viernes, 23 de septiembre de 2011

El poder post mortem


Por: Vladimiro Mujica - La posibilidad real de que la enfermedad de Chávez sea irreversible obliga a pensar en términos de una eventual transición Al girar el chavismo alrededor de un líder único, cualquier sucesión obliga a una ceremonia especial de transferencia del poder. La tentación de seguir ejerciendo el poder después de la muerte es tan grande como el poder mismo. Un ejemplo dramático de esto lo dio el Generalísimo Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios, quien intentó en las postrimerías de su vida pasar el mando al Almirante Luis Carrero Blanco y dejar organizada una transición que preservara el legado de la época franquista. Las cosas no resultaron como Franco las planeó: ETA asesinó a Carrero Blanco, y Juan Carlos se convirtió no en el Rey de la preservación del franquismo sino en uno de los líderes fundamentales del tránsito de España hacia la democracia. Franco no está sólo en esta lista: Trujillo en República Dominicana; Pinochet en Chile; Somoza en Nicaragua; Stalin en la Unión Soviética, y la dinastía familiar en Corea del Norte son ejemplos, en diversas latitudes y con distintas orientaciones políticas, de que el poder absoluto no sólo corrompe absolutamente, sino que quienes lo ejercen tratan de trascender sus propias limitaciones biológicas y entregarlo a sus herederos políticos. La posibilidad real de que la enfermedad del Presidente Hugo Chávez sea irreversible obliga a pensar en los términos de la transición que se están engendrando al interior del chavismo. Antes de continuar con el resto de mi argumentación, quiero dejar por sentado que no me incluyo en la lista de quienes le desean la muerte al presidente y que me siento conmovido por el drama personal y humano que él enfrenta. Los venezolanos tuvimos una responsabilidad sustancial, por acción o por omisión, en haber entregado el país a la aventura chavista. Pretender que eso se resuelva deseando la muerte del líder es, una vez más, jugar a simplificar los procesos históricos y sociales y a la irresponsabilidad colectiva. Yo si quiero que Chávez salga del poder pero por métodos democráticos y, si es necesario, a través de la desobediencia civil y otros métodos no violentos. Un primer elemento importante a considerar es que el chavismo es un movimiento construido alrededor de la figura del líder y que nadie más tiene la influencia ni el carisma de Chávez para asegurarse la hegemonía. Que eso es así lo vimos con toda claridad cuando se desataron todos los demonios internos al hacerse pública la enfermedad del presidente, y ello fue sin duda un catalizador importante de su apresurado retorno de La Habana. Esta condición de líder único obliga a una especial ceremonia de transferencia de mando que en rigor debería producirse mientras el líder se encuentre aún con vida y pueda designar a un Delfín ungido por el dirigente supremo para continuar encabezando la revolución bolivariana. Muchos elementos parecen apuntar a que este Delfín podría ser Nicolás Maduro, pero siguen existiendo muchas incertezas y conflictos al interior del chavismo, especialmente entre el sector más militarista y los civiles, para tener una idea clara al respecto. Otro aspecto, quizás el más importante para los venezolanos, por las implicaciones legales y constitucionales de lo que se pretende hacer, es que la operación de transferencia del mando tiene que ocurrir no solamente con Chávez vivo sino a contrapelo de la institucionalidad del país, porque Venezuela no es una monarquía donde se pueda designar al heredero. En otras palabras, el chavismo tiene que buscar un esquema en que la transferencia del liderazgo revolucionario se articule con el proceso de elección presidencial del año próximo. Algo que puede resultar muy complejo de hacer en la práctica y que puede requerir el uso de la manipulación institucional y la desestabilización del país para crear el estado de cosas necesario para un régimen de transición paraconstitucional. Todo esto por supuesto son especulaciones, pero es eso precisamente lo que corresponde hacer cuando se está en presencia de estados de mucha incertidumbre. Junto a esta dinámica posible e inquietante, discurre otra, como en universos paralelos, en la cual vamos a elecciones el año próximo, las primarias de la oposición se llevan en paz y conducen a un candidato único y el chavismo va a la justa presidencial con o sin Chávez a la cabeza. Decidir cuál de los múltiples escenarios prevalecerá, es literalmente imposible de predecir, tanto matemática como políticamente. Sin embargo, es responsabilidad del liderazgo opositor, y de la sociedad civil en general, mantenerse en un estado permanente de alerta frente a los intentos paraconstitucionales de perpetuarse en el control del poder, provenientes de quienes se sienten los amos del país.

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