viernes, 21 de enero de 2011

Ocurrencias de la hora loca


Por: Clodovaldo Hernández - El Universal - Episodios como la reciente presentación del mensaje anual del Presidente a la Asamblea Nacional hacen pensar en la hora loca. Cada quien agarra su cotillón, se pone su antifaz de plumas, toca su vuvuzela, gira su matraca y algunos -los más osados- hasta hacen su strip-tease con vueltica. Que se la quite, que se la quite. Lo más impactante son las caretas. Guerreros que se pasean por el salón con rostro de pacifistas, chicas alegres que hacen de payasitas tristes y gente apocada que se pone máscara de Hulk, el hombre increíble cuando está bien bravo. Es divertido, no se puede negar. Por supuesto que en fiestas como la del mensaje presidencial, el comandante es el DJ, el animador, el que canta con el karaoke, el arlequín, el malabarista y el zanquero. Todo en uno. Hay que tener talento. Entre todos esos papeles, el pasado sábado se esmeró mucho en el de DJ. Puso a todos los asistentes a la verbena -amigos y adversarios- a practicar ese jueguito de bailar y parar la música a ver quién se queda sin silla. La chismosa parlamentaria Elba Quiroz me dice que cuando montó la pachanga del diálogo y la conciliación quedaron fuera de base bailarines de ambos bandos. Los rojos-rojitos no entendían qué música era esa. "Les habían dicho que lo que venía era joropo y el pinchadiscos de Sabaneta salió con un minué... No es fácil bailar minué con alpargatas", comentó Elba. Algo parecido les ocurrió a los opositores. Iban preparados para un contrapunteo tipo Florentino y el Diablo y el Presidente Diyei les puso primero una musiquita para bailar pegaos y luego se lanzó con una abierta invitación al "perreo" reagetonero. La cosa no le salió del todo bien porque doña María Corina ni siquiera descruzó las piernas. "A ella en las horas locas le gusta hacer de muñecona o estatua viviente de la Libertad", susurra Elba, que ya ha empezado a conocerla. La que no sólo se quedó sin silla sino que también se cayó de platanazo en la pista de baile fue la poco festiva Iris Varela. La diputada tachirense había propuesto darle a la Ley Habilitante una vigencia de dos años, en lugar de uno. En cambio, el comandante, en su rol de mago, se sacó de la manga un recorte a cinco meses. "A Iris le pasó como a Teresita -dice Elba-, que se quedó plantada porque el novio fue a la despedida de soltero y se enamoró de la estriper". Al final de la hora (siete horas locas, en rigor casi una fiesta rave), lo más impactante fue ver cómo algunos de los simpatizantes del Presidente, a pesar del desconcierto que los sobrecogía, querían hacerle un trencito. Otros, en cambio, están que se mueren de miedo. Temen que todo, en el fondo, sea un vacilón, una mamadera de gallo, una hora loca, pues.

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