lunes, 3 de marzo de 2008

Rescatemos a PDVSA porque ya no es nuestra


Por: Petit Da Costa - Haz valer tu condición de copropietario del petróleo. En todo el país, en cada barrio, urbanización o aldea, toma la iniciativa de reunir a los condueños del petróleo como tú e invítalos a constituirse, ahora y para siempre, en asamblea de copropietarios del petróleo y en tal condición deliberar sobre la situación de PDVSA y decidir si tú y los demás copropietarios como tú esperan la quiebra o piden la renuncia a los responsables del desastre, de Chávez para abajo. Es hora de actuar. Del petróleo vivimos todos los venezolanos. Y el petróleo nos pertenece a todos. ¿Qué hacemos cuando nuestra vida y nuestro bienestar dependen de algo, que por ello es para nosotros vital? Apartamos todo para estar pendiente de lo que suceda con aquello de lo cual depende nuestra existencia y nuestro bienestar. ¿Qué hacemos cuando tenemos algo valioso que nos pertenece? Lo cuidamos para no perderlo. Estamos vigilantes para que no nos despojen de nuestra pertenencia, porque “quien tiene su tienda, que la atienda, sino que la venda”. Esto tan elemental no lo practicamos los venezolanos en materia petrolera. Hemos cometido el gravísimo error de dejar lo nuestro en manos de una camarilla, con el pretexto de que ellos son los que saben de petróleo. ¿Sabe acaso Chávez de petróleo? Sin duda, no. Es más ignorante que todos nosotros juntos. Y, sin embargo, es el que administra la industria petrolera y toma las decisiones transcendentales, apropiándose indebidamente de lo que no es suyo sino de todos nosotros. Desde luego, por su ignorancia comete una sarta de disparates mayúsculos, primero de ellos: escoger ineptos y corruptos para dirigir la industria, que es nuestra y no de él, exigiéndole a estos señores que bailen al son que les toque y digan amén a cuanta extravagancia se le ocurra, añadiendo ellos las suyas propias derivadas de su impericia y de su codicia. Veamos las consecuencias funestas de haber dejado que esto suceda. PDVSA está al borde de la quiebra - La empresa debe a sus acreedores la cantidad de 16 mil millones de dólares. Esta es la deuda líquida. ¿Está en capacidad de pagarla? Pareciera que no, porque acaba de refinanciar el préstamo del Banco Paribas por 1,500 millones de dólares. Si optó por la refinanciación, en lugar de pagar vista la carga onerosa de la deuda total y el precio elevado del petróleo, debemos deducir que carecía de liquidez para cancelar esta obligación. Inadmisible que esto suceda cuando el petróleo se cotiza en cien dólares (US$ 100). Agrava la situación el pago de indemnizaciones a las petroleras extranjeras con quienes tenía contratos de asociación estratégica. Algunas de estas indemnizaciones no son líquidas todavía; por ejemplo, se ignora a cuánto será condenada en el caso de la Exxon-Mobil. Hasta ahora sólo conocemos el monto de la medida cautelar para asegurar el pago: 12 mil millones de dólares. Supóngase que la condena sea por la mitad: 6 mil millones de dólares, entonces la deuda de PDVSA ascendería a 22 mil millones de dólares. A esto habría que agregar las indemnizaciones ya pactadas y la indeterminada que reclama Conoco-Phillips. A lo anterior sumemos los pasivos laborales correspondientes a las prestaciones sociales de los 22.000 trabajadores despedidos en 2003, cuyo monto aumenta cada día que pasa por el ajuste por inflación (indexación). Para esta fecha podría calcularse en 11.000 millones de dólares, con un promedio de 1. 075 millones bolívares por trabajador. La situación se torna crítica por las circunstancias siguientes. La producción de petróleo va en decadencia, apenas 2 millones 345 mil barriles diarios. Hace sesenta años éramos el segundo productor del mundo y el primer proveedor de Estados Unidos. Ahora se le ha añadido lo inexplicable: mientras Chávez se empeñaba en construir un mega-gasoducto, nos encontramos con que importamos gas porque tenemos un déficit. Mientras baja la producción de petróleo y gas, se celebran convenios de pago en especie, comida por petróleo, lo que contribuye a la iliquidez. Añadamos los préstamos en petróleo a países insolventes que jamás nos pagarán y la construcción de refinerías en países sin seguridad jurídica que seguramente terminarán nacionalizándolas sin pago de indemnización. Hay algo más: la situación apremiante de la empresa se ha pretendido resolver con ventas a futuro, lo que significa que el petróleo que produzcamos más adelante ya está vendido desde ahora y el dinero perdido. Y para completar el drama: los países consumidores entran en recesión y por ello comprarán menos petróleo. Al mismo tiempo, ensayan combustibles alternativos, lo que traería por consecuencia la pérdida de mercado. PDVSA ya no es nuestra - Si a la deuda de PDVSA le sumamos la deuda de la República nos da un total de 75 mil millones de dólares (según Giovanni Gómez) o 62 mil millones (según José Guerra). Los inversionistas han prestado este dinero tomando en cuenta la producción petrolera, ya que Venezuela no produce otra cosa, y el patrimonio de PDVSA que es lo único valioso de que dispone el país. Por este motivo podemos decir que PDVSA ya no es nuestra. Es de los acreedores. Conforme al Código Civil, su patrimonio se tiene por prenda común de sus acreedores. Está hipotecado como garantía de pago. Si queremos pagar esta inmensa deuda, aumentada irresponsablemente cuando el petróleo ha pasado de 8 dólares en 1998 a 100 en 2008, tendría cada uno de nosotros, incluyendo a los recién nacidos, menores y ancianos, que sacar de su bolsillo la cantidad de US$ 3,000, o su equivalente al cambio real de Bs. 15 millones, o según el otro cálculo: US$ 2,461, su equivalente: Bs. 12 millones 305 mil. Para mayor tragedia continúa el derroche y la corrupción que han ido acabando con la empresa durante estos nueve años. Sigue financiando la demagogia, pagando mitines y manifestaciones y entregando sumas cuantiosas a Chávez para que las regale a sus amigos Evo, Daniel, los Kirchner, Humala, Correa y sobre todo Fidel. No hay control sobre estos gastos. De allí que algunos dirigentes chavistas organicen movilizaciones de masas cada semana para quedarse con la mitad del dinero que le entregan con este fin. La impunidad de los corruptos explica el descaro de los “maletinazos” que viajan a diestra y siniestra. Actuemos de inmediato - Los corruptos están raspando la olla. Nos dejarán los escombros de PDVSA si no actuamos de inmediato. Si PDVSA es de la República y la República somos nosotros, el pueblo de Venezuela, te digo a ti que me estás leyendo: haz valer tu condición de copropietario del petróleo. En todo el país, en cada barrio, urbanización o aldea, toma la iniciativa de reunir a los condueños del petróleo como tú e invítalos a constituirse, ahora y para siempre, en asamblea de copropietarios del petróleo y en tal condición deliberar sobre la situación de PDVSA y decidir si tú y los demás copropietarios como tú esperan la quiebra o piden la renuncia a los responsables del desastre, de Chávez para abajo. Es hora de actuar.

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