jueves, 9 de julio de 2009

Frijoles, entremés antes del gran plato de… caca


Por: E. Bruzual - Los cubanos conocen bien las campañas castristas para inducir el consumo de algún producto. Esto por la incapacidad del régimen de suministrar variedad de alimentos y otros productos y justificar, bien el racionamiento o bien la escasez o la simple ausencia total de comida o enseres. Lo mismo está sucediendo en Chavezuela. El militarote copió un modelo de fracaso y barbarie y estamos aquí viviendo lo mismo que por medio siglo han vivido los cubanos. El déspota aparece en televisión diciéndo que ¡Coman frijol! Y esto me recuerda la Cuba secuestrada por los Castro. Me contaba un amigo cubano, que cuando no había producción de huevos, aparecía Castro pontificando sobre lo dañino que era comer huevos. Cual experto, daba una clase sobre el daño que los huevos causaban y como aumentaban el colesterol y los riesgos de cardiopatías… Esto se acompañaba de inmediato con una campaña por la única televisora, por el único periódico y por las únicas radios permitidas, sobre las inconveniencias de la ingesta de huevos… Así, la escasez y la falta de productividad de una farsa mal llamada revolución quedaba sustituida por la maravillosa prevención del tirano para no darle a “Su amado pueblo” alimentos dañinos. Cuando por alguna suerte, aparecían huevos, sin el menor rubor, volvía el tirano a la pantalla a ordenarle a su “Amado pueblo” que comiera huevo, que ingerir huevos era una maravilla y que era un invento capitalista y explotador decir que elevaban el colesterol y los riesgos cardíacos. Si había muchos, mandaba a comerse hasta seis diarios, no importándole los horrores que le había endilgado a los pobres huevos días antes. Igualito, nuestro copión tiranillo bananero venezolano sale a mandar a comer frijol o lo que aún quede en la despensa nacional. La misma intensidad que utilizan el déspota venezolano y sus esbirros para satanizar a la oposición, la utilizan desde hace unos días para la campañita del frijol y sus milagros que están colocando tanto en las televisoras dominadas, como en las independientes a las que obligan a transmitir gratuitamente la propaganda y mentiras del militarte transformado ahora en consejero dietista. ¡Ojo pelao! Seguramente el cuento de consumir productos producidos en Venezuela, es la antesala para imponer la cartilla de racionamiento. Dice a la gente que no consuman alimentos importados, pero la verdad es que ya no llegan muchos alimentos importados porque Hugo Chequera está cada vez más arruinado. Venezuela fue asaltada para enriquecerse él, su augusta familia, sus acólitos y sus felicitadores nacionales e internacionales. Ya no es bueno el pollo brasilero, la carne Argentina, las papas colombianas y todo lo que hasta hace poco comíamos porque a muchos hipócritas venezolanos y a mucho chulo cubano le interesó importar más y más para enriquecerse antes que incentivar la agricultura y la industria agroalimentaria venezolana. El botín merma. Las arcas están peladas y Chávez necesita –como su amo Castro- decirle a la gente que coma mas frijol mientras los encamina a comer de lo que pica el pollo (mierda) la cual, tampoco alcanzará para todos y será objeto de racionamiento. Este pillo desatado, capaz de mentir sin sonrojo, dice que Venezuela es un país importador de alimentos y que su gobierno intenta estimular la oferta nacional de elementos de la cesta básica siguiendo un modelo de producción socialista. ¿Lo dice precisamente quien quiebra a los empresarios? ¿Quién toma por asalto fincas e industrias convirtiéndolas en despojos? El militarote como si no conociéramos la realidad asegura: “Azúcar refinada, la mejor de este planeta”. Escuela castrocomunista donde Cuba pasó de gran productor de azúcar a gran productor de jineteras (Prostitutas). Ya puso la mira sobre el trigo. En breve no habrá ni para remedio un poco de harina de trigo. Ya habla de “Otro pan”, y conocemos cual será. Mentiroso bandolero, truhán que se hace el loco y nada dice de la inflación que en 2008, cayó sobre los productos alimentarios y superó el 40%. Por eso monta una farsa para distraer la atención de la escasez que es ya una realidad. Se le escucha –igual que al tiranosaurio cubano del que es su clon- decir: “Si usted quiere que su muchacho hable más rápido, corra más rápido, y sea más inteligente, dele frijol, compadre, pero frijol del bueno, frijol venezolano”. La gran verdad es que si queremos que nuestros muchachos –mujeres y hombres- se prostituyan más rápido, se hagan jineteros (as) más rápido, cómanse los cuentos de este miserable e ignorante tropero traidor.

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