jueves, 10 de septiembre de 2009

Salto al vacío


El Gobierno venezolano sigue en sus treces de mezclar la arena política con la comercial y económica. Esta fusión de intereses y objetivos en pos de su proyecto hegemónico comunistoide, no sólo afecta al país en lo interno sino que se traslada a la esfera internacional. El punto al que ha llevado Hugo Chávez a las relaciones colombo-venezolanas es fiel reflejo de este irracional modo de gerenciar un país.Hace casi un mes Chávez decidió poner en el congelador las relaciones comerciales entre ambos países, por el asunto del uso de las bases colombianas por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.A esta decisión se le sumó la medida del Gobierno venezolano de no renovar el contrato para la venta de combustible a la estatal petrolera colombiana Ecopetrol. Cabe aclarar que, por el contrario, Colombia sí mantuvo vigente la venta de energía y gas a Venezuela, con la obvia aceptación del Gobierno de Chávez. Ahora, según informaciones aparecidas en la página web de El Espectador (www.elespectador.com) "desde hace tres semanas las aerolíneas colombianas de carga Tampa, Aerosucre y Aerolíneas Suramericanas no han podido volver a Caracas por falta del permiso de operación que expide el Instituto Nacional de Aviación Civil de Venezuela, INAC, el cual se otorga ahora mensualmente". Con esta medida, quedarían suspendidos unos 17 vuelos de carga semanales que salían desde Colombia hacia Venezuela y se dejaría de transportar un promedio de 1.800 toneladas de carga entre los dos países.La nota firmada por Jairo Chacón González, acota dos hechos que llaman la atención: a) Que la aerolínea Venezolana de Servicios Expresos de Carga Internacional, Vensecar, (de la red de aviación de EE.UU. DHL) sigue operando sin contratiempo entre Caracas y Bogotá. b) Que los expertos del sector de su país han calificado la medida como un bloqueo comercial aéreo de Venezuela a ese país. Para VenEconomía, este hecho es un claro reflejo de que el Gobierno venezolano actúa a espaldas de las necesidades reales de la población, privando el objetivo político y no el estado de bienestar económico y social del país.El Ejecutivo Nacional, tal como lo ha hecho con todo el sector privado venezolano, estaría usando con Colombia el chantaje económico para doblegar a un fuerte oponente de sus políticas expansionistas y hegemónicas.Colombia y Venezuela tienen la frontera más viva de la región, en ella el flujo de tránsito automotriz es de unos 25.000 a 30.000 vehículos al día. Colombia es, por cercanía y tradición, el segundo socio comercial de Venezuela, siendo el proveedor seguro de 40% de los productos de primera necesidad, entre otros: Vehículos, variados rubros de alimentos, línea blanca y marrón, papel higiénico. Esto es una realidad de la cual es difícil de escapar. Es cierto que la Balanza Comercial se inclinaba a favor de Colombia con un saldo de $7.000 millones. Tal vez por ello, las autoridades venezolanas pensaban doblarle la cerviz al Gobierno de Álvaro Uribe, algo que hasta ahora perece difícil de alcanzar. Por el contrario, pareciera que le ha abierto la inventiva al colombiano buscando nuevas fronteras más estables y confiables a sus productos.Para quienes sí traerá consecuencias que lamentar es para los venezolanos. Éstas se traducirán más temprano que tarde en: mayor inflación y desempleo, más inseguridad, crecimiento del contrabando, incremento de la escasez, y más hambre y pobreza para la población.Nota del editor: En el opina de ayer martes 8 hubo una confusión de nombres, cuando se hizo referencia a Eligio Cedeño, ha debido decir Eligio Rojas, el cual es el periodista de Últimas Noticias.. Disponible en inglés en: www.veneconomy.com a partir de las 4:00 p.m.

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