Magda Mascioli G. - Realmente estos últimos años no han sido fáciles, y qué decir de los últimos días. Es difícil cuando uno se entera de cosas sin esperarlo, sin suponerlo, sin preguntarlo. La reacción es extraña. Por un lado la razón dice que está bien, que son variables que uno no puede manejar, que cada quien decide lo que quiere hacer, al igual que uno lo hace, y que a estas alturas el pensar en lo que sucedió y cómo sucedió, realmente no sirve de nada y que hay que olvidar. Se convence uno de las razones válidas que a uno lo movieron aun cuando paralelamente a eso, muy dentro, en ese sitio que nunca se definir bien, ese lugar que está dentro de uno pero al mismo tiempo tan lejos de la parte corporal, se alberga un sentimiento que solo puedo reconocer como doloroso. Ese sentimiento indica que muy probablemente, si hubiera uno tenido en las manos informaciones que no tuvo, quizás las decisiones hubieran sido otras, o probablemente las mismas, pero más a conciencia. Ese mismo sentimiento, muy a mi pesar, clava una minúscula espina en el corazón que hace aparecer el fantasma de una falsa razón como motor de toma de decisiones. Es ver aparecer un hálito de vergüenza al suponer que a lo mejor uno no es más que un tonto útil para nada. Y aunque hasta a mí me parece ridícula la comparación porque no tiene nada que ver una cosa con la otra, es lo mismo que cuando alguien querido no lo recuerda a uno en Navidad, en Año Nuevo o en el cumpleaños. No es que importe lo que uno no recibe, lo que importan son las mentiras que explican el olvido o la decisión de no recordarlo a uno. Y no importa el recuerdo para otros, porque uno también tiene recuerdos para otros... lo que importa en realidad, es el olvido como regalo para uno. No se. En estos momentos, muy a mi pesar, me encuentro con que probablemente no estuvo todo lo que era, ni era todo lo que estuvo. De todos modos, ya nada se puede cambiar, solo alejarse para dejar reposar el corazón de otros y el propio. Ya Dios pondrá las cosas en su lugar y entonces podré seguir mi camino, al que por cierto ya no le quedan muchos km. por recorrer. ¿Razón o sentido de este escrito? se preguntará quien lo lea. No lo se. Probablemente ninguno. A lo mejor alguno. De todos modos, cuando uno es solo un tonto útil para nada, poco importa.
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