miércoles, 1 de julio de 2009

Los capos de la democracia (Fé de errata)


Por: Gustavo Yepes - Gentiuno - Estoy realmente impresionado. Con qué rapidez, diligencia, y contundencia actuó el sistema interamericano al momento en que un presidente fue expulsado de su cargo. ¡Hay que defender la democracia!, gritan todos los mandatarios a una sola voz. ¡Debemos reunirnos de inmediato para pronunciarnos en contra de la barbarie!, y se montan en sus aviones para mostrar al mundo su apego a la democracia. Los organismos multilaterales saltan como impulsados por un resorte y se pronuncian de inmediato. Con qué lentitud, apatía y debilidad actúa el sistema interamericano cuando un presidente arremete en contra de la democracia. ¡Él fue electo por el pueblo! ¡Él ha hecho 14 elecciones en 10 años! ¡Vamos a reunirnos para defenderlo! Y de nuevo toman sus aviones, para tumbar juntos la piñata revolucionaria y agarrar lo que puedan. Los organismos multilaterales apenas se dan por enterados. Como si la democracia sólo fuera ir a elecciones cada cierto tiempo. Democracia también es, según reza el artículo 4 de la Carta Democrática Interamericana, “…la transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad, la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública, el respeto por los derechos sociales y la libertad de expresión y de prensa”. Ataque a la democracia no sólo es atentar en contra del ejercicio de un presidente, sino también que un presidente lo haga, de forma bárbara y sistemática, en contra de cualquier funcionario opositor electo por el mismo pueblo que lo eligió a él. También es ataque a la democracia cuando un presidente embiste con todos los recursos del poder a cualquier persona o medio que no comulgue con sus ideas. También es ataque a la democracia que un presidente, ante la pérdida de una elección, le diga al pueblo soberano que esa es una “victoria de mierda”, y después desacate los resultados de dicha elección, con la conchupancia de los poderes arrodillados ante él, para hacer todo lo que la mayoría le dijo que no hiciera. También es ataque a la democracia que un presidente no le haga caso a las decisiones de la CIDH, que por cierto es un organismo subalterno de la misma OEA que con tanta diligencia defiende a ese mismo presidente. En Venezuela, el presidente electo por el pueblo, con todos los poderes incluido el electoral bajo su férreo mando, arremete sistemáticamente en contra de la democracia bajo la mirada complaciente de los otros presidentes que, o están comprados con el bien llamado excremento del diablo, o convenientemente anteponen los principios morales ante la realidad comercial que beneficia a su economía. La crisis hondureña ha demostrado que las reuniones de presidentes se asemejan a aquellas reuniones de capos, en las cuales todos se ponen de acuerdo para proteger sus intereses, repartirse el poder, y sacar el mayor beneficio posible, económico o político. Los fines que tenga, y los métodos que use cada quien, no es problema de los demás, siempre y cuando todos se beneficien. ¿Cuál es la moral?
Nota: Corrijo: el nombre de Gustavo y coloco la fuente donde fue publicado (un lapsus grandísimo el de hoy). Me disculpo con Gustavo, con Gentiuno y quienes vieron mi error y omisión. Gracias Gustavo por avisarme. Saludos.

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