Por: Dra. R.V. Perez - Hay un número diverso de síntomas que son originados por la presencia del estres en nuestra salud:
1. Irritabilidad general, hiperexcitación o depresión. Esto va asociado con agresividad anormal o con indolencia, según nuestra constitución física.
2. Palpitación cardiaca, indicadora de tensión arterial elevada (debido al estrés) que puede llegar a provocar dolor en el pecho, con falta del aire.
3. Sequedad en boca y garganta.
4. Conducta impulsiva y gran irritabilidad emocional.
5. Impulsos irresistibles de gritar.
6. Incapacidad de concentración, pensamiento flotante y desorientado en general, o reiterativo y perseverante sobre algún problema acontecido.
7. Sensación de irrealidad, debilidad o vértigo.
8. Predominio de la sensación de fatiga y pérdida de la "alegría del vivir".
9. "Ansiedad flotante", es decir tener miedo sin saber de que o a que.
10. Tensión emocional e hipervigilancia, sensación de estar sobreexcitado.
11. Temblores, tics nerviosos.
12. Tendencia a asustarse fácilmente por cualquier ruido no habitual.
13. Risa nerviosa y chillona.
14. Tartamudeo y otras dificultades del habla.
15. Bruxismo o rechinar de dientes.
16. Insomnio de conciliación: dificultad para comenzar el sueño; o insomnio de despertar: la persona se despierta antes de la hora prefijada y no logra volver a dormir.
17. Hipermotilidad, técnicamente llamada hiperkinecia, que es la tendencia a ir de un lado a otro sin razón, e incapacidad para detenerse en actitud relajada en un asiento confortable
18. Sudoración profusa si la presencia de un excesivo calor. Manos frías y sudorosas. Fatiga.
19. Necesidad frecuente de orinar.
20. Diarrea, indigestión, nauseas, a veces vómitos. Todos estos son signos de los trastornos en el sistema gastrointestinal o puede tener constipación pertinaz.
21. Cefalea migrañosa.
22. Tensión premenstrual o desarreglos de los ciclos menstruales.
23. Dolor en el cuello o en la parte baja de la espalda, generalmente debido al aumento de la tensión en los músculos de la espalda.
24. Falta o exceso de apetito, esto se verifica rápidamente por las alteraciones frecuentes del peso corporal, acompañado por trastornos en la alimentación: obesidad, desnutrición, anorexia, bulimia. Esto ocurre porque el estrés modifica algunos neurotransmisores en el cerebro y sobre todo en el centro del apetito y en los centros que tienen que ver con la sensación del placer, provocando una disminución de los mismos y por eso la persona se puede encontrar sin apetito, no le siente gusto a nada, sin placer oral o con excesiva ansiedad por comer algo rico pero nada satisface su sensación.
25. Pérdida del apetito por disfunción gastrointestinal, es decir, el estrés aumenta la secreción de ácido clorhídrico y a partir del estómago en adelante la digestión es irregular, provocando vómitos, nauseas, dolores, malestares, cefaleas y hasta diarreas o sangrado en el tubo digestivo (hemorragia digestiva alta con melena). Y consecuentemente un estado anémico que acarrea más estrés y mayor malestar.
26. Aumento del vicio de fumar.
27. Aumento del uso de fármacos legales (especialmente tranquilizantes).
28. Adicción al alcohol y/o a drogas ilegales. Esto ocurre porque nuestro centro del placer se encuentra insatisfecho y tratamos de escondernos para olvidar la causa de nuestro "disestres" (estrés en forma discordante y abundante) o lo que tanta frustración nos provoca. A veces pasamos a estados de "euestres" es decir el mismo estrés pero con cierta situación de euforia desenfrenada. Esta sería la antesala de los desórdenes bipolares con euforia y depresión pasando de uno a otro estado por temporadas.
29. Pesadillas frecuentes, repetitivas y/o incoherentes.
30. Conductas neuróticas, "quiero pero no".
31. Psicosis, observación de la realidad alterada, con una visión de lo real totalmente distorsionado.
32. Tendencia a los accidentes, que en general encubren una cierta conducta suicida.
33. Tristeza, apatía, sensación de inseguridad, sensación de carencia directiva, sensación de menor valía o desesperación, tendencia a la postergación, retraimiento o aislamiento.
34. Higiene personal deficiente, apatía en la forma de vestirse o arreglarse.
Regina Victoria Perez - http://rejuvenecer.relacionarse.com/index.php/154002
1. Irritabilidad general, hiperexcitación o depresión. Esto va asociado con agresividad anormal o con indolencia, según nuestra constitución física.
2. Palpitación cardiaca, indicadora de tensión arterial elevada (debido al estrés) que puede llegar a provocar dolor en el pecho, con falta del aire.
3. Sequedad en boca y garganta.
4. Conducta impulsiva y gran irritabilidad emocional.
5. Impulsos irresistibles de gritar.
6. Incapacidad de concentración, pensamiento flotante y desorientado en general, o reiterativo y perseverante sobre algún problema acontecido.
7. Sensación de irrealidad, debilidad o vértigo.
8. Predominio de la sensación de fatiga y pérdida de la "alegría del vivir".
9. "Ansiedad flotante", es decir tener miedo sin saber de que o a que.
10. Tensión emocional e hipervigilancia, sensación de estar sobreexcitado.
11. Temblores, tics nerviosos.
12. Tendencia a asustarse fácilmente por cualquier ruido no habitual.
13. Risa nerviosa y chillona.
14. Tartamudeo y otras dificultades del habla.
15. Bruxismo o rechinar de dientes.
16. Insomnio de conciliación: dificultad para comenzar el sueño; o insomnio de despertar: la persona se despierta antes de la hora prefijada y no logra volver a dormir.
17. Hipermotilidad, técnicamente llamada hiperkinecia, que es la tendencia a ir de un lado a otro sin razón, e incapacidad para detenerse en actitud relajada en un asiento confortable
18. Sudoración profusa si la presencia de un excesivo calor. Manos frías y sudorosas. Fatiga.
19. Necesidad frecuente de orinar.
20. Diarrea, indigestión, nauseas, a veces vómitos. Todos estos son signos de los trastornos en el sistema gastrointestinal o puede tener constipación pertinaz.
21. Cefalea migrañosa.
22. Tensión premenstrual o desarreglos de los ciclos menstruales.
23. Dolor en el cuello o en la parte baja de la espalda, generalmente debido al aumento de la tensión en los músculos de la espalda.
24. Falta o exceso de apetito, esto se verifica rápidamente por las alteraciones frecuentes del peso corporal, acompañado por trastornos en la alimentación: obesidad, desnutrición, anorexia, bulimia. Esto ocurre porque el estrés modifica algunos neurotransmisores en el cerebro y sobre todo en el centro del apetito y en los centros que tienen que ver con la sensación del placer, provocando una disminución de los mismos y por eso la persona se puede encontrar sin apetito, no le siente gusto a nada, sin placer oral o con excesiva ansiedad por comer algo rico pero nada satisface su sensación.
25. Pérdida del apetito por disfunción gastrointestinal, es decir, el estrés aumenta la secreción de ácido clorhídrico y a partir del estómago en adelante la digestión es irregular, provocando vómitos, nauseas, dolores, malestares, cefaleas y hasta diarreas o sangrado en el tubo digestivo (hemorragia digestiva alta con melena). Y consecuentemente un estado anémico que acarrea más estrés y mayor malestar.
26. Aumento del vicio de fumar.
27. Aumento del uso de fármacos legales (especialmente tranquilizantes).
28. Adicción al alcohol y/o a drogas ilegales. Esto ocurre porque nuestro centro del placer se encuentra insatisfecho y tratamos de escondernos para olvidar la causa de nuestro "disestres" (estrés en forma discordante y abundante) o lo que tanta frustración nos provoca. A veces pasamos a estados de "euestres" es decir el mismo estrés pero con cierta situación de euforia desenfrenada. Esta sería la antesala de los desórdenes bipolares con euforia y depresión pasando de uno a otro estado por temporadas.
29. Pesadillas frecuentes, repetitivas y/o incoherentes.
30. Conductas neuróticas, "quiero pero no".
31. Psicosis, observación de la realidad alterada, con una visión de lo real totalmente distorsionado.
32. Tendencia a los accidentes, que en general encubren una cierta conducta suicida.
33. Tristeza, apatía, sensación de inseguridad, sensación de carencia directiva, sensación de menor valía o desesperación, tendencia a la postergación, retraimiento o aislamiento.
34. Higiene personal deficiente, apatía en la forma de vestirse o arreglarse.
Regina Victoria Perez - http://rejuvenecer.relacionarse.com/index.php/154002
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