jueves, 23 de junio de 2011

Decires memorables


Por: Rubén Monasterios - La aparición del libro Evadas, recopilación de las frases memorables de Evo Morales, incorpora al mandatario boliviano al cuadro de autócratas cuyo pensamiento ha sido consignado en obras destinadas a ser el sagrado Corán de sus seguidores. Viene a lugar recordar algunos de los más notables entre ellos, comenzando por Hitler con Mi lucha; otros son Mao con su Libro Rojo, Gadafi, autor de El Libro Verde; Kim Il Sung, declarado a su muerte “Presidente Eterno” por la Asamblea Popular Norcoreana, y su hijo y heredero del poder, Kim Jong-il, quien en el Pensamiento Juche le dio forma a las ideas fundacionales de la tiranía dinástica debidas a su padre. Mi lucha (originalmente en dos tomos, 1925 y 1928) es un entretejido de referencias autobiográficas y exposición de ideas políticas del autor; desde este último punto de vista, sus contenidos más relevantes son la expresión de amor apasionado por el pueblo alemán y el señalamiento de su “misión histórica”, la vocación militarista, la tesis de un partido único, el gobierno de un líder único, la supremacía de la raza aria, el antisemitismo y el anticomunismo (lo que no le impidió aliarse a Stalin en 1939). El Libro Verde consta de tres volúmenes y fue escrito entre 1975 y 1979; en una mezcla de islamismo, socialismo y nacionalismo árabe, propone en su núcleo doctrinario la Yamahiriya, una república gobernada por un autócrata mediante comités populares. Obviamente, pone acento en el militarismo y en la idea del partido único. El Libro Rojo o Libro Tesoro Rojo, publicado por primera vez en 1964, es una selección de pensamientos del Presidente Mao, recopilados por Lin Biao. La exaltación demagógica de las masas, el indoctrinamiento del pueblo como clave del control político, la idea del partido único y, naturalmente, el socialismo, están presentes en ese ícono de la China comunista y principal instrumento de la Revolución Cultural de los años sesenta; su importancia comienza a declinar con la década de los setenta y hoy en día es un gadget que venden en los kioscos para turistas; pero en su época tuvo influencia planetaria; lo pone de manifiesto el hecho de que, después de la Biblia, es el segundo libro de mayor impresión en toda la Historia, con un estimado de unos 900 millones de ejemplares. En Venezuela jugó un papel notable en el movimiento de Renovación Universitaria de los sesenta; al respecto, sería suficiente decir -acudiendo a una experiencia personal- que en la UCV tuve un profesor de Sociología Rural que lo impuso como libro de texto. El Pensamiento Juche data de 1982; su principio pivotal es una exaltación absoluta de las masas: el pueblo es el único propietario de la revolución; a su lado, sostiene el principio de independencia en pensamiento y política de las personas, pero -al parecer sin advertir la contradicción entre estos enunciados-, asimismo expone que la más importante tarea de la revolución es moldear al pueblo ideológicamente en el marco de la doctrina comunista y movilizarlo hacia una acción constructiva; con idéntica importancia en el contexto de la doctrina, el Pensamiento Juche también exige total sumisión al líder y al partido único. Siendo Venezuela un país de frágil memoria, se hace indispensable una digresión al referirnos a la dinastía que por dos generaciones ha masacrado al pueblo norcoreano y actualmente mantiene “cordiales relaciones” con el gobierno nacional. Kim Il Sung condenó durante seis años a un campo de concentración de condiciones infrahumanas, al poeta venezolano Alí Lameda (Carora, 1923-1995). Lameda, comunista de toda la vida, había sido contratado por el gobierno de Corea del Norte como traductor al castellano de la información que le interesaba difundir. El “delito” del compatriota fue haber ironizado, con acento humorístico, respecto al culto a la personalidad del tirano, en cartas privadas destinadas a sus amigos. Camaradas cubanos residentes en Pyongyang testificaron contra él al ser finalmente acusado de agente de la CIA; el sumiso al castrismo Alejo Carpentier omitió intervenir a su favor cuando Miguel Otero Silva y otros escritores venezolanos se lo pidieron. Evadas tampoco fue escrito directamente por Evo Morales, sino por uno de sus jalabolas, el poeta Alfredo Rodríguez, quien justifica su trabajo alegando que el Presidente boliviano es un pensador diez veces reconocido como doctor honoris causa por universidades del mundo. Muestras de sus contenidos han sido difundidos por los medios de comunicación; en un rápido resumen: Morales pronostica que Castro va a vivir 80 años más; el diez veces doctor honoris causa usa el término autosuicidio en cierto comentario y atribuye a la ingesta de pollo la homosexualidad masculina; sustenta que es más importante la ecología que los derechos humanos; hace alarde de su sex appeal: las mujeres lo celebran y en los pueblos por los que pasa todas quedan embarazadas, y sus barrigas dicen “Evo cumple”. (Por poco no grita a voz en cuello: “¡Prepárate, que te voy a dar lo tuyo!”). En los libros de sus colegas autócratas de diferentes dimensiones, uno lee constantes perversas como la manipulación de las masas, el dominio del pueblo mediante el control del ejército y de los poderes, la tesis del partido único, manifestaciones de delirio y megalomanía y objetivos criminales; sin embargo, para infortunio de la humanidad, son ideas más o menos estructuradas en función de un proyecto político; pero la sarta de exabruptos y necedades en las frases memorables de Morales sólo son comparables con las de Chávez; de aquí que a la compilación de sus decires en lugar de Evadas, mejor debería llamarse Guevonadas.

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