martes, 15 de diciembre de 2009

Pasado, Presente y Esperanza


Por: Antonio Nicolás Briceño Braun - El pasado viernes 11 de diciembre hacia las 5.50 pm visité y conversé largamente con mis nuevos amigos Franklin Brito y su esposa. De nuevo engañado, de nuevo allí, acostado casi al ras del suelo, con su cuerpo esquelético cubierto por una ligera cobija, se encontraba Franklin a las puertas de la OEA en Caracas, con una claridad mental y una dignidad que me llenan de profunda emoción, de orgullo, de indignación, de admiración. Ese hombre del campo, ese cuerpo disminuido, esos esposos que siempre están unidos, encarnan la nobleza de espíritu, la personificació n de la No violencia, del estoicismo, del sacrificio, de la firmeza en Valores. No encuentro palabras para describir lo que una vez más ví, lo que sentí, lo que esa pareja significa en el sentimiento de un pueblo engañado que sufre, pero no reacciona colectivamente ante tanta maldad e injusticia. Me vino a la mente la escena narrada por el Dr. Mosquera cuando visitó a Bolívar después de perder la República. Estando Bolívar enfermo, flaco, perseguido, sin tropas ni dinero, se le acercó Mosquera sorprendido y triste al ver el lamentable estado del Libertador, y con voz entrecortada le preguntó: "Excelencia, que hacemos ahora". Bolívar, quien yacía en un catre, con gran esfuerzo se levantó, miro a Mosquera a los ojos y le respondió con determinación y fuerza: TRIUNFAR, TRIUNFAR, TRIUNFAR. Bolívar y Brito, ambos con la fuerza del espíritu, por dos vías diferentes, las armas y la pluma uno, la no violencia y la razón el otro, buscado la Libertad y al Justicia ambos, salvando las distancias y el tiempo, son dignos de reflexión y admiración.Hasta cuando un desgobierno de forajidos permite esto; un país que sufre, que muere, que ve como campean la corrupción, el crimen, la violencia, el odio, como se empobrece y endeuda, siendo testigo inmutable de cosas terribles que suceden día a día, hora tras hora, en estas tierras llamadas de gracia. Donde está la sangre de nuestros héroes? ¿Donde está nuestra dignidad? ¿Por qué Venezuela no despierta como nos lo señaló sabiamente el Santo Padre Juan Pablo II? ¿Acaso está seca la entraña que parió a tantos hombres y mujeres ilustres y valientes? Pero dentro de todo, menos mal que ante tanta indiferencia, miedo o simple estupidez, existen los esposos Brito y jóvenes como aquellos que bajo el liderazgo de Julio Cesar Rivas, nos dan una lección de lo que es la determinación, la valentía, la constancia y la más firme convicción de que debemos luchar por erradicar la barbarie, para que la luz de la Libertad brille de nuevo.Yo por mi parte, apoyo decididamente a los jóvenes y les brindo mi mano amiga a los Brito.

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