Por estos días se están cumpliendo siete años del paro cívico petrolero. Ese diciembre de 2002 marcó tristemente el principio del fin de Petróleos de Venezuela. La debacle de la estatal petrolera de Venezuela, no sólo fue sellada con la descapitalización del excelente recurso humano, tras el despido injustificado (o justificado por motivos políticos) de más de 20.000 profesionales y técnicos forjados en el campo petrolero. En la rodada de PDVSA, también influyó el que estos profesionales y técnicos especializados y altamente capacitados fueran sustituidos en su mayoría por un personal que exhibía como su mejor aval el carnet del partido de Gobierno o la carta de recomendación de alguno de los privilegiados del chavismo. Y, por sobre todo, la destrucción de PDVSA fue marcada por el cambio de objetivos, al pasar de ser una empresa petrolera que produce y exporta crudo, a ser una subsidiaria de la revolución chavista y benefactora de cuanto programa proselitista se le ocurriera a Chávez. Siete años después de haberse iniciado la debacle de PDVSA, las consecuencias saltan a la vista. Hoy, según informa la OPEP, PDVSA sólo estaría produciendo 2,15 millones de b/d de petróleo crudo. Otro gallo cantaría si la PDVSA que dirige Rafael Ramírez, bajo el mando presidencial, se hubiera fijado como meta mantener al menos el nivel de producción de 1998 (3,5 millones de b/d) durante todos estos años. Más aún, si se tomase en cuenta la producción adicional que aportan las contratistas de servicio y las asociaciones estratégicas de la Faja Petrolífera del Orinoco, la producción estaría en 4,5 millones de b/d, más del doble de lo que certifica la OPEP. Y esto no es lo peor.Un hecho aún más grave que éste, es que a PDVSA la convirtieron en una caja negra politizada, ineficiente, corrupta, que ya ni siquiera cubre sus gastos operativos, ni mucho menos honra sus compromisos con sus proveedores y contratistas.Los estados financieros (auditados y no auditados) publicados por PDVSA develan que la estatal está en crisis de caja. Según analistas, esto ha servido de resonancia en otros frentes. Por ejemplo, se dice que ello podría explicar, entre otras razones, la toma de las 96 contratistas de PDVSA en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo y el Oriente del país, realizada en mayo de este año. Se informa, que el origen de la toma fue la deuda por $5.000 millones que mantenía PDVSA con esas contratistas. La lógica "revolucionaria" es que al pasar esas empresas a manos de PDVSA la deuda desapareció de un solo soplo.Esos analistas sostienen que esta "genial" estrategia se habría replicado este mes con la intervención de los cuatro bancos del Grupo Bolívar, del boliburgués Ricardo Fernández Barrueco. Afirman que PDVSA adeudaba Bs.F.1,6 millardos a las diferentes empresas de Fernández Barrueco, y no tenía con qué pagarle. Así la solución más fácil fue intervenir sus bancos y, de retruque, expropiar sus empresas para desaparecer las deudas. Los daños "colaterales", como una eventual y dañina desconfianza al sistema bancario, o la desesperación de los ahorristas pareciera que no pasaron por la mente de los "geniales" estrategas del Gobierno.. Disponible en inglés en: www.veneconomy.com a partir de las 4:00 p.m.
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