lunes, 7 de diciembre de 2009

Un espejo de la obcecación


La Séptima Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) realizada a fines de noviembre en Ginebra, terminó de nuevo sin mayores avances en sus negociaciones. El tema más importante en la agenda de la OMC sería la Ronda de Negociaciones Comerciales lanzada en noviembre de 2001 en la ciudad de Doha, (Ronda de Doha) para reformar las reglas del comercio mundial de manera de lograr que los países en desarrollo compartan mejor sus beneficios. Estas negociaciones debían haber concluido a principios de 2005, pero dado al número de temas y su complejidad ahora no se sabe cuándo culminarán.En esta oportunidad, uno de los pocos progresos que lograron hacerse en la Conferencia Ministerial fue el que la Unión Europea estaría dando los últimos toques a un acuerdo con los productores latinoamericanos de banano. De firmarse el acuerdo a mediados de diciembre de 2009, tal como está planteado, se pondría fin a la más larga controversia comercial en la historia del GATT y se solucionaría uno de los principales temas pendientes para lograr el Acuerdo Comercial que Colombia y Perú buscan firmar con Europa.De resto, la Conferencia Ministerial fue grotescamente saboteada, primero, por grupos externos organizados en una red de movimientos que se oponen a la globalización. Éstos desde el mismo momento que se fijó la fecha de la Conferencia Ministerial, se organizaron para usarla de vitrina para exhibir sus críticas a la apertura comercial y al capitalismo. Luego, desde el momento inaugural de la Conferencia realizaron una serie de manifestaciones violentas. Entre los más virulentos de estos grupos antiglobalización se contó con la Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC), un grupo de extrema izquierda vinculado con Ignacio Ramonet, un ideólogo marcadamente contrario a la globalización.Pero, más grave aún es que la Conferencia Ministerial también fue saboteada desde dentro por un grupo de ministros de los países miembros.La India, conciente de que esas dificultades internas podían presentarse, realizó una propuesta para avanzar en otros temas que relevantes para los países en desarrollo, entre ellos: la revisión de algunos aspectos institucionales, sugerencias para mejorar la transparencia, facilitar el intercambio de información y las notificaciones. ¡Pero su esfuerzo fue en vano! Aunque el ministro de Comercio venezolano, Eduardo Samán, no asistió a la Conferencia, Venezuela, representada por un subalterno de Samán, boicoteó el documento de India, con el respaldo de sus socios habituales, Cuba, Bolivia y Nicaragua. Este pequeño pero recalcitrante grupo de ministros, a pesar de que no tiene peso específico en cuanto a comercio internacional se refiere, se impuso ante los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y el Sudeste asiático, debido a que las decisiones en la OMC se toman por consenso. Y sin presentar una propuesta alterna, ese bloque de los que "no lavan, ni prestan la batea" declaró que no respaldarían propuesta alguna para introducir reformas en el funcionamiento del sistema, destruyendo así meses de trabajo y desaprovechando una oportunidad de lograr progreso en aspectos concretos que pudieran beneficiar a los países más pobres.Esta forma de actuar no debería ser sorpresa para quienes conocen los graves estragos que esos mandatarios han impulsado en sus países y, más importante aún, debería de ser un alerta para quienes no los conocen. No en vano se dice que la política exterior es el espejo de las políticas que los gobiernos imponen a sus pueblos.
Disponible en inglés en: www.veneconomy.com a partir de las 4:00 p.m.

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