millones de dólares de utilidades y una cantidad inmanejable de compañías extranjeras, esperan por la posibilidad de repatriar sus beneficios. Terminarán expropiados, pues no existe posibilidad alguna de que este gobierno se meta la mano en el bolsillo para entregarles dólares para que remesen sus beneficios. A este ritmo esas compañías irán desapareciendo, o disminuyendo sus operaciones con el consiguiente daño a nuestra capacidad empleadora, a nuestro progreso y a nuestra posibilidad como país. La otra alternativa es que tal como hicieron en la industria petrolera, los nacionalicen para no pagarles. Si lo hacen, les pagaran tarde y poco, con papelitos de la nación. Las reservas operativas de esta nación desaparecieron. Chávez se las gastó irresponsablemente, pero no conforme con eso, ha vendido petróleo a futuro a los chinos, aluminio a los franceses y ahora mineral de hierro a descuento también a los chinos. Ha emitido en adición papeles de deuda en cantidades difíciles de honrar y en ese tránsito aquí no ha quedado nada productivo. Carlos Andres Pérez hizo lo mismo, pero al menos nos dejó la industria guayanesa en plena producción y la petrolera nacionalizada y encaminada a convertirse en una de las empresas más grandes y productivas del mundo. Cuando este gobierno se baje de la silla, nos habrá dejado un país con un futuro altamente comprometido. Pasarán a la historia como los más grandes derrochadores de dinero, que convirtieron nuestra fortuna en contenedores de comida quemados y hundidos. Duele decirlo, Chávez vendió a Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su Comentario