miércoles, 14 de octubre de 2009

Invasiones devastan a la Gran Sabana


Por: Natalie García - ngarcia@correodelcaroni.com - Un grupo de personas que había tomado unos terrenos en el sector Lomas de Piedra Kanaima, en el municipio Gran Sabana, fueron desalojadas por los indígenas, que aseguran defender su territorio hasta con la vida. El enfrentamiento ha traído diversos problemas, entre ellos la pelea y amenazas entre los invasores y los nativos. Los primeros dicen que luchan por su pedacito de tierra para construir sus hogares y están dispuestos a responder a los aborígenes. La Gran Sabana no sólo es amenazada por el "rustiqueo" ilegal en zonas de fragilidad ecológica, en los últimos años las invasiones de sus terrenos han representado un grave problema social y cultural, en especial en las zonas adyacentes a las comunidades indígenas que han visto crecer delante de sus ojos el contrabando de combustible y la delincuencia, que ha cobrado la vida de cuatro aborígenes. Hace un mes y medio se inició una nueva invasión en Lomas de Piedra Kanaima, un sector turístico de Santa Elena de Uairén, desde entonces los nativos han intentado por todos los medios sacar a los ocupantes, hasta que el pasado miércoles se produjo un enfrentamiento en el que llovieron piedras, gas lacrimógeno y perdigones. La "batalla campal" dejó varios heridos, dos indígenas y un efectivo de la Guardia Nacional, que fue a reprimir el desalojo y terminó caldeando aún más los ánimos de los nativos, los criollos y los extranjeros que quieren hacerse con las tierras.
En busca de un techo Unos días después de la lucha, los invasores conversaron con un equipo reporteril de este rotativo y explicaron que ellos no iniciaron el enfrentamiento, pero están dispuestos a pelear por su pedacito de tierra, porque necesitan de un lugar donde vivir y tener a resguardo sus hijos. Muchos de los "ocupantes de terrenos ociosos" como hacen llamarse, son mujeres solas con hijos y embarazadas, que además están desempleadas. Algunas, aunque señalan haberse criado en la Gran Sabana, conservan acento extranjero e intentan disimular su origen. Otros, por el contrario, hablan por la calle del medio, como Luis Giovanny Martínez, quien en medio de la entrevista admitió que vende gasolina en la frontera para ganarse la vida, y que el "negocio" ilegal da sus frutos y le permite vivir con pocas horas de trabajo. Como es evidente no todos los ocupantes de los terrenos fueron tan sinceros, y en vez de explicar cómo hacen para vivir o su procedencia, prefirieron hablar de la necesidad que los embarga y la "saña" de los indígenas pemones en su contra. Una de las ocupantes ilegales expresó que "yo decidí invadir, no invadir, ocupar un terreno porque esto era una zona de basura, parecía un baño público y si en verdad esto fuera un sitio turístico lo tuviesen limpio". Por su parte, Heneglis Martínez, quien está embarazada, afirma haber sido criada en Santa Elena de Uairén y espera que su hijo nazca allí, por eso busca un lugar donde vivir, sin pagar alquiler ni estar arrimada. Choque de sectores Itel Muñoz sostiene que tras la arremetida de los indígenas están dispuestos a todo. "Ellos quieren sangre... pero nosotros queremos un terreno para vivir. Si arremeten van a tener respuesta". Algunos de los ocupantes, quienes usaron un lenguaje grosero en contra de los indígenas y los dueños de los campamentos turísticos, tienen la tesis de que los aborígenes están siendo "pagados y utilizados" por los propietarios de los sitios de recreación, para quedarse con los terrenos y dejarlos a ellos en la calle. Enrique Marquina así lo asegura y admite que no se quedarán de manos cruzadas si se produce un nuevo choque. La polarización de los sectores es notoria, además del odio que dicen tenerse los invasores y los indígenas de la Gran Sabana, también los ocupantes arremeten en contra de los "extranjeros" pioneros del turismo en la zona, poniendo en el tapete los temas de la discriminació n y la xenofobia, nada sanos para la sociedad multicultural que habita en esta región. Alimentando la división - Los llamados "gringos" que habitan en Loma de Piedra Kanaima, no son más que tres alemanes que dejaron sus países e invirtieron todo su dinero en la Gran Sabana en campamentos turísticos ecológicos, que hoy día son reconocidos. El resto de los residentes de este sector turístico son personas venezolanas y mestizos que han contribuido con la cultura de Santa Elena de Uairén y la creación de sus instituciones locales. Por si fuera poco, los residentes de Lomas de Piedra Kanaima son personas conscientes de la necesidad de preservar el lugar, que es paso obligado para la comunidad indígena de Sampay y es reservorio de un bosque de galería y de la naciente de una de las fuentes de agua que surte al poblado con el vital líquido, de allí la importancia de su conservación y el sostenimiento de una densidad de población baja y controlada. Los indígenas pemones, como Alexis Romero, secretario general del sector 6 de Santa Elena de Uairén, afirman haber llegado a los invasores en tono conciliador, pero la actuación de la Guardia Nacional desató su furia y allí se inició el conflicto. No obstante, indicó que sólo buscan que no haya más invasiones en la zona, porque estas traen inseguridad y problemas sociales que antes no tenían en sus comunidades. Revelan los nativos que desde la llegada de las invasiones a sus sectores la delincuencia se ha incrementado, así como los atracos a plena luz del día y los asesinatos. En menos de un año cuatro hermanos indígenas han muerto, la última víctima fue una dama, a la cual violaron y mataron mientras se realizaba un evento de coleo. Tres prohibiciones - Las invasiones están prohibidas en Gran Sabana por tres figuras jurídicas, la primera un decreto presidencial del presidente Hugo Chávez, la segunda una disposición de la Gobernación del estado Bolívar, y la última por un ordenamiento municipal que data del 2006. En este se establece que "se prohíbe la ocupación de terrenos con vocación ejidal en jurisdicción de Gran Sabana sin la autorización del alcalde o el Concejo Municipal, toda ocupación que se realice en contravención de esta prohibición se considera ilegal y hecha a todo riesgo del infractor". Sin embargo, en una segunda entrega de este trabajo se demostrará cómo está siendo llevado el tema por la municipalidad y cuál es la realidad indígena ante la llegada de los vicios de la civilización, que una vez más amenaza su seguridad y cultura.

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