lunes, 27 de mayo de 2013

Me cayó la locha...


Por: Magda Mascioli G.

A veces pasa tiempo antes de que a uno le “caiga la locha”.

Para quienes no conocen el significado de “caerle la locha”, les explico. 

Una de nuestras monedas, en Venezuela, era la locha. Dicha moneda tenía un valor de 12 céntimos y medio de un bolívar. En los años 50-60 existían las rocolas, que funcionaban con una de esas monedas. Las personas introducían en la ranura una locha y elegían la canción que querían escuchar. 

Era usual que la locha se quedara atascada, momento en el que el usuario le daba ligeros golpes a la rocola logrando así que la locha siguiera su camino, hasta que por fin la canción comenzaba a sonar. De allí la expresión “le cayó la locha”.
En el argot nuestro cuando uno dice “por fin me cayó la locha o le cayó la locha” significa no solo que uno se ha dado cuenta de algo, sino que lo ha hecho con retardo.
Bueno, aclarado eso, vayamos al punto. 

Me ha llamado la atención que ya en varias ocasiones vía twitter, se ha sacado en cara la ayuda que se le diera a los empleados petroleros cuando a consecuencia de habernos sumado a la huelga general del 2002, posteriormente,  el régimen de Hugo Chavez nos botara de nuestros trabajos. Y reitero: huelga general y NO paro petrolero porque esa huelga no la convocamos nosotros sino que nos sumamos posteriormente. 

Hay cosas que me llaman a reflexión en situaciones como estas. 

Una: en mi casa me enseñaron que cuando uno brinda ayuda a alguien, sea quien sea, lo debe hacer de corazón, razón por la que jamás y bajo ninguna circunstancia, lo debe sacar en cara posteriormente. La ayuda se agradece, si, pero también podría yo decir en descargo nuestro que nosotros no la pedimos. ¿Estaría pecando de malagradecida al decirlo? No lo creo. Simplemente estaría dando respuesta a quienes hoy lo sacan en cara.

Dos: en mi casa también me enseñaron que cuando uno brinda ayuda a alguien, sea quien sea, no lo debe hacer esperando que eso le sea retribuido por vía directa o indirecta, de ninguna forma. Porque si eso es lo que se espera, entonces eso no es ayuda; es interés, inversión, es cualquier otra cosa… pero NO ayuda. 

Tres: una persona el día viernes me dijo por twitter que las personas que el régimen botó de las estaciones de radio que cerraron NO RECIBIERON AYUDA (dicho así, en mayúsculas). A buen entendedor, pocas palabras. Lo entendí como un recordatorio claro de que a diferencia de ellos, los empleados petroleros sí la recibimos.

En efecto, los expropiados, los botados en las estaciones de radio y empresas que han cerrado, etc., no recibieron igual cobertura de los medios ni la ayuda en general. 
¿Por qué sería? ¿Sería porque fuimos 20.000 personas botadas de un solo golpe y eso impactó más? ¿Sería porque se trataba de la industria petrolera? ¿Por qué?
Reflexionando… ¡me cayó la locha! 

Y no con poca tristeza me pregunto: ¿Cuál es el único razonamiento que me queda que justifique esa realidad? ¿Que se suponía que siendo empleados de PDVSA podríamos hacer el trabajo? ¿Que se esperaba que 20.000 personas hiciéramos, SOLOS, lo que debe hacer la ciudadanía UNIDA? ¿Que muchos, quieran aceptarlo o no, no nos tenían absolutamente ningún tipo de aprecio HASTA que creyeron que nosotros les resolveríamos el problema? ¿Que se pensó que era más fácil dar unos potes de leche, ropa, comida, para que el grupito hiciera el trabajo duro para “yo no arriesgar”? 

Y me pregunto ¿Fue esa la razón por la que no se le dio a los botados de otras instancias, la misma “importancia” y  “trascendencia” que se nos diera a nosotros? Quién sabe.
Muchos, por no decir muchísimos, pensaron que mientras se quedaran callados, nada les iba a pasar. Que ellos protesten y yo los aúpo desde mi oficina. Mientras les pase a ellos, no es mi problema. 

Cuando cerraron RCTV, por ejemplo, muchos se quedaron tranquilos porque eso le pasaba a los de RCTV por X o Y, pero a nosotros no nos va a pasar. Cuando nos botaron a los de PDVSA no fueron pocos los que pensaron que como podían poner gasolina, entonces esos 20.000 no eran necesarios. Y así podría pasar todo el día. Pero no es la idea.

Lo que sí tengo muy claro es que no es a base de HEROESVALIENTES como vamos a salir de este problema gravísimo que tenemos. No es dando “ayudas” con miras a que quienes la reciben “RESUELVAN”, mientras yo sigo callada en mi puesto porque no puedo arriesgar, ni firmar, ni levantar mi voz. No es delegando la responsabilidad individual en otro para quedarse a buen resguardo... resguardo que, a la final, tal como lo hemos podido comprobar fehacientemente, ¡NO EXISTE!

No ayude si lo hace esperando que otros hagan la parte del trabajo que le corresponde porque, a la postre, quien no asume su responsabilidad, siempre termina cayendo en su propia trampa.

Lo bueno de todo esto es que por fin ¡me cayó la locha! 

Que bueno y que lástima... todo al mismo tiempo.

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