martes, 31 de agosto de 2010

Q.E.P.D.


Le solicito al INTI para levantar la huelga: revocatoria de las cartas agrarias de los invasores y que legalicen la indemnización que me hicieron de manera ilegal -Escrito de puño y letra por Franklin Brito.
Carpeta: http://bit.ly/64Hogy



Por: Enrique Pereira - @pereiralibre - Se nos fue Franklin Brito - Puso su vida donde puso sus ideales. Jamás doblegaron su espíritu. Luchó hasta el final para defender con su vida el pequeño patrimonio que la revolución le había arrebatado. Más de una conciencia llevará la carga de haber dejado morir a este hombre, emblemático en su accionar y que traerá consecuencias al futuro de esta revolución de mentiras, que dice amar a su gente, al tiempo que destruye todo lo que consigue a su paso. Ahora se quitarán el muerto de encima, con las explicaciones que inventarán para atribuírselo a cualquiera, menos a las barrabasadas que cometieron. Franklin se hizo un hueco en la historia, con una muerte autogenerada en defensa de sus principios, de sus valores y de su dignidad. Franklin no murió por una finca, lo hizo en defensa de su honra. Hace unos veinte años, un cubano americano, de los que salieron con una mano adelante y otra atrás, en los dias del arrebato castrista, me contó con dolor como los verde oliva se “cogieron” la finca de la familia. Fue una noche, él ya era un hombre en sus treinta, cuando llegaron en nombre de la revolución y pusieron pie firme en la finca, que desde ese momento, quedaba expropiada. No eran más de ocho hombres armados. Esa noche, se comieron el mejor semental que tenían en una tierra que medían en caballerías, la unidad de medida de aquella época. Esos soldados desenfundaron el odio de clases amparados en los mandatos de su líder. Cuba no está mejor medio siglo después. Acabaron con las siembras, con la caña, con el ganado y con el progreso de un pueblo. La dignidad de los cubanos, quedó enterrada en cada arrebato que Castro les hizo a los cubanos de la época. Generaciones después, el miedo consume a los isleños, que aceptan una vida a medias, sin libertades. Así los enseñaron, así los hicieron crecer. Cada venezolano está obligado a reflexionar acerca de la muerte de Brito, que será un símbolo de resistencia, que quedará clavada en las almas de los que amamos a este país y luchamos cada día para evitar que se lo arrebaten a nuestros hijos. Cada venezolano tiene la obligación moral de pensar acerca de cómo una sociedad empujo a la muerte a un hombre. Lo vimos desaparecer lentamente, sin que mediara una acción contundente para impedir que eso sucediera. Se reunió en el cielo con los mártires que ha producido esta enfermiza causa.
Franklin fue como Venezuela, se nos está consumiendo en vida. Este país está perdiendo peso, y no podemos permitir que pierda más peso. Los venezolanos que vimos morir a Franklin Brito, somos los mismos que estamos viendo morir a Venezuela. No podemos permitir que dobleguen nuestros espíritus y nos arrebaten la libertad en nombre de una malsana revolución. Pongamos nuestra pasión, tal como la puso Franklin, en la defensa de nuestros ideales. La patria no nos perdonará haberla dejado desfallecer.

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