Por Alejandro Pacheco - Noticias24 - Si hay algo que se pueda decir de José Antonio Ramos Sucre, es que fue un genio, torturado por su tiempo y encerrado en sí mismo. Este genio de las letras venezolanas, prácticamente desconocido en nuestro país es, según muchos intelectuales en Europa, es uno de los grandes poetas latinoamericanos del siglo XX. Antonio Ramos Sucre, sobrino-nieto del Gran Mariscal de Ayacucho tendrá una juventud poco común, sin demasiados juegos pero con mucho latín y griego. Aprenderá el francés, inglés, italiano y alemán antes de graduarse de bachiller. El inglés, italiano, portugués, alemán, danés, sueco y sánscrito los aprenderá antes de terminar la universidad.Desde 1911 comienza a publicar en casi todas las revistas y diarios de la época, sobretodo en El Universal, donde aparecieron al menos 108 de sus poemas en prosa. La obra de este hombre solitario e introvertido, poseerá siempre dos características: una sombría oscuridad, reflejo de su propio sufrimiento y un desfase con su propio tiempo,es considerado un vanguardista, y su obra no encajará nunca dentro de las corrientes literarias de su tiempo. Habrá de afirmar este autor que el contexto artístico e intelectual venezolano es mediocre, retórico y conformista, apegado a formas estéticas degradadas.Un frecuente estado de insomnio le llevará a recorrer las calles de la ciudad en horas nocturnas. En sus textos expresa el sufrimiento que le produce su cada vez más pronunciada fatiga mental. Habrá de transcurrir casi medio siglo para que se le reconozca como uno de los poetas más originales y avanzados de siglo XX venezolano. El 13 de junio de 1930 durante un viaje diplomático en la ciudad de Ginebra sucumbe a su patológía mental y se suicida. Tal vez uno de los retratos más descarnados de este personaje lo da Leonardo Rodríguez: “Ramos Sucre vive al extremo una condición psicológica que es también cultural y social: el encierro. (…) Se pensó cautivo y se enclaustró para abrirse al mundo interior. Se sintió torturado y se flageló para sentir su cuerpo. Se encontró obligado a representar un papel y lo escribió con tinta oscurísima. (…) Fue mimético con sus sombras. Su encierro (que rima con entierro) fue la puerta de un descenso interior”.
Siga el enlace para descargar su obra completa: http://recorta.com/337a4a
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