martes, 17 de noviembre de 2009

Métodos y legitimidad


Por: Mikel las Heras - Acaba de culminar un proceso eleccionario interno en las filas del PSUV. Jorge Rodríguez, al dar a conocer la lista de los delegados electos, señaló que “las personas electas deberán esperar las instrucciones del presidente comandante, Hugo Chávez”. Aprovecharon los dirigentes de dicho partido, durante todo el domingo y encabezados por el presidente comandante, la presidenta de la asamblea y otros, para hacer un “llamado” a los partidos de oposición para “que hagan lo mismo que ellos”, es decir, para que consulten a las bases. Este tema, el de la “consulta-primarias” , no lo han introducido ellos en la discusión que se está dando dentro de la llamada oposición. Como sabemos, hay un sector, encabezado por el ex alcalde de Chacao y ex candidato a la Alcaldía Metropolitana Leopoldo López que lo ha hecho con bastante incisión y que, por cierto, ha dicho varias veces en los últimos tiempos que el PSUV podría ser “más democrático” o que “aplica métodos más democráticos” que muchos partidos de oposición, que aplican la “cogollocracia”. Los resultados -los reales- de esta elección interna, los conoceremos en pocos días, cuando el Líder Supremo del Gobierno y del Partido designe al veinte por ciento de los delegados reservados a su divino dedo y dé “instrucciones” , tal y como lo anunció Jorge Rodríguez, al ochenta por ciento electo restante. ¿Es este el ejemplo que debemos seguir? A mí todo este tema de selección de candidatos, “candidaturitis” diagnosticarí a un equipo médico en una sala de emergencias, me recuerda a una enfermedad que vivió la sociedad venezolana en la década de los noventa. Con o sin razones, y con inmensas presiones en contra, los partidos políticos agacharon sus cabezas para dar paso a candidaturas “independientes” y de la “sociedad civil”. El resultado lo conocemos y padecemos todos. La antipolítica produjo un hecho político que catapultó al poder a un militar golpista, animal político como pocos, que dijo que llegó para quedarse y que hasta ahora lleva once años en el poder. Y para hacerlo, y mantenerse, politizó a amplios sectores de la sociedad. Se cae en el error de creer que la legitimidad y la democracia vienen dadas por los votos. Eso no es cierto. Chávez lleva desde el noventa y ocho ganando elecciones y eso no lo hace ni más demócrata ni más legítimo que muchos de los que militamos en las filas de la oposición. Para vencer electoralmente a Chávez, o para ganar espacios políticos tan necesarios, los sectores de oposición debemos abandonar los dogmatismos, debemos escuchar mucho, discutir todo lo necesario y agotar las vías del consenso, método muy democrático donde se acepta al adversario, y, de no llegar a acuerdos, estudiar otros métodos de selección de candidatos, por ejemplo, las primarias. En un país que se cae a pedazos, donde los servicios más básicos fallan y se racionan, donde la inseguridad personal campea en todos los rincones, donde el poder ejecutivo, que concentra al resto de los poderes, aúpa mafias y triquiñuelas, donde la ineficiencia de la gestión gubernamental está quedando al descubierto, los sectores de oposición tienen que necesariamente mostrarse unidos. Unidos en la oferta electoral y unidos en las propuestas del país necesario. El país espera un acto público con todos los sectores de la oposición, partidos políticos, redes populares, asociaciones y personalidades, donde propongan una agenda legislativa que la gente perciba como el comienzo del fin de sus problemas, que son muchos. No puede ser nunca más importante el método de selección de candidatos que la oferta electoral en sí misma. La gente no va a perdonar divisiones de este tipo.

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