lunes, 11 de agosto de 2008

Las andanzas de Lula


Por: Rafael Guarin - Lo que faltaba. La información del computador de Reyes revelada la semana pasada compromete al gobierno brasileño con las FARC. Hasta ahora se había querido mantener en secreto probablemente para no abrir otro frente de tensión. A pesar que la presentación de la noticia deja el sabor de que Uribe le quiere dar un trato preferente a Lula, no se puede obviar la gravedad de la situación: demuestra hasta donde progresó el trabajo ''diplomático' ' fariano y ratifica que tuvieron una generosa receptividad en la región. La guerrilla ha trabajado al lado de los comunistas y sectores radicales de la izquierda brasileña durante muchos años. Con organizaciones políticas de izquierda como el Partido de los Trabajadores y el Partido Comunista de Cuba fundaron en 1990 el Foro de Sao Paulo, una iniciativa del propio Lula y de Fidel Castro. Como lo recuerda Alejandro Peña Esclusa , experto en este tema, desde 1990 hasta el año 2008 ''las FARC han sido invitadas a cada uno de los catorce encuentros del Foro'' y pertenecen a su directiva. Es tan viva su presencia que hace tres meses Daniel Ortega convirtió en un homenaje a Manuel Marulanda la clausura de su XIV edición. Con esa vieja afinidad revolucionaria es natural que la elección en 2002 de Lula fuera la oportunidad de establecer relaciones con el gobierno de Brasil y contaran con los contactos necesarios para penetrar diferentes escalones del aparato estatal. Finalmente, se trataba de avanzar en la búsqueda de la añorada beligerancia contemplada en su plan estratégico y de aprovechar las contradicciones entre el modelo Uribe y la visión de Lula. Así el gobierno brasileño niegue esos vínculos y califique de irrelevante el caso, lo cierto es que quedó desnuda la simulación que caracteriza su política hacia Colombia. Lo perjudicial es que esa actitud estimula a la guerrilla para prolongar la violencia y ha llegado al extremo de traducirse en solidaridad con los terroristas. Por ejemplo, en 2005 fue capturado en ese país el cura Camilo, una especie de embajador, muy cercano a la cúpula guerrillera. Su extradición la negó el Tribunal Supremo de Justicia y en cambio lo premió con el carácter de refugiado político. Uno de los emails de Reyes registra la complacencia de Lula con esa decisión. Pero no es el único caso. El mismo estatus le otorgaron a dos miembros del Movimiento Patria Libre vinculados con las FARC y que fueron condenados por la justicia paraguaya por participar en un secuestro. Por otro lado, en los pasillos de las cancillerías se comenta, desde hace tiempo, que el principal asesor de Lula, Marco Aurelio García, mantiene interlocución permanente y estrecha con las FARC. García fue uno de los protagonistas de la comedia montada por Hugo Chávez bajo el nombre de Operación Emmanuel, junto con el mensajero del gobierno ecuatoriano ante la guerrilla, el ministro Gus tavo Larrea. Cuando la escenografía se vino abajo, compartiendo la equivocada idea de que el obstáculo para la liberación de los secuestrados era el gobierno colombiano, manifestó estar de acuerdo con una operación clandestina. Es decir, a espaldas de Uribe. En Brasil, además, los seguidores de Marulanda actúan impunemente a través del capítulo Luiz Carlos Prestes de la Coordinadora Continental Bolivariana. El 6 de marzo pasado marcharon con pancartas alusivas a la muerte de Reyes e hicieron apología de su "lucha''. Estos antecedentes y la conexión de la guerrilla con el bloque liderado por Chávez explican en gran parte la reticencia de la región a calificar a la guerrilla como organización terrorista. También el silencio en el seno de la OEA frente a las denuncias hechas contra el presidente nicaragüense por apoyar a las FARC y la negativa a aplicar las resoluciones que obligan a los Estados a combatir eso tipo de aparatos criminales. Al igual que en la comunidad internacional no debe existir un doble discurso frente al crimen, tampoco Uribe puede tenerlo frente a los cómplices del terrorismo. Si bien la información hasta ahora divulgada no involucra a Lula al mismo nivel que Chávez o Correa, no hay grados de responsabilidad cuando se trata de contubernios de gobiernos o de funcionarios con organizaciones dedicadas al narcotráfico y a cometer crímenes de lesa humanidad. Tan grave es que Rodríguez Chacín haga de soporte de las FARC en Venezuela como que Marco Aurelio García participe en su juego. La OEA debió avocar hace tiempo el tema. Lamentablemente, la mediocridad sin límites de la gestión de Insulza junto a la diplomacia petrolera de Chávez en la región y la cobardía de los gobiernos involucrados han neutralizado esa posibilidad. ¿Tendremos que esperar otra vez que escale la crisis?

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