miércoles, 1 de agosto de 2012

Aries

Nombre chino:LONG
Número de orden:Quinto
Horas gobernadas:7 p.m. - 9 p.m.
Dirección del signo:Este-Sudeste
Estación y mes:Primavera - abril
Signo occidental:Aries
Elemento fijo:Madera
Tronco:Positivo


El poderoso, magnífico Dragón del mito y del folklore no termina nunca de encantar y de sobresaltar la imaginación. Es necesario reconocer que algunas de sus cualidades mágicas, ilusorias o no, caracterizan a los nacidos bajo este signo. El nativo del Dragón es magnánimo y lleno de vitalidad y fuerza. Para él, la vida es un destello de colores y está en continua actividad. Egoísta, excéntrico, dogmático, caprichoso o terriblemente exigente e irracional, nunca le faltan, sin embargo, una cola de admiradores. Orgulloso, aristocrático y extremadamente sincero, el nativo del Dragón se forma sus ideales aún de muy joven y exige la misma perfección y los mismos altísimos principios también de los demás. En China, el Dragón simboliza el Emperador o el hombre. Representa la potencia: se dice que quienes nacieron en el año del Dragón llevan el cuerno del destino. Un niño del signo Dragón tiende a asumirse pesos importantes y responsabilidades, aunque sea el más jovén de la familia. A menudo, los hijos mayores nacidos bajo el signo del Dragón se ocupan de criar a sus hermanos menores con mayor autoridad que sus padres. El Dragón es una reserva inagotable de energía. Su impetuosidad, su impulso y su fervor casi religioso pueden resplandecer como el mítico fuego que el Dragón lanza por la boca. Tiene las capacidades potenciales para realizar grandes cosas, y es una suerte, porque el Dragón ama exhibirse en gran estilo. Sin embargo, si no frena sus entusiasmos prematuros, puede quemarse y terminar en una bocanada de humo. Tiene una propensión a transformarse en un fánatico de las cosas que le interesan. Cualquier cosa que haga el Dragón, para bien o para mal, no dejará nunca de causar sensación. Es ciertamente un signo próspero y afortunado. Sin embargo, es el signo mayormente predispuesto a la megalomia. Es dificil discutir con el potente Dragón y a veces es casi imposible. Tiende a intimidar a quienes osan desafiarlo. Un dragón irritado y enojado podría ser como un lobo malvado en nuestra puerta: soplará y soplará hasta que derribará la casa. 

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