En Venezuela las reglas de la economía pareciera se están reinventando. Por ejemplo, se tiene que, según cifras de Datanálisis, en lo que va de 2009 el salario real de los venezolanos cayó 12%, mientras que la demanda de bienes básicos decreció en un 3%. La lógica económica indicaría que el menor poder adquisitivo sumado a una menor demanda induciría a la baja en los precios de esos productos básicos. ¡Pues no fue así! Las cifras del IPC publicadas la semana pasada por el Banco Central de Venezuela echan por tierra esta teoría. Según el BCV la inflación en lo que va de 2009 fue de 17,4%, para un acumulado en los últimos 12 meses de 28,8%. Mientras que el IPC del Área Metropolitana de Caracas en agosto aumentó 2,0%, 0,3% más que agosto de 2008, impulsada particularmente por la inflación de 2,7% de los alimentos y bebidas no alcohólicas. Las razones que explicarían este anómalo comportamiento se derivan de un cóctel mortal: Bajos precios del petróleo, destrucción del sector productivo nacional por políticas de corte comunista, y un control cambiario que asfixia al sector productivo desde 2003. Así, con la merma del ingreso petrolero, las divisas oficiales de Cadivi se han convertido en un bien escaso. Los dólares ya no alcanzan para cubrir las ingentes importaciones que hoy son indispensables para abastecer el mercado nacional, gracias a la deplorable situación en la que se encuentra la industria nacional. En la actualidad, aún sin cifras oficiales confiables, es de prever que estén presentándose dos fenómenos: El primero, que las importaciones están en declive si se comparan con las de 2008. Esto no es una buena noticia: Uno, porque ello no significa que las importaciones que se están dejando de hacer se estén sustituyendo con producción nacional. Y dos, porque eso indica que el mercado nacional estaría quedando desabastecido ya que la oferta está cayendo más rápido que la demanda. Esto se corrobora cuando el BCV informa que el sector alimentos registró una contracción de 6,3% en el primer semestre de 2009. Y aunque esto no se ha traducido aún en masivos anaqueles vacíos, el desabastecimiento podría estar a la vuelta de la esquina cuando repunte el consumo debido al incremento de 10% del salario mínimo vigente desde el 1° de septiembre y al pago de aguinaldos y utilidades en el cuarto trimestre. Y el segundo fenómeno sería el que gran parte de los bienes y productos importados se están comprando con dólar permuta, lo que en la práctica es una devaluación indirecta que encarece el bien, lo cual viene agravándose desde 2008.Mientras tanto, como si de otra Venezuela se tratara, el presidente Hugo Chávez, en su gira por el norte de África, el Oriente Medio y Europa, está haciendo ofertas a diestra y siniestra desde gasolina, asfalto, gas e incluso alimentos. Por ejemplo, a Siria le ofreció mandarle alimentos básicos como maíz y arroz para ayudar a ese país a alcanzar su soberanía alimentaria. ¿Cómo pretende el mandatario exportar alimentos básicos a Siria, cuando ni siquiera puede abastecer la demanda alimentaria de los venezolanos, la cual pende del hilo importador?Este ofrecimiento luce, por decir lo menos, como una soberana temeridad del mandatario venezolano, a quien no le importa que el país esté inserto en una caótica situación económica y alimentaria gracias a sus políticas anti empresa privada.. Disponible en inglés en: www.veneconomy.com a partir de las 4:00 p.m.
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