Por: Carlos Fernández y Sonia Perilla - No soy yo el que se emociona, dice el corazón. El corazón habla de los cuidados que necesita. En entrevista habla de su función vital y de sus dolencias. Pide más cuidados y no solo poemas. No hay ruptura amorosa, dicha o rabia que no cruce por el corazón. Al menos eso cree y ha creído siempre, la humanidad. Sus poetas, escritores y compositores han gastado ríos de tinta ensalzándolo, si sobran motivos para estar felices, o culpándolo por el vicio impenitente de enamorarse de quien no debe. "La verdad es que solo soy un obrero más en el organismo... Uno muy importante, pero obrero al fin y al cabo. Y aun así me achacan atributos que no tengo, como determinar el grado de bondad, tacañez, maldad, valentía, tesón o altruismo de una persona. Aclaro: nada tengo que ver con eso", dice el corazón. Y afirma que si tuviera que compararse con algo, sería con una bomba: "La encargada de manejar la hidráulica del cuerpo". ¿Cómo es eso de que usted es una bomba? - En realidad soy dos bombas hechas de músculo en una: la derecha, que recibe sangre sin oxigenar del cuerpo y la manda a los pulmones, y la izquierda, que recibe la sangre ya oxigenada de los pulmones y la manda a todo el cuerpo. Ese es mi trabajo. ¿Cómo lo hace? - Como soy un músculo, mis células se contraen y estiran al mismo tiempo. Imagine una bomba de caucho que al estirarse permite la entrada de sangre; en cierto punto esta se encoge y la expulsa. ¿Entendió? ¿Y qué hace que sus células de músculo funcionen al mismo tiempo? -Todas están ligadas a una especie de director de orquesta que las pone a bailar al mismo ritmo. Es una especie de nodo o interruptor que está conectado con el sistema nervioso. ¿Y entonces qué tiene usted que ver con las emociones? - No produzco emociones, reacciono ante ellas. Cuando usted se angustia o se preocupa, me acelero; si está calmado, yo también. ¿Y por qué lo relacionan con el amor? - Obvio: si su pareja le produce emociones fuertes, me acelero, y usted siente que palpito por ella. Pero también me acelero cuando el cuerpo pierde sangre, necesita oxígeno, tiene fiebre o está afectado por enfermedades. Sus enfermedades son las que más matan gente en el mundo. ¿Siente culpa? - Mire, hago lo que puedo, pero las personas no me ayudan. Cuando fuman, me ponen a latir más rápido; si tienen la tensión alta, tengo que hacer más fuerza; si no hacen ejercicio, no trabajo en forma eficiente (soy un músculo y necesito entrenamiento), y si comen mal, pues tapan mis ductos... Calcule. ¿Esos son los infartos? No exactamente. Para funcionar necesito oxígeno y nutrientes que me llegan con la sangre a través de dos arterias, que son las coronarias. Cuando trabajo más, cuando tengo que hacer más fuerza o cuando estos ductos se tapan, me llega muy poco de ese alimento. Eso mata mis células. Eso es un infarto. ¿Por qué es tan grave? ¿Le parece poco? ¡Lo que se murió se murió! Cuando son muchas las células afectadas, no puedo bombear la sangre al organismo, y usted bien sabe que los tejidos se mueren en minutos cuando esta no les llega. ¿De qué más se enferma? - De muchas cosas. Por ejemplo, me inflamo por infecciones (endocarditis); me estiro tanto que, como los cauchos, pierdo la fuerza para encogerme (insuficiencia cardíaca); a veces mis puertas de entrada y salida (válvulas) se vuelven muy anchas o muy estrechas, o mis células pierden el ritmo (arritmias). De qué se queja, si hay de todo en cirugía; es más, hasta pueden reemplazarlo. Por pensar así es que estamos como estamos. Todo sería más fácil si en lugar de escribirme poemas empezaran a cuidarme, y entre más temprano, mejor. Tres formas de cuidarlo - Actividad física: como el corazón es un músculo, necesita entrenarse; se puede mejorar su resistencia con media hora al día de ejercicio aeróbico: bailar, correr, patinar, nadar y caminar vigorosamente. Buena dieta: evite las grasas saturadas (o de origen animal) y prefiera las mono y poliinsaturadas; disminuya el consumo de carnes rojas y procesadas. Incluya de cuatro a cinco porciones diarias de frutas y verduras frescas. No fume: el cigarrillo es uno de los peores enemigos del corazón. Ni siquiera se exponga al humo de segunda mano de los demás.
Tomado de: http://www.gentiuno.com
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