miércoles, 14 de septiembre de 2011

El límite de la paciencia


Por: Sixto Medina - sxmed@hotmail.com - Desde el punto de vista más común es sabido que la paciencia tiene sus límites. Y, que asimismo, la invisible línea demarcadora del lugar exacto en que trastorna tan particular estado de ánimo varía según fuere la naturaleza del tema que la requiere y el humor del ser humano que debe ejercerla. En suma, es elástica…, pero en modo alguno es irrompible. Paciencia. “(Del latín patientia) Virtud que consiste en sufrir sin perturbación del ánimo los infortunios y trabajos. / Virtud cristiana que se opone a la ira. / Espera y sosiego en las cosas que se desean mucho. / Lentitud o tardanza en las cosas que se debían ejecutar prontamente”. Cualquiera de esas acepciones, incluidas en el diccionario académico, les vendría como anillo al dedo a los numerosos venezolanos a quienes se les está agotando la ídem por causa de inconvenientes y alternativas que pese a ser ajenas a su voluntad, perturban su tranquilidad. Al margen de las numerosas consideraciones llevadas y traídas durante los últimos días, la cuestión de las pinchaduras telefónicas les tiene alterada la paciencia a la mayoría de los venezolanos ¿Hasta dónde puede llegar-se preguntan-el empleo de tan solapadas y traperas zancadillas como recurso para dirimir las diferencias políticas? “No es prudente dejarse llevar por la tentación de estereotipar una situación determinada. La política no es maligna y perversa, tal como se le ha querido presentar, por causa de esas trapisondas. Toda la sociedad está impregnada de absurdas competitividades y de la utilización de bajos recursos para sacar ventajas”. Un sagaz inteligente político venezolano interpuso esa advertencia cuando su interlocutor le comentó que en su modestísimo juicio, la política había perdido sinceridad, nobleza y lealtad. “Es acertado aquel reparo. Pero lo nocivo-terció otro Antonio, al enterarse de ese diálogo- es que el ejercicio de la política es de dominio público. Los malos ejemplos en el ejercicio de esa actividad cunden por doquier, en muchas otras, quedan sumidos en la esfera de lo privado”. Irrupciones comunicacionales, por así llamarlas. Todo un tema de larga data que aún aguarda ser debatido con absoluta sinceridad y seriedad. Antonio recuerda que hace algún tiempo, un ex integrante de ese abstracto misterioso que se oculta bajo la genérica denominación de comunidad de inteligencia le confió, entre serio y risueño: “¿Pinchaduras Telefónicas? Como haberlas, las hay. Es más siempre las hubo, lo que sucede es eso, que este gobierno las utiliza para perseguir a la oposición, nos quieren condenar a vivir en el temor y la desconfianza”. En el fondo es el vacio de vida y el cúmulo de poder. Pero a la larga vemos como el fenómeno de desconexión entre el ciudadano y los actuales mecanismos institucionales de representación está produciendo sus efectos. Sólo que éstos no son negativos. Una vez más el pueblo esta acertando en la recuperación de sus ideales. Si observamos en relación a lo que hoy sucede en el país advertimos que a los ciudadanos se les está agotando la paciencia. Cuando se movilizan defendiendo sus derechos están rescatando la democracia y haciendo realidad los derechos consagrados en la Constitución.

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