Por: Willmer Chiquín Sánchez - “El talento sin probidad es un azote”- Simón Bolívar - Papá, Te escribo a ti y a todos mis Queridos Hermanos, en un intento de explicarme a mí mismo lo que está ocurriendo en nuestro país. Quizás al escribirte pueda yo entender también el maremagno en que han convertido a Venezuela quienes se proclaman sus salvadores. Por un lado, tenemos a un lunático mesiánico que se cree la re-encarnación de Bolívar y solo llega a remedo de Cipriano Castro, a cuya época política ha hecho retroceder a nuestra Patria, una mezcla de dios Jano con las dos caras mirando al pasado, Poseidón que en lugar de tridente solo exhibe en su mano un vulgar tenedor, y Júpiter tronante, pero en lugar de rayos, sólo débiles chispazos salen, no de sus ojos, que no tienen vida, sino de una boca nunca educada para hablar. Un “líder” que no ha demostrado disciplina en su propia vida, no puede regular la vida de una nación. Platón decía que solo militares virtuosos, y no políticos, debían regir los destinos de sus países, pues ellos sabían el costo real de una guerra. Pero hay escasez de virtud en estos días, viejo. En resumen, este necio compulsivo está empeñado en llevarnos a una época de atraso ya superada por Venezuela hace un siglo, y proclama avanzar hacia un futuro que solo es promisorio para él y para quienes le han vendido voluntades, pudores y conciencias. Pero si el problema de Venezuela se concentrara sólo en un patán como el que nos ha tocado padecer, no estaríamos tan mal. El problema es que la alternativa que algunos nos ofrecen es otra vuelta al pasado, un pasado del que estamos hastiados y que provocó que el aspirante a dictador llegara al poder. Cual flautista de Hamelin, el comediante en jefe arrastró a masas de inconformes con la democracia hasta llevarlos al borde del abismo donde estamos hoy, y a diferencia de aquel cuento, en éste la rata es quien sopla la flauta. Por otra parte, algunos quieren convencernos de que la única disyuntiva es elegir entre la tiranía de un lunático desfasado y un régimen de “conchupancias estratégicas”. Nos quieren convencer que es mejor tener demócratas corruptos que tiranos corruptos dirigiendo los destinos de la Patria. Te explico, a ver si yo mismo me entiendo: el liderazgo, y consecuente candidatura, de la oposición es un trofeo que persigue, por una parte, un connotado aprendiz de Maquiavelo, participante en cuanto chanchullo político hubo los últimos 15 años y que se quiere “colar entre los palos”, a la calladita, hasta parecer indispensable para la solución de cualquier conflicto. Ya defenestró a quien le hacía sombra en su propio partido, para así quedarse como único “galán de la novela”. Otro “salvador” se desgarra las vestiduras por la democracia, olvidando que hace apenas seis años encabezaba manifestaciones revoltosas, exhibiendo una .45 al cinto, y que hace once años se apropió de armas robadas al ejército y las repartió entre delincuentes de las zonas pobres de Caracas para que se sublevaran contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez.- A veces me pregunto qué pasaría si aquel Teniente Bracamonte hablara. Sobre todos ellos se quiere imponer otra figura del pasado, que nos grita que es el “mesías” anunciado y que porta su ego como estandarte, su vanidad como ambición y su tozudez como virtud. Alguien que no ha aportado su esfuerzo en más de un año de funcionamiento de la Coordinadora Democrática , y que ahora critica las actuaciones de ésta. Un “mesías” que no ha cometido errores, simplemente porque no ha actuado. Así cualquiera es perfecto, digo yo. Y nos quieren convencer que no hay más alternativas! Ante ellos, atrapados por el torbellino de sucesos, hay hombres honestos amarrados de pies y manos, con mucha buena intención y poco campo de maniobra. Hombres buenos que luchan por un espacio propio y un sano liderazgo, no supeditado a la voluntad de los hacedores de “negocios políticos”, esos que llenan bolsillos y acallan conciencias. Hombres que hablan con cordura y sensatez y que estorban por igual a los necios revolucionarios y a los politiqueros de oficio. En la acera de enfrente, y contemplando el deprimente show, hay un pueblo que se ha dejado llevar por los “líderes” y que hoy se siente defraudado, desanimado y casi resignado a un destino totalitario que creen inevitable. Un pueblo que asistió a cuanta manifestación fue convocado, que aportó los muertos que fueron luego mostrados como trofeos de guerra por los extremistas de ambos bandos. Que paró sus actividades 62 días para encontrarse que luego del paro las cosas estaban peor que antes de él. Un pueblo que no está influido por el odio a nadie, sino por el amor a su Patria, que trabaja para darles un futuro digno a sus hijos, y que cada día es abrumado por los mensajes apocalípticos de extremistas de lado y lado. Hay dos Venezuelas irreconciliables, viejo. Y en el medio de ellas, la mayoría de los hijos de Bolívar comienzan a perder el rumbo de la racionalidad. A quienes osan decir que no quieren dictadura, pero tampoco quieren que vuelva la corrupción rampante, se les tilda de utópicos, soñadores e ilusos. Viejo, tú conociste aquellas palabras que han conocido todos mis Queridos Hermanos: “Luchar contra la tiranía, AHORA Y SIEMPRE!!”. Tú conociste la frase de Bolívar que encabeza esta carta. Tu me enseñaste que la virtud debe ser el compás que mida nuestros actos, y que guíe al conocimiento hacia el bien común. Hoy tenemos que gritar nuestra verdad, aunque nos llamen ilusos soñadores. No es el odio el material que debemos usar para construir una Venezuela mejor. La cura contra la dictadura no es la corruptela. Volver al pasado sería criminal. Verdades sencillas que hoy parecen utopías. Termino esta carta tan confundido como la empecé, viejo. Ojalá tu sabiduría y tus enseñanzas iluminen mi razón, al tiempo que iluminan a todos mis Queridos Hermanos. Pido a mis Queridos Hermanos que den un paso al frente y dejen oír la voz de la razón entre tanta locura. Ojalá la sensatez impere entre tanto llamado al extremismo. Ojalá mis Queridos Hermanos abandonen la concha cómoda, protectora y aislante de la contemplación y se involucren en el destino de nuestra Patria. Porque en Venezuela todos somos hermanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su Comentario