Por: Luis Manuel Aguana - @laguana
Es difícil no tener sentimientos encontrados en relación a esta nueva marcha convocada por la oposición oficial para el 1ro de Septiembre. ¿Quién puede estar en desacuerdo con protestar en las calles por este desastre de hambre y miseria en un país donde quienes gobiernan se han robado hasta el modo de ser del venezolano? Nadie. ¿Quién puede estar en desacuerdo a que no se ejerza nuestra opción constitucional para revocar al Ilegitimo el 2016? Nadie. ¿Y quién puede estar en desacuerdo con ir a las calles a protestar por el cinismo abyecto de un régimen que afirma que no destruyó lo que a la vista de todos destruyó y les niegue a quienes menos tienen, la posibilidad de la ayuda humanitaria del resto del planeta? ¡Nadie!
Pero que no se malinterprete el título de esta nota. Si Venezuela tiene que ir a las calles a protestar por todo eso, no debe ser para oxigenar a una oposición por la cual todavía esperamos; ni mucho menos para oírles frente a una tarima –en la cual se pelean ahora por aparecer- las mismas promesas por las cuales la gente votó masivamente el 6 de diciembre pasado, y que lamentablemente al parecer todavía estos creen que se dio en esa magnitud por sus lideres y sus partidos.
Y esa no es una posición anti-partido. La marcha de Venezuela el 1ro de Septiembre, sea cual sea su éxito, será por lo mismo por lo cual votaron los venezolanos el 6D, a pesar de un liderazgo que aun no reditúa los votos que les endosaron: que el régimen se vaya, y se vaya ya. ¿Por qué digo eso? Porque todavía esperamos que destituyan a Maduro en la Asamblea Nacional. Tienen todas las herramientas legales y legítimas para hacerlo y no lo han hecho. Y por eso llaman a Venezuela a las calles para que los venezolanos realicemos lo que precisamente el pueblo les ordenó hacer el 6D.
Si yo fuera el convocante de esa marcha, de ninguna manera me atrevería a decir que Venezuela marchará por mí, como ahora se atreven a insinuar de nuevo los partidos, en una suerte de reedición de la fuerza popular que dicen poseer y que los llevó a la Asamblea Nacional en diciembre pasado. Que no se equivoquen de nuevo.
Es por eso que me acordé del musical de “Evita” –y de allí el título de esta nota-, la famosa obra estrenada en Londres en 1978, cuyo tema central fue “No llores por mí Argentina” cantado por una “Evita Perón” que desde el balcón de la Casa Rosada tras convertirse en Primera Dama de Argentina, decía: “No llores por mí, Argentina / Mi alma está contigo / Mi vida entera te la dedico / Mas no te alejes, te necesito /…”. Así están ahora nuestros políticos opositores, necesitando desesperadamente el baño de ese pueblo, pero sin todavía acabar de ponerse a la altura de sus circunstancias.
Y eso me lleva de nuevo a los sentimientos encontrados. Necesitamos salir a demostrar descontento. Pero el problema no es ese, sino cómo se plantea y se canaliza ese descontento. Si se canaliza haciendo lo mismo que se ha hecho hasta ahora, tendremos como dijo Einstein, los mismos resultados. Ya el régimen dijo lo que hará, no lo repetiré aquí. Solo recuerden como terminó la marcha del Día de la Juventud del año 2014 con el asesinato por parte del régimen del joven Bassil Da Costa. Ese fue el comienzo del incendio de Venezuela de ese año y el posterior encarcelamiento de Leopoldo López.
Entonces, en esta nueva oportunidad, con un país más caldeado por la situación económica, la oposición oficial plantea el mismo escenario y estrategia: movilizaciones desde todo el país a Caracas, con sitios de concentración en la capital, y unos líderes políticos hablando desde una tarima, con “foto unitaria” incluida. Después no nos quejemos si tenemos el mismo resultado. Y yo me pregunto: ¿se busca aquí que el régimen cambie su postura en relación al Referendo Revocatorio para que sea el 2016, o exhibirle al país quienes son más presidenciables, montados en la ola del descontento popular desde una tarima?
Se plantea recrear el lejano escenario de la marcha del 11 de abril de 2002, con una situación política y un planteamiento de calle completamente diferente. Quienes recuerdan la situación de esos años saben que esa marcha no salió por generación espontánea. Salió de una sucesión previa de eventos de calle persistentes con la conducción política de una coalición que representaba a todo el mundo, incluida a la sociedad civil. Este no es el caso ahora, y mucho menos con un liderazgo político partidista devaluado que difícilmente convoca a nadie a las calles desde hace tiempo.
Convendría a la oposición oficial leer al periodista Gustavo Azócar (¿Qué hacer para que la marcha de 1S no sea una más del montón? ver aqui donde veo que la oposición oficial no nos ha dicho nada acerca de cómo impedir los puntos 1, 2, 3 y 4 que plantea Azócar, para que el régimen no se nos venga encima, ni nos ha hecho saber una estrategia, si la tiene, para realizar el punto 5, de convertir ese evento del 1ro de Septiembre en el primero de una larga Lucha Cívica No Violenta que no se detenga hasta que el CNE anuncie formalmente el cronograma del Referendo Revocatorio.
Por otro lado, el estamento político opositor sigue pensando que Venezuela es Caracas y convoca al resto de los venezolanos “para que vengan a Caracas” a realizar una marcha de protesta por la situación, cuando Caracas esta mejor que todos ellos, y olvidando que cada Estado tiene, no solo sus propios problemas -en algunos casos más graves- sino su propia identidad. El Dr. Rafael Grooscors Caballero lo expone mejor que nadie en su carta a Abdón Vivas Terán en relación a esta convocatoria (ver carta completa enhttp://ticsddhh.blogspot.com/2016/08/carta-de-don-rafael-grooscors-caballero.html) donde da cuenta del desprecio consistente de los dirigentes políticos a la capacidad de acción de los Estados.
Aprovecho agradecer al Dr. Grooscors permitirme la publicación de esta carta personal que considero esencial para entender hasta donde es necesaria una nueva mentalidad en quienes desean dirigir los destinos del país; y la necesidad de un planteamiento y una estrategia radicalmente diferente a la utilizada hasta ahora que incluya a Venezuela como un todo, para poder sacarnos de encima a este régimen.
De esto precisamente parte nuestra proposición de fondo. ¿Quién es el protagonista de los cambios? ¿Quién es el que finalmente puede forzar a que esos cambios sucedan? ¿Los partidos o el pueblo venezolano? Es el soberano pueblo de Venezuela como un todo, y cuya soberanía está siendo invocada por la MUD para expresar su legítimo derecho de revocar al funcionario que ejerce la Presidencia de la República. Aunque los partidos sean necesarios para que esa ecuación sea efectiva, no es suficiente si el pueblo no es convocado.
Desde la Alianza Nacional Constituyente (http://ancoficial.blogspot.com/) hemos planteado al convocante del Referendo Revocatorio que incluya recoger las firmas para la convocatoria del Poder Constituyente Originario en el mismo acto y en los mismos días para recoger las firmas del Referendo Revocatorio (ver Tres días, dos firmas en la web de atracoalpueblo.com) como una manera clara de asegurar, no solo que el cambio del poder suceda efectivamente, aun cuando se nos niegue el RR para el 2016, sino para darle una esperanza verdadera al pueblo venezolano que esa lucha que se le vuelve a exigir a partir del 1ro de Septiembre terminará ciertamente en algo concreto, luego de los sacrificios que seguramente habrán para lograr ese 20%, y consecuentemente el 15% de la Constituyente, porque será ese mismo pueblo el que ponga los platos rotos.
No es una concesión la que solicitamos. Pedimos que los partidos entiendan el derecho que tiene el pueblo venezolano de convocarse a la brevedad posible para reconstruir las bases políticas del país, así como discutir una nueva Venezuela y un nuevo Pacto Social en una Asamblea Nacional Constituyente. El estamento político opositor puede negarles a los venezolanos esa posibilidad perdiendo así esta oportunidad de oro, lo cual retrasará pero no impedirá que el pueblo en algún momento de un futuro cercano concrete esa solicitud. Pero si sucediera así, en ese momento nosotros si podremos decir a diferencia de ellos ahora: Venezuela, marcha conmigo…
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