martes, 26 de junio de 2012

Se puede confrontar sin enfrentar

Magda Mascioli García - Leía hoy el artículo de Ernesto García McGregor, el cual podrá Ud. leer en este mismo post. No comparto su punto de vista hacia nosotros los venezolanos. Y no puedo estar de acuerdo porque leyendo su artículo, me doy cuenta que poco se ha entendido entonces de lo que un pueblo HARTO, como el venezolano, está exigiendo de los políticos. 

Llevar la actualidad a la simpleza de creer que los venezolanos lo que estamos pidiendo es una pelea de gallos de cuarta, de quinta o de sexta, es no solo subestimar en gran medida la inteligencia de los venezolanos, sino dejar de lado las grandes tragedias que nos ha tocado vivir durante catorce años a manos de un dictador jefe de un régimen oprobioso y miserable, y de una supuesta oposición igualmente miserable, acomodaticia y genuflexa. 

No Eduardo, la cosa no es tan simple. Los venezolanos estamos hartos del lenguaje soez, agresivo y ofensivo, venga de donde venga. Estamos cansados del atropello y la procacidad. Y no me digas que eres tú, yo y unos pocos más quienes pensamos así porque estarías cometiendo un gran error. Las personas humildes, victimas consuetudinarias de agresiones de todo tipo, son las primeras en rechazar ese tipo de lenguaje.

Hablas del supuesto impacto que causara Machado con la pantomimada oportunista que hiciera en la asamblea nacional al entablar un supuesto tú a tú con Chavez, cuando en realidad su único objetivo era conseguir votos. Afirmas que eso es lo que queremos los venezolanos. Es menester recordarte cómo terminó Machado. ¿De dónde crees tú que resultó su declive sino de la payasada que hiciera creyendo que los venezolanos somos idiotas? Quienes celebraron eso no son más que extremistas de supuesta oposición que son tan nefastos como los extremistas chavistas. El resto de la población, a quienes insistes en tildarnos de NI-NI, dando a entender que ni nos importa ni nos interesa, fuimos quienes dimos al traste con el objetivo perseguido por Machado y quienes como ella, insisten en subestimarnos.

Y ese grupo mi estimado Eduardo, UN GRAAAAAAAAN grupo de ciudadanos venezolanos que aglutina a gente con franelas de todos colores INCLUIDAS rojas, somos quienes pondremos punto final a tanto gallito mediocre pataruco oportunista que no sirve sino para eso... para entablar supuestos pleitos que a la postre no son tales (recordemos a Rosales, Ramos -quien ahora está negociando para que le dejen el cambur en AD según reseña La Razon de este Domingo- y otros más).

No Eduardo. Lo que le EXIGIMOS a Henrique Capriles es que CONFRONTE, no que ENFRENTE... hay diferencias.

Si Capriles se pone como gallito de pelea utilizando groserías en su léxico, desprecios, frases burlonas y cínicas, si continúa hablando de Chavez sin nombrarlo como que si éste no existiera, haciendo gala de un desprecio que NO le corresponde a quien pretende ser Presidente de la República; si continúa echándoselas de joven y sano burlándose así de la enfermedad de Chavez y SIN PENSAR en las personas mayores y enfermas, lamento decirte que obtendrá lo inversamente proporcional a lo que espera.

No es cuestión de catiritos, negritos, jovencitos, viejitos, gorditos o flaquitos, enfermos o sanos, no subestimen la inteligencia y la paciencia de un pueblo. La cuestión va mucho más allá de esa simpleza. Te agradezco un poco más de respeto hacia los venezolanos.

Porque si a estas alturas no lo han calibrado en justa medida mi estimado Eduardo, entonces lamento decirte que NO ESTÁS OYENDO a pesar de tener oidos. 

Saludos
P.D.: Y le pasará lo mismo si pretende ignorar la realidad tal cual es. 

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Por: Ernesto García Mac-Gregor - Por la jeta catirito - En las viejas películas de vaqueros, el villano era de pelo negro, mal carado y con bigoticos de frenazo de bicicleta, mientras que el protagonista era rubio y buenmozo. En la confrontación final de rigor, cuando el héroes estaba recibiendo una paliza, el público enardecido de los antiguos cines Metro y Landia de Maracaibo gritaba al unísono ¡por la jeta catirito, por la jeta! Hasta que por fin, el bueno terminaba derrotando al malo, lo cual calmaba el tumulto con su happy ending americano. Así es nuestro pueblo, emocionalmente primitivo, le gusta ver la sangre correr, ya sea figurativa o textualmente hablando. Les encantan los caudillos, los machos los arrechos y desprecian a los modositos. Apoyan incondicionalmente a los vencedores y abandonan rápidamente a los perdedores. En el fondo están de acuerdo con la mano dura para gobernar. 
El innombrable explota lo emocional lo cual evita el análisis racional y permite llegar al inconsciente para lavar cerebros e inducir comportamientos. La manipulación de la lástima, el discurso divisor y destructivo, el insulto, la ofensa y la descalificación son atractivos para el pueblo ignorante. Lo cerebral y reflexivo les provoca bostezo. 
Capriles está haciendo un gran esfuerzo y su campaña ha mejorado mucho, pero si no pasa nada impresionantemente importante estamos perdidos. Falta candela que cambie las expectativas, sobre todo de los ni-nis. Hay que medir el impacto que causó María Corina y el rector Vicente Díaz con su enfrentamiento al dictador. Es necesario contestarle en medios masivos y a voz en pecho, que más majunche será él. Que respete para que lo respeten. Que su infinita capacidad para mentir y engañar, su cinismo para justificar la ineficacia, la corrupción y el derroche de su gobierno no tiene comparación. 
Que es un traidor a la patria con la colonización cubana que ha infiltrado todas las esferas vitales del Estado. Decía Sade que la tolerancia era la virtud del débil. Hace falta más músculo y menos cerebro como los catiritos de los vaqueros. Que oiga quien tiene oídos…

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