sábado, 14 de noviembre de 2009

Jineteras soviéticas


EDITORIAL EL NACIONAL - ¿Cuáles bases? El Presidente de la República decidió ayer seguir en el montaje cínico y anunció la guerra a Colombia y la invasión de los "marines norteamericanos" a Venezuela. Pues que con su pan se lo coma. Pero los venezolanos (según revelan las encuestas) no tienen ni la menor gana de ir a pelear contra los colombianos, ni éstos con nosotros, entre otras cosas porque en esta tierra viven más de dos millones de familias originarias del país vecino. ¿Qué va a hacer, si llega la guerra, el comandante bolivariano con esta gente que trabaja pacíficamente en el país? ¿Los va a conducir a campos de concentración? ¿Los va a expulsar montados en camiones sin darle chance alguno para que recojan sus cosas y retiren a sus hijos de las escuelas? ¿Los botarán de sus trabajos, le pagarán sus prestaciones, les quitaran las cédulas y les expropiarán sus humildes casas y sus terrenitos comprados con el sudor de su frente? Si estalla la guerra, como quiere, anuncia y propone el Comandante, centenares de miles de colombianos enterrarán sus sueños de progreso en Venezuela, donde han sido recibidos con los brazos abiertos como gente trabajadora y respetuosa. Ahora son enemigos, y peor, presuntos paramilitares. Tendrán que volver a su país con la esperanza expropiada por el chavismo. Ya comenzaremos a ver en las fronteras a la gente colombiana en caravana regresando a sus lugares de origen, cargando con lo que puedan y tratando de salvar lo poco que sea salvable. Y no les queda otra salida porque si estalla una guerra serán considerados como enemigos y, si se quedan, caerán en la condición de sospechosos de colaborar con el gobierno de Uribe o con los paramilitares. Lo único será volverse amigos de las FARC y el ELN, para poder sobrevivir sin que los martille la GN. Tanto los colombianos sensatos como los venezolanos que tienen muy claro los efectos devastadores de una guerra sienten una inmensa angustia por el destino de los dos pueblos. Tanto las narcoguerrillas de las FARC como del ELN, han tenido como objetivo estratégico provocar un enfrentamiento bélico entre los gobiernos de Bogotá y Caracas, con la finalidad de parar y revertir la exitosa ofensiva del ejército colombiano contra ellos. Aquí el Comandante ha comprado la idea que esas narcoguerrillas constituyen una fuerza que atacará en la retaguardia al ejército colombiano. Es un juego peligroso y cínico. Tan cínico como el de Fidel Castro, que se lanza un discurso hipócrita contra la presencia de militares estadounidenses en Colombia. Pero se olvida de que él fue el único presidente latinoamericano que tuvo, al mismo tiempo, dos "bases imperialistas" en su país: la de Guantánamo, de Estados Unidos, y la de misiles en Sagua La Grande, de la Unión Soviética. Y los soviéticos pagaban a los cubanos en dinero constante y sonante. Un caso deleznable en el que las fuerzas armadas cubanas se comportaban como jineteras del imperialismo soviético. Hay que tener memoria.

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