jueves, 16 de abril de 2009

Entre el caos y la anarquía


La promoción del caos es una de las mejores tácticas del Gobierno de Hugo Chávez en su avanzada neocomunista.Chávez crea, propicia, promueve y se regodea del caos. Como pescador en río revuelto, el mandatario venezolano saca provecho del caos que el mismo originó, logrando siempre concentrar y consolidar cada vez más su poder unipersonal (léase totalitarismo) .Para ilustrar basta enumerar una lista corta de hechos y realidades:Enfrentado en noviembre de 2008 a su segunda derrota electoral, tras perder algunos estados y municipios, ha creado toda una tramoya legal y toda una campaña desestabilizadora y de descrédito para amedrentar a los gobernantes de la oposición legítimamente electos. Con ello busca también concentrar poder y capacidad de decisión sobre las regiones.Los extremos de esta avanzada dictatorial contra las regiones se sintetizan en: 1) La Ley sobre la Organización y Régimen del Distrito Capital, ya promulgada, que, de facto despoja a la Alcaldía Mayor de recursos económicos, de sus oficinas y de casi todas las competencias de gobierno que constitucionalmente le corresponden. 2) La Ley de Ordenamiento del Territorio que restará a discreción presidencial potestades a los gobernadores de los estados y les colocará sobre sus cabezas a jefes de gobierno designados a dedo. 3) Los dos decretos presidenciales que arrebataron puertos, aeropuertos, carreteras, puentes y peajes a las gobernaciones, para adjudicárselos a la brava al poder central.Estas leyes y decretos sólo sirven para crear mayor anarquía, crisis de autoridad y deterioro de las instituciones, con lo cual los que pierden son los ciudadanos. Para muestra de ello, basta citar: el desamparo laboral en que han quedado los trabajadores de la Alcaldía Metropolitana , la pérdida de transporte público de los vecinos de El Hatillo, los pacientes a la deriva de los ambulatorios del estado Miranda confiscados por el Gobierno a punta de las armas de la Guardia Nacional , o el abandono por parte de PDVAL de productos perecederos en Puerto Cabello, hoy en estado de putrefacción.Pero, el caos no sólo se concreta en lo político, también alcanza:A la administració n de justicia y, por ende, a la seguridad de la población. Ejemplo de ello es la nueva Ley Orgánica del Sistema de Justicia que erradica toda meritocracia e independencia de los jueces de la República.A lo económico, evidenciado en la inoperancia planificada de Cadivi, para controlar la actividad privada. Y más recientemente, la promulgación de Ley de Administració n Financiera que le da poder omnímodo a Chávez para endeudar al país cuando le venga en gana a través de los entes autónomos del Estado. Esto creará un despelote fiscal no visto desde los tiempos de Jaime Lusinchi y una corrupción generalizada jamás vista.E incluso, a las relaciones internacionales, tal como está haciendo este jueves en la Reunión del Alba, donde para contrarrestar su declive está aglutinando un bloque para sabotear la Cumbre de las Américas de este fin de semana en Trinidad y Tobago.Lo peor de esta táctica del caos, es que resta capacidad de reacción a la población y a los factores de presión de la sociedad. Una inacción que se agrava con el individualismo, la desarticulació n y la anarquía que impera en los sectores democráticos organizados del país, llámense éstos, Fedecámaras, CTV, gremios profesionales o partidos políticos.

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