miércoles, 1 de julio de 2009

¿Viste Hugo?


Magda Mascioli G. - Que pastel Hugo. ¡Que pastel! Por eso Hugo... Hugo... cónchale... te he dicho varias veces que la gente tiene que actuar con decencia porque todos aquellos que a diario arengan a los demás, que no son como ellos, a que haga cosas inconvenientes, todos aquellos que se encargan de hacer cosas y mandar mensajitos insultantes para socavar las buenas relaciones de la gente (lográndolo a veces, por cierto); todos aquellos que cuando se ven descubiertos entonces gritan, se ofenden, y comienzan a escribir pastorales con aire de dignos pretendiendo dar clases de decencia y respeto; todos esos que se rasgan las vestiduras con actitud ofendida y "digna" cuando se ven descubiertos en sus tropelías; todos aquellos que han cometido la ignominia de acusar a otros de sus propias porquerías, todos Hugo -TODOS, sin excepción- son alcanzados por sus propias miserias. Te lo he dicho varias veces Hugo pero tu no aprendes chamo. ¿Qué te puedo decir? ¿Ves? Nunca te imaginaste que el sancocho que tan bien habías planeado con la lacra del Zelaya en combinación con los demás individuos de baja ralea a quienes ni siquiera voy a mencionar, se iban a enfrentar a esa pared de concreto armado como lo fueron el Tribunal Supremo, el Congreso, los militares, el Pdte. interino y los ciudadanos hondureños ¿verdad? ¿Qué? ¿Cómo Hugo? Es que no te escucho bien. ¿Me estás diciendo con burla y sorna que no pudiste en Honduras pero que con nosotros sí vas a poder aqui en Venezuela porque todo, todos y todas (por hablar idiotamente como tú) están bajo tu mando? Ay Hugo... Hugo. Nada... no ves lo que tienes en frente. Los más grandes imperios han caido como castillo de naipes; los más grandes y miserables dictadores han terminado como lo que son: unos perros a los que ni siquiera han querido recoger de la calle para enterrarlos. ¿Te acuerdas de CHAUCHESCU? Y tu no tienes más poder que el que él tenía. Pero bueno. Razón tenía mi mamá cuando decía que no hay peor ciego que el que no quiere ver, y esa circunstancia empeora cuando ese que no quiere ver, es soberbio y se cree a sí mismo dueño de la verdad ignorando todo lo que no venga de sus compinches. Lo malo Hugo, es que Dios siempre sabe como eliminar la soberbia de un mortal. Y te digo, cuando la elimina lo hace sin palo, sin látigo, sin anestesia y de un solo guamazo. De un segundo para otro y cuando menos lo espera, su soberbia se le revienta en plena cara y ni cuenta se da el individuo. Pero bueno. Te dejo para que... no se... ¿te tomes una tacita de manzanilla?

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