lunes, 23 de mayo de 2011

Falta de seriedad



Por: Carolina Jaimes Branger - Me resulta incómodo escribir este artículo. Pero no puedo callarme, porque esto es algo que va más allá de los acuerdos que se alcanzaron a través de la Mesa de la Unidad Democrática y que deja en entredicho la seriedad de quienes fueron electos a través de ella. Me han dejado atónita, por decir lo menos, los diputados de oposición que ahora piensan lanzarse a alcaldes y gobernadores. Estoy absolutamente en contra de que un diputado se lance a cualquier otro puesto de elección pública, al menos hasta que termine este período legislativo. ¿Será que se les olvidó lo difícil que fue llevarlos hasta donde están hoy? Muchas personas que aspiraban a ser diputados, honrosamente declinaron en aras de la necesarísima unidad. Alguien que hubiera sido un diputado de lujo, Carlos Vecchio -a pesar de que obtuvo un significante número de votos- cuando perdió las primarias no insistió en que lo metieran contra viento y marea. El proceso fue complicado, en ocasiones hasta injusto, pero se logró conformar una plancha unitaria que obtuvo mayoría de votos, mas no así de escaños. Eso tampoco fue una sorpresa. Cuando cambiaron las circunscripciones sabíamos que ése era el escenario posible. Sabíamos que no iba a ser fácil. Pero pusimos nuestra confianza y nuestros votos en nuestros representantes. Ahora resulta que los cargos de elección pública pareciera que fueran una suerte de rebatiña. Una piñata a la que quien le da más duro se queda con el cotillón. Es innegable que la Asamblea Nacional es una continua cayapa. Es innegable que cambiaron el reglamento de debates, y ahora el tiempo para debatir es mínimo. Es innegable también que el hemiciclo y los pasillos se han transformado en recreaciones de escenas al mejor estilo de Pedro Navaja. Pero nada de eso justifica que los señores diputados quieran dejar de serlo, para ahora convertirse en alcaldes y gobernadores. Y que no vengan con la historia de que tienen suplentes. Porque si ellos pensaban que sus cargos eran para sus suplentes, no han debido lanzarse. El poder, decía Antonio Gala, es como el nogal: no deja crecer nada bajo su sombra. Hago un llamado a la sensatez de quienes se creen únicos, irrepetibles e imprescindibles. ¿Qué le critican a Chávez, si están igualitos? ¡Qué falta de seriedad!

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