"Es de hombres y de honradez y patriotismo, decir lo que se siente, escribir lo que se piensa y, cualesquiera que sean las consecuencias, autorizarlo todo con la propia firma". (*) "Muy pocos son los hombres que alcanzan la otra orilla, la mayorìa solo corre a lo largo del rìo". (**) (*)(**) Fragmentos de la carta de Miguel Angel Paez Pumar a Juan Vicente Gòmez al lanzar un grito por la libertad. Esta misiva le costó su segunda entrada en La Rotunda por 3 años.
Urgando conseguí un un artìculo interesante de Miguel Angel Santos publicado en El Universal (lamentáblemente no tengo la fecha), quien escuetamente hace un anàlisis de la situaciòn econòmica de nuestro paìs. Lo intitulò "LA OTRA POBREZA" y al final del mismo expresa que existe una pobreza peor que es la de no poder elegir, no poder tener una palabra sobre nuestro destino, no poder autodeterminarnos, no poder cumplir nuestro rol de ciudadanos.
Yo, por mi parte, creo que existen unas pobrezas mucho mayores, mucho màs graves, mucho màs tristes. Esas son: la pobreza de espìritu y la marginalidad mental. Al hablar de marginalidad, inmediatamente todos lo relacionan con los ranchos, los cinturones de pobreza crìtica que nos rodean y todas las nefastas consecuencias que de ella derivan. Sin embargo yo creo que la marginalidad que realmente nos afecta es la marginalidad mental. Esa marginalidad que ostentan doctores, PhD., egresados MIT, Master, generales de la repùblica, profesionales de todas las ramas que, aun teniendo un grado de instrucciòn medio o alto, tienen una mentalidad marginal. Y no solo porque se pueda interpretar como que estàn al margen de la ley, que no es el caso de mi razonar, sino que aun cuando vivan en elegantes urbanizaciones, ejerzan altos cargos en instituciones y empresas, ostenten cualquier cantidad de bienes materiales, usen o no uniforme o toga, viajen a rabiar... no pueden deshacerse del rancho que tienen en la cabeza, lo que les ocasiona una vida totalmente inferior e infeliz ante sus propios ojos ocasionando en ellos un constante deseo de venganza y retaliación para poder aliviar su sentimiento de inferioridad. Ese rancho es un simple producto de complejos, de baja autoestima, de estar siempre pendientes de lo que tienen los demàs para ver què es lo que les falta; aseguran que lo que no han conseguido no lo han conseguido por culpa de alguien, pensando que siempre los otros consiguen, no por mèrito sino por suerte o por palanca, siendo este razonamiento el producto de que ellos no han sido capaces de conseguir nada en la vida por mèrito propio y, por ende, para justificarse ante sì mismos, aseguran que NADIE lo ha hecho asì. ¿Cuàntos conocemos que cumplan con esas y màs caracterìsticas que los acrediten como "marginales mentales"?. En contraposiciòn a eso, hay muchas personas que viviendo en pobreza extrema, la mayorìa de las veces con un bajìsimo grado de instrucciòn, tienen una mentalidad emprendedora, una mente clara que les permite razonar la situaciòn actual del paìs con un alto grado de acierto en sus ideas, deslastrada de cualquier viso de complejo por su situaciòn econòmica y que tienen siempre el ìmpetu para salir adelante, dìa a dìa, de todas las vicisitudes que los rodean. Trabajan, estudian para poder surgir y nunca los oyes echarle la culpa a otros de su situaciòn. Simplemente no pierden tiempo en eso porque ese tiempo lo invierten en salir de donde estàn. Tòmate unos minutos para hablar con un señor de los que venden raspado en las concentraciones, de los que venden el agua, los helados. Te sorprenderàs de còmo piensan, de como analizan, del sentimiento de honor y dignidad que te transmiten. La pobreza de espìritu, por su parte, es màs triste. Esa pobreza es la que no nos permite ver màs allà de nuestros ojos y de nuestros intereses; es la pobreza que no nos permite saber cuàndo nos tenemos que enfrentar con nosotros mismos para tomar una decisiòn de vida; es la pobreza que nos aleja de la necesaria conciliaciòn que debe haber entre lo que tengo que hacer y lo que quiero hacer; es la pobreza de siempre buscar a quièn responsabilizar por lo que hacemos o dejamos de hacer; cuando no somos capaces de deshacernos de nuestros intereses personales para unirnos a todos los demàs en la consecuciòn del bien comùn; es la pobreza de endiosar a quien no se lo merece y perder la capacidad de anàlisis para poder detectar cuàndo somos vìctimas de engaño o de medias verdades; es la pobreza que no nos permite apartar nuestros viejos intereses partidistas o nuestros neòfitos intereses de la misma ìndole, para unirnos, pero de verdad y con hechos concretos, en un mismo sentido. Quien no hace lo que tiene que hacer es porque no lo quiere hacer... quien hace lo que no debe, lo hace porque quiere... Todos hablan de la unidad, se escandalizan, se ofenden, reclaman cuando aparece una nota pidiendo explicaciones de alguna ìndole y empiezan a criticar diciendo que estamos dividiendo... yo pregunto: ¿quièn divide?. Nosotros, los ciudadanos comùnes, seremos quienes asumiremos. Quienes no estèn formando parte de esa tripulaciòn seguiràn corriendo a lo largo del rìo màs no podràn llegar a la otra orilla. Por eso no estoy de acuerdo, al día de hoy tal como lo estuve en aquél entonces, con la ùltima parte del artìculo del Sr. Santos cuando dice que la pobreza peor es no poder elegir, no poder tener una palabra sobre nuestro destino, no poder autodeterminarnos, no poder cumplir nuestro rol de ciudadanos... Pieso que la peor pobreza es NO HACER NADA para poder elegir, para poder tener una palabra sobre nuestro destino, para poder autodeterminarnos, para poder cumplir con nuestro rol de ciudadano...; ...la pobreza peor es no tomar las riendas de nuestra responsabilidad, no pararnos delante de nosotros mismos y tener el valor de deslastrarnos de todo y de todos los que nos impiden, por acciòn o por omisiòn, accionar para conciliar nuestra alma con nuestro razonar y asì cumplir con nuestra responsabilidad y obligaciòn...; ...la pobreza peor es no desligarnos de todo y de todos los que están obstaculizando por interés personal, indiferencia o complicidad, el lograr la uniòn de todos en pos del beneficio comùn que es salir de este règimen totalitario y oprobioso...;
... la pobreza peor la representa EL NO HACER NADA... ESA ES LA POBREZA MÀS NEFASTA QUE HAY. Mi solicitud, de corazòn, en especial para mis compañeros de trabajo en el exilio, es que nos tornemos entes crìticos, no nos dejemos manipular por nadie, no demos nada por hecho... TODO LO TENEMOS QUE HACER NOSOTROS; analicemos y tomemos nuestras propias decisiones. No necesitamos que nadie, a excepción de nuestras conciencias, nos autoricen a estar presentes donde tengamos que estar presentes.
En nuestras manos està el terminar esto sin sangre. Trabajemos por ello. Nuestros corazones, almas y conciencias nos lo agradeceràn cuando cada mañana nos miremos en el espejo y tengamos la seguridad de haber hecho todo lo necesario para unir y remar todos en un mismo sentido y para que el dìa llegue en que podamos decir con orgullo que escribimos nuestra historia contemporànea y que el deber fue cumplido.
OBSERVA, ESCUCHA, MIRA, ANALIZA Y DECIDE TU ACCIONAR. TE ESTAMOS ESPERANDO.
Magda Mascioli G.
Urgando conseguí un un artìculo interesante de Miguel Angel Santos publicado en El Universal (lamentáblemente no tengo la fecha), quien escuetamente hace un anàlisis de la situaciòn econòmica de nuestro paìs. Lo intitulò "LA OTRA POBREZA" y al final del mismo expresa que existe una pobreza peor que es la de no poder elegir, no poder tener una palabra sobre nuestro destino, no poder autodeterminarnos, no poder cumplir nuestro rol de ciudadanos.
Yo, por mi parte, creo que existen unas pobrezas mucho mayores, mucho màs graves, mucho màs tristes. Esas son: la pobreza de espìritu y la marginalidad mental. Al hablar de marginalidad, inmediatamente todos lo relacionan con los ranchos, los cinturones de pobreza crìtica que nos rodean y todas las nefastas consecuencias que de ella derivan. Sin embargo yo creo que la marginalidad que realmente nos afecta es la marginalidad mental. Esa marginalidad que ostentan doctores, PhD., egresados MIT, Master, generales de la repùblica, profesionales de todas las ramas que, aun teniendo un grado de instrucciòn medio o alto, tienen una mentalidad marginal. Y no solo porque se pueda interpretar como que estàn al margen de la ley, que no es el caso de mi razonar, sino que aun cuando vivan en elegantes urbanizaciones, ejerzan altos cargos en instituciones y empresas, ostenten cualquier cantidad de bienes materiales, usen o no uniforme o toga, viajen a rabiar... no pueden deshacerse del rancho que tienen en la cabeza, lo que les ocasiona una vida totalmente inferior e infeliz ante sus propios ojos ocasionando en ellos un constante deseo de venganza y retaliación para poder aliviar su sentimiento de inferioridad. Ese rancho es un simple producto de complejos, de baja autoestima, de estar siempre pendientes de lo que tienen los demàs para ver què es lo que les falta; aseguran que lo que no han conseguido no lo han conseguido por culpa de alguien, pensando que siempre los otros consiguen, no por mèrito sino por suerte o por palanca, siendo este razonamiento el producto de que ellos no han sido capaces de conseguir nada en la vida por mèrito propio y, por ende, para justificarse ante sì mismos, aseguran que NADIE lo ha hecho asì. ¿Cuàntos conocemos que cumplan con esas y màs caracterìsticas que los acrediten como "marginales mentales"?. En contraposiciòn a eso, hay muchas personas que viviendo en pobreza extrema, la mayorìa de las veces con un bajìsimo grado de instrucciòn, tienen una mentalidad emprendedora, una mente clara que les permite razonar la situaciòn actual del paìs con un alto grado de acierto en sus ideas, deslastrada de cualquier viso de complejo por su situaciòn econòmica y que tienen siempre el ìmpetu para salir adelante, dìa a dìa, de todas las vicisitudes que los rodean. Trabajan, estudian para poder surgir y nunca los oyes echarle la culpa a otros de su situaciòn. Simplemente no pierden tiempo en eso porque ese tiempo lo invierten en salir de donde estàn. Tòmate unos minutos para hablar con un señor de los que venden raspado en las concentraciones, de los que venden el agua, los helados. Te sorprenderàs de còmo piensan, de como analizan, del sentimiento de honor y dignidad que te transmiten. La pobreza de espìritu, por su parte, es màs triste. Esa pobreza es la que no nos permite ver màs allà de nuestros ojos y de nuestros intereses; es la pobreza que no nos permite saber cuàndo nos tenemos que enfrentar con nosotros mismos para tomar una decisiòn de vida; es la pobreza que nos aleja de la necesaria conciliaciòn que debe haber entre lo que tengo que hacer y lo que quiero hacer; es la pobreza de siempre buscar a quièn responsabilizar por lo que hacemos o dejamos de hacer; cuando no somos capaces de deshacernos de nuestros intereses personales para unirnos a todos los demàs en la consecuciòn del bien comùn; es la pobreza de endiosar a quien no se lo merece y perder la capacidad de anàlisis para poder detectar cuàndo somos vìctimas de engaño o de medias verdades; es la pobreza que no nos permite apartar nuestros viejos intereses partidistas o nuestros neòfitos intereses de la misma ìndole, para unirnos, pero de verdad y con hechos concretos, en un mismo sentido. Quien no hace lo que tiene que hacer es porque no lo quiere hacer... quien hace lo que no debe, lo hace porque quiere... Todos hablan de la unidad, se escandalizan, se ofenden, reclaman cuando aparece una nota pidiendo explicaciones de alguna ìndole y empiezan a criticar diciendo que estamos dividiendo... yo pregunto: ¿quièn divide?. Nosotros, los ciudadanos comùnes, seremos quienes asumiremos. Quienes no estèn formando parte de esa tripulaciòn seguiràn corriendo a lo largo del rìo màs no podràn llegar a la otra orilla. Por eso no estoy de acuerdo, al día de hoy tal como lo estuve en aquél entonces, con la ùltima parte del artìculo del Sr. Santos cuando dice que la pobreza peor es no poder elegir, no poder tener una palabra sobre nuestro destino, no poder autodeterminarnos, no poder cumplir nuestro rol de ciudadanos... Pieso que la peor pobreza es NO HACER NADA para poder elegir, para poder tener una palabra sobre nuestro destino, para poder autodeterminarnos, para poder cumplir con nuestro rol de ciudadano...; ...la pobreza peor es no tomar las riendas de nuestra responsabilidad, no pararnos delante de nosotros mismos y tener el valor de deslastrarnos de todo y de todos los que nos impiden, por acciòn o por omisiòn, accionar para conciliar nuestra alma con nuestro razonar y asì cumplir con nuestra responsabilidad y obligaciòn...; ...la pobreza peor es no desligarnos de todo y de todos los que están obstaculizando por interés personal, indiferencia o complicidad, el lograr la uniòn de todos en pos del beneficio comùn que es salir de este règimen totalitario y oprobioso...;
... la pobreza peor la representa EL NO HACER NADA... ESA ES LA POBREZA MÀS NEFASTA QUE HAY. Mi solicitud, de corazòn, en especial para mis compañeros de trabajo en el exilio, es que nos tornemos entes crìticos, no nos dejemos manipular por nadie, no demos nada por hecho... TODO LO TENEMOS QUE HACER NOSOTROS; analicemos y tomemos nuestras propias decisiones. No necesitamos que nadie, a excepción de nuestras conciencias, nos autoricen a estar presentes donde tengamos que estar presentes.
En nuestras manos està el terminar esto sin sangre. Trabajemos por ello. Nuestros corazones, almas y conciencias nos lo agradeceràn cuando cada mañana nos miremos en el espejo y tengamos la seguridad de haber hecho todo lo necesario para unir y remar todos en un mismo sentido y para que el dìa llegue en que podamos decir con orgullo que escribimos nuestra historia contemporànea y que el deber fue cumplido.
OBSERVA, ESCUCHA, MIRA, ANALIZA Y DECIDE TU ACCIONAR. TE ESTAMOS ESPERANDO.
Magda Mascioli G.
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