Por: Enrique Pereira - Otra perorata más, cargada de fantasías, imprecisiones, mentiras y vagas referencias al futuro. De las cuentas nada. No será diferente a lo que hace cada año, en que su memoria divaga entre la morrocoya y los cuentos de la Barinas de su infancia, al tiempo que trata de convencernos de las maldades del capitalismo y de la gran ayuda que nos prestan los cubanos. Los temas se agotaron. El país que nos vendió como blindado, es hoy el único en Latinoamérica (a excepción de Haití) reportando crecimiento negativo e inflación de más de dos dígitos. Todo un record que no mencionará en su cuenta, como tampoco hablará de la ampliada producción agrícola, el petróleo, el hierro y el aluminio. No tendrá una sola línea del discurso para referirse al aumento de la producción de viviendas, o de la capacidad de nuestra industria eléctrica. No intentará de convencernos de los avances en la salud, en el programa Barrio Adentro. Divagará acerca de los logros de la Policía Nacional Bolivariana, de los avances que ha logrado en el Metro de Caracas, de la rapidez solidaria de las respuestas del gobierno a los damnificados de las lluvias y de su actuación para salvar los dineros de los compradores de apartamentos y de los bancos fracasados de sus adeptos boliburgueses. Le dedicará un tiempo para hablar de la cantidad de computadoras portuguesas que han repartido en los colegios, pero no hará ninguna referencia a la fábrica de computadores que fundó en Paraguaná hace cuatro años, o la de celulares de la Carlota, que hace los vergatarios. No se le ocurrirá hablar de cómo su gobierno logró aumentar la producción de cemento, ni de las colas que ahora observamos a la puerta de cada institución bancaria. Nos venderá una Venezuela con futuro digno, basado en los ejes de crecimiento y en la construcción del socialismo, nos hablará –como siempre lo hace- en futuro: haremos, construiremos, dotaremos, fabricaremos, repartiremos, planificaremos, ejecutaremos, limpiaremos, importaremos, desarrollaremos, expropiaremos, convertiremos, exportaremos, produciremos, abriremos, forjaremos. Puro relincho y gases…como los caballos viejos. Seguramente nos hará una referencia a sus renovadas relaciones con Colombia, a su posición irreductible ante el imperio yanqui y a las estrechas relaciones que ahora mantiene con los chinos a quienes, en un acuerdo oscuro, parece haberle regalado nuestra soberanía. Su oficina debe haber trabajado intensamente para construir con filigrana el discursito que habla de lo que a él le parece conveniente, caminando entre las brasas calientes de un pueblo que dejo de creer en cuentos hace mucho rato. De las cuentas nada. No espere una explicación de lo que hizo con los fondos petroleros que se manejaron sin control, sin transparencia y sin más explicación. La única cuenta válida es la cuenta regresiva que lo conduce a la salida.
viernes, 14 de enero de 2011
Memoria... ¿y cuenta?
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