Por: Elides Rojas L. - Militar y político. Jefe del Poder Ejecutivo y Presidente de la República por un bojote de años. Nacido en el interior del país. Clase baja, tirando a baja. Criado en un hogar que fundamenta la salida del piso de tierra y matas de cambur en el patio a punta de educación y grados. Recibe educación en institutos cercanos a su residencia. Prosigue su formación tomando por asalto la Capital, donde descubre su amor por las armas y los uniformes militares. Deja a un lado otras actividades donde creyó que podía ser exitoso, pero su misión como libertador del nuevo siglo lo hace retomar el camino de la gloria. Lee solo solapas de libros, escucha, conspira. Habla mal de los gobiernos, se aprovecha de los privilegios de formarse para ser militar. Fue monaguillo, vendedor de dulces, coleador, machetero, jinete y hasta conuquero. Más adelante le mete a la ingeniería, al petróleo, a las matemáticas, a la economía, a la teología, a la medicina. No obstante, se queda con la política. Después de muchas madrugadas, intenta tomar el poder por las armas. Invade Caracas acompañado de un buen número de reclutas que, según dijeron después, no sabían su misión. Va preso, pero se niega a iniciar juicio. Se respeta su decisión. Sale airoso. Recibe el perdón de las mismas personas a quienes intentará destruir años después. Se hizo buena fama de mujeriego, bebedor, fumador, trasnochador, hablador, manipulador, embustero y hasta machito de ocasión. Toma el poder luego de una muy breve carrera política pública y pronto inició el más rápido proceso de destrucción de un país que conozca la historia. Le buscó líos desde a la Iglesia hasta las más grandes naciones del mundo. Buscó guerra, pero siempre a punta de papila y saliva. Bautizó su mandato como revolucionario, aunque en verdad fue un festín de corrupción y privilegios para una cúpula. Se lanza sin contemplaciones a liderar una dictadura en la que un grupito de viejos compañeros de montoneras destacan por su hambre de plata y excelente organización de mafias y carteles. Expropia y confisca todo lo que le huela a imperio. Mete en prisión, con juicios amañados, solo apoyado en jueces de poca estatura y facilidades de pago. También usó la expulsión del país, la inhabilitación o la persecución, para deshacerse de sus adversarios. Lideró uno de los gobiernos más corruptos de la historia. Debido a su salud, minada por toda clase de excesos, viaja al exterior, desconfiando de la medicina de su país. Deja a un presidente encargado, después de una gloriosa despedida. Nunca regresó. La gran fiesta de bienvenida quedó pendiente. Por si no lo saben, hablamos de Cipriano Castro (a) El Cabito. ¿Qué creyeron?
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