lunes, 24 de mayo de 2010

Todo cambia, todo fluye


Por: Manuel Barreto Hernaiz - "Si no esperas lo inesperado no lo reconocerás cuando llegue"Heráclito de Efeso - Este régimen daña, y a estas alturas del juego -si tan sarcásticamente puede llamarse a esta penosa etapa de nuestra historia- consideramos que tan sólo quienes usufructúan del poder y sus ventajas, pueden dudarlo. Desde que se instaló y tomó por asalto todas las instituciones que equilibraban y garantizaban cualquier esbozo de democracia, se inició ese proceso de dañar, mediante la demagogia, el autoritarismo y ese pernicioso delirio mesiánico, que no cesa de empobrecer, debilitar y dividir a nuestro país; ocupándole progresivamente, absorbiendo todos los espacios de la sociedad. Se hace menester recordarlo: los procesos totalitarios son movimientos de destrucción permanente y requieren de manera constante, de algún conflicto para mantener la dinámica del proceso. Así vemos como, de manera paulatina, se ha ido suprimiendo la propiedad privada sobre los medios de producción y servicios, incluidos algunos medios de comunicación. Estos, además de la infinidad de medios financiados por y para el régimen, al ser propiedad del Estado Capitalista, se han convertido en su aparato de propaganda político-ideoló gica; lo que les ayuda a silenciar los disparates cometidos, y a acuñar en la conciencia ciudadana las maravillas de la utopía de este socialismo del siglo XXI que nació enfermo de odio y resentimiento. Ya han transcurrido doce años alimentando la engañosa ilusión de un mejor porvenir, maquillando los desastres que ha provocado, doblegando, persiguiendo y apresando la crítica, adulterando la verdad, oscureciendo -en la correcta acepción del término- a toda la nación.Mas, en su afán de dañar, de destruir, actividades que desempeña con desparpajo, ha olvidado -o no considera, por sus torcidos principios- que las libertades individuales y los derechos humanos y la capacidad de crear riqueza por parte de los ciudadanos, se fundamentan sobre los derechos de propiedad, los que junto a la libertad, son componentes básicos e indivisibles de los derechos humanos.Nos relata un viejo texto de filosofía, que por allá en la antigua Grecia, unos quinientos años antes de Cristo, el filósofo Heráclito de Efeso ya sentenciaba que "todo cambia, todo fluye", que en el mundo todo se transforma at infinitum y que esa movilidad constante se debe a la "estructura de contradicciones que origina todas las cosas". El genial pensador inmortalizó su tesis con una célebre frase: "Nadie puede bañarse dos veces en las mismas aguas de un río...".Todo cambia, todo fluye... Cambia la sumisión de la ciudadanía al ver tanta injusticia, tanta torpeza y tanta corrupción. Fluyen las innumerables acciones de protesta por la inseguridad, la oscuridad y las penurias ante la realidad de un sistema de salud que no sana.El régimen hace intentos desesperados por impedir el sentido reclamo que clama a viva voz esas realidades que él mismo ha creado; ha convertido la violencia política en un sistema en el que las actividades políticas multiplican la violencia en las calles, en los mercados, en las oficinas gubernamentales, en las universidades; en fin, en todos los ámbitos de la vida cotidiana, pero es la forma en que pretenden atemorizar a toda la sociedad, incluyendo a aquellos enfermos de resignación, pobreza y frustración con quienes logró durante un buen tiempo articularse.Sin pretender adentrarnos en esas profundidades de la filosofía, sin embargo es necesario destacar que "Todas las cosas están fluyendo", quiere decir que hay un cambio real, pero está articulado, ordenado por el logos. El logos, para Heráclito es un principio cosmológico, no sólo es un principio del razonar, del discurrir, sino que es un principio total de ordenamiento de la realidad.Ahora bien, los cambios no fluyen solos. Es menester que TODOS los propiciemos comprometidamente apoyando, acompañando y alentando a los factores democráticos que se aprestan a recuperar la Asamblea Nacional, etapa fundamental de nuestro porvenir como nación.

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