lunes, 10 de marzo de 2008
Plan Colombia vs. Bolivarianismo
Por: Blanca Garrido y Alberto Garrido
Si quieres la paz, prepárate para la Guerra - Bush, con la justificación de la guerra contra el terrorismo, ha desencadenado una guerra de carácter global. Esta guerra se proyecta a nivel mundial con un poderío militar sobresaliente frente a sus enemigos, quienes han buscado formas inesperadas en el campo militar para la confrontación de este poderío militar, estas formas poco convencionales y de resistencia que han sido bautizadas en materia bélica como las guerras de cuarta generación o guerras asimétricas. La globalización militar estadounidense se enmarca en tres objetivos fundamentales para la conquista y garantía de la potencia mundial del norte. El primer objetivo es la guerra total prolongada hasta derrotar el terrorismo, el segundo objetivo es el dominio sobre nuevas fuentes de petróleo para su suministro y consumo, y el tercero y último es la creación de un nuevo orden global unipolar y hegemónico. En el libro “Chávez, Plan Andino y Guerra Asimétrica” del analista Alberto Garrido, ya se había hecho mención a las opiniones de expertos norteamericanos, en una hipótesis de confrontación con la revolución bolivariana, donde cuya cabeza principal y objetivo es Hugo Chávez, presidente de Venezuela. En dicha obra se cita al ciudadano americano y experto en temas de terrorismo y narcotráfico, el general Barry McCaffrey, ex zar anti drogas, acerca de qué hacer en caso de un crecimiento o expansión de la revolución bolivariana en el continente americano. McCaffrey, para ese entonces, había adelantado en algunas declaraciones que: “pese a que había que repensar las relaciones petroleras con Venezuela, no era conveniente (por ahora) globalizar la guerra enfrentando a enemigos políticos de los EEUU” que, a su parecer, serían: Corea del Norte, Venezuela, Siria, Irán o Cuba. Hoy día para McCaffrey, Venezuela se encuentra en esa lista llamada por Washington “eje del mal”. El Comando Sur, a través de su representante para ese entonces, el General Hill, encontró la formula teórica para enfrentar a Chávez: “El populismo radical”, que no necesita pasar por las consideraciones burocráticas de la OEA ni conformar el caso necesario para declarar al gobierno de Venezuela propiciador del terrorismo. La valoración de Hill fue corroborada por su sucesor, Bantz Craddock, quien declaró: “la corrupción y el populismo radical amenazan en Latinoamérica y la influencia de Venezuela entre sus vecinos esta generando una situación desestabilizadora que representa un peligro para el hemisferio”. (El Nuevo Herald, 13-6-2005). Chávez, en una entrevista publicada por la revista chilena Punto Final (http://www. aporrea.org/ actualidad/ a16986.html) , titulada: ¿Dónde va Chávez?, hace mención a un punto muy importante y es la guerra de emancipación bolivariana. Tal como lo expone el presidente Chávez, la “guerra de emancipación bolivariana” ha sido concebida como continental, enmarcada en el sueño de Bolívar y la emancipación de los pueblos bolivarianos. Por eso Chávez afirma que existe la posibilidad de que esta guerra no sea única y exclusiva de Venezuela, sino que estén otros actores que forman parte del continente americano, que participarán en la misma o se harán solidarios en sus declaraciones. En la hipótesis planteada por Alberto Garrido, si llegara a producirse la anunciada invasión estadounidense (de manera directa o por extensión del Plan Colombia II o Plan Colombo-Andino) , Chávez tendría que abandonar el poder formal (El Estado), para convertirse en el jefe de la Revolución, entonces transmutada en resistencia, definida dentro del concepto de Defensa Integral de la Nación, donde el factor primordial es la resistencia cívico militar. El arma que se utilizará como principal instrumento de vulnerabilidad en el enemigo será el petróleo. La estrategia principal que llevará acabo la jefatura del Estado tiene el propósito de comprometer políticamente con la Revolución Bolivariana, en plena crisis de escasez del petróleo mundial, la posición de otros países que ven el oro negro venezolano y en el poderío de PDVSA la solución a delicados problemas en sus económicas dependendientes del petróleo y el gas boliviano (Chile, Argentina y Brasil). Tal como lo señala Garrido en su libro “Chávez, Plan Andino y Guerra Asimétrica”, donde cita la V Conferencia de Seguridad Andina, lo dicho llegó a su trecho. Es decir, lo que ya habían advertido los jefes del Comando Sur llego a su punto de operatividad en la región, “la soberanía cooperativa. En el marco de la V Conferencia de Seguridad Andina, logró establecerse un programa mínimo para operar militarmente de manera conjunta en el área andina. Craddock definió lo convenido por los jefes militares bajo el concepto de “soberanía cooperativa”. Esta reconoce que las amenazas a la seguridad de la región “son dinámicas y trascienden todas las fronteras”, por lo cual deben “mejorarse los procesos y sistemas de enfoques multinacionales” , respetando al mismo tiempo “la soberanía y las normas constitucionales de cada nación”. De acuerdo a Craddock, la “soberanía cooperativa” plantea “cerrar las grietas que explotan los elementos criminales y terroristas”, porque “los problemas cruzan fronteras y migran hacia el camino de menor resistencia”. Craddock señaló: “Si el vecindario global es seguro, entonces estaré también seguro”. Concluye Garrido, en sus apreciaciones de lo que se declaró en la V Conferencia de Seguridad Andina, que el jefe del Comando Sur remarcó que el objetivo de Washington es garantizar que la “seguridad avanzada” (preventiva) de EEUU sea respetada. La longitud del trecho que existe entre “la seguridad avanzada” y “la guerra preventiva”, en este caso andina, la decidirá Washington. De acuerdo al artículo publicado por Alberto Garrido “El Fin del Plan Colombia” para el periódico el Universal en el año 2005, cito el siguiente párrafo, en el cual distintos analistas militares nacionales aclaran para eso entonces, el panorama que se vive en la actualidad venezolana: “De acuerdo con el vicealmirante (R) Iván Carratu Molina, ex edecán de Carlos Andrés Pérez, “El concepto de guerra asimétrica en contra EEUU le permite a Chávez equiparse militarmente y plantearse una estrategia militar ofensiva hacia Colombia en un momento determinado (…). La intervención de EEUU “ocurriría a la hora de desatarse una escalada de conflicto activa de Venezuela hacia Colombia o contra otro país”. (Entrevista con Roberto Giusti, El Universal, 11-9-2005). Según palabras del inspector General de las FAN, General de división Melvin López Hidalgo, el Plan Colombia “es una amenaza latente. Nos preocupa que se trate de crear un incidente fronterizo entre ambos países para buscar excusas y aplicar la Carta Democrática, apoyándose también de la matriz de opinión según la cual estamos respaldando la subversión” (entrevista con Maria Daniela Alvarado, El Universal, 12-9-2005). Meses atrás el comandante del ejercito, Raúl Baduel, había advertido que una de las hipótesis de guerra que se manejaba en el alto mando militar era que Venezuela pasara a formar parte de la extensión de conflictos armados que se desarrollan en “países vecinos” (Plan Colombia). Para Estados Unidos es un dolor de cabeza no sólo la presencia de Chávez en el continente, sino también la de Evo Morales y Correa, nuevas figuras políticas del mapa geopolítico energético del continente. Sin Ecuador no hay Plan Colombia II, ni Plan Andino. Pero el lugar donde se revelará el factor del tiempo será la frontera colombo-venezolana. Aunque los primeros elementos de la ecuación como se han determinado- no los únicos- se encuentran en Quito o en la Paz, es cuestión de corto tiempo para que se desate el conflicto en la región: el tic tac comenzó su cuenta regresiva. El Plan Patriota, segunda alternativa del Plan Colombia, elaborado para derrotar y obligar a negociar a las FARC EP en un lapso no mayor de tres años, busca revertir agresivamente esa situación de fracaso del Plan Colombia I, donde los resultados arrojados por el mismo Comando Sur fueron negativos y no acordes a los esperados. De acuerdo a la revista Semana, para que un comandante de Brigada en Colombia reciba una medalla de orden público tiene que mostrar 150 enemigos muertos y 500 capturados. En una entrevista del comandante de las FARC EP Raúl Reyes concebida a Roberto Giusti en el periódico El Universal, luego de confirmar que “tuvimos distintos niveles de comunicación con (Chávez) antes de que fuera presidente de la Republica.” Declara que la fuerza revolucionaria a la que pertenece es ideológicamente “marxista-leninista- bolivariana”. Ante la pregunta de Giusti “¿Cómo es el Presidente Chávez?”, lanzó una respuesta contundente: “igualitos. Nosotros somos hermanos de Venezuela”. El proyecto bolivariano de América comienza entonces a diseñarse de una manera más clara como bolivariana y continental, con la Colombia insurgente (las denominadas por el Comando Sur “narcoguerrillas o terroristas”) y la Venezuela de la V Republica como posible eje de apuntalamiento de una Revolución Bolivariana que en el caso de una guerra, seria la Resistencia Bolivariana.
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