martes, 15 de enero de 2008

¿Escogerán por la base o a dedo?


El deber ineludible de efectuar elecciones primarias para la escogencia de los candidatos de oposición - Petit Da Costa

Sería absurdo, políticamente inadmisible y moralmente injustificable, que mientras los candidatos del chavismo sean escogidos por la base, los candidatos de la oposición lo sean por los cogollos de los partidos cualesquiera sean los métodos de selección. La Constitución dispone que los candidatos a cargos de elección popular de las asociaciones con fines políticos, llámense partidos o movimientos, “serán seleccionados o seleccionadas en elecciones internas con participación de sus integrantes.” Esta disposición guarda coherencia con el principio de la democracia participativa y protagónica, incompatible con el viejo sistema de selección por cogollos. En la exposición de motivos se lee la intención clara del constituyente: “De esta manera, se establecen con rango constitucional limitaciones importantes a la conformación de cúpulas partidistas y a la estructuración vertical de organización política que lejos de fomentar y desarrollar la cultura y valores propios de la democracia han obstaculizado su profundización”. Al exigir la Constitución a las asociaciones políticas elecciones internas con participación de sus integrantes, resulta obvio, como lo ratifica la exposición de motivos, que debe efectuarse una elección universal. Es decir, deben efectuarse “elecciones primarias”, para una selección que puede ser directa cuando los propios militantes seleccionan a los candidatos o indirecta cuando la base escoge a sus representantes en la convención o asamblea encargada de elegir. Traducido esto en un lenguaje comprensible por simple, podríamos decir que la soberanía partidista, digamos así, reside intransferiblemente en la base del partido, formada por el universo de sus militantes o integrantes, cuya voluntad no puede ser suplantada por un cogollo o cenáculo y que, de hacerlo, incurriría en usurpación evidentemente inconstitucional. Se trata de un derecho político del cual son titulares los militantes o integrantes de los movimientos políticos. Están previstas para este año las elecciones regionales y municipales, en las cuales serán electos gobernadores, alcaldes, consejos legislativos regionales y concejos municipales. En las mismas se proponen competir dos bloques: gobierno y oposición. El bloque del gobierno ha anunciado, por boca de su jefe, que esta vez la selección no la hará él personalmente, como la venía haciendo hasta ahora en flagrante violación de la Constitución, sino que la harán los militantes de la alianza política que lo apoyan, para lo cual serán convocadas elecciones primarias. Esperemos que los militantes de esos partidos hagan cumplir la promesa, rescatando el derecho político que nunca antes le fue reconocido. El bloque de oposición no tiene un jefe. Tampoco lo conforma una alianza. Es un archipiélago de partidos, partiditos y movimientos. Por esta circunstancia le conviene remitir a elecciones primarias la selección de sus candidatos a los cargos en disputa; de lo contrario, se expone a la dispersión de votos por la división y a la abstención de quienes rechazan la escogencia por el cogollo. Pero además de convenirle tiene un imperativo moral de efectuar elecciones primarias. Este imperativo moral proviene de su propia identidad doctrinaria, por ser la alternativa democrática opuesta a la autocrática. Y también porque sería absurdo, políticamente inadmisible y moralmente injustificable, que mientras los candidatos del chavismo sean escogidos por la base, los candidatos de la oposición lo sean por los cogollos de los partidos cualesquiera sean los métodos de selección. Hay además algo particular en el bloque de oposición. No está en condiciones de ganar sin el voto de los independientes, que son mayoría. Y los independientes de oposición son verdaderamente independientes, ya que en su conjunto no simpatizan con ninguno de los partidos. Entonces parece ineludible consultar su opinión respecto a los candidatos permitiéndoles participar, como electores y también como pre-candidatos, lo que sólo puede ocurrir en una elección primaria abierta, de la cual seguramente surgirá una renovación del liderazgo. Todos deberíamos exigir la celebración de elecciones primarias para la escogencia de los candidatos de oposición. Ejerzamos presión para obligar a los partidos a efectuarla sin que valga excusa alguna.

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