Por: Arístides Bastidas
La
depresión es un estado de ánimo que nos aleja de la vida y nos acerca la
muerte. Es a fuerza del verdadero valor, como podemos vencerla y
continuar en este mundo. Sam, el cisne enamorado, no lo comprendió así, y
al ver partir a su compañera, se fue detrás de ella, como en las
melancólicas novelas del siglo pasado. Debemos disculpar a Sam. Había
perdido su único bien. No tuvo la suerte del hombre, que en sus
bocamangas de jugador, puede guardar la carta triunfal de la esperanza.
Porque jamás lo pierde todo y siempre le queda algo que hace falta a sus
semejantes. Nadie es tan pobre que carezca de una sonrisa quizás
triste, pero inflamada de solidaridad para calmar un pesar ajeno, acaso
más hondo que el propio.
Los
cisnes ingresaron en los bosquecillos de las fábulas apenas los viera
un hombre primitivo que tenía alma de poeta. Todos recordamos al "Patito
feo", ese nórdico lleno de calor que fuera Hans Christian Andersen. Es
la historia afable y cruel de un patito hostilizado por los suyos,
obligado escapar sin rumbo fijo. Los riesgos y contrariedades en medio
de los cuales creció, ni le quebrantaron au fe en la vida ni alteraron
su apariencia.
Después de mil padecimientos, desembocó en un lago azul donde nadaban apaciblemente unos seres blancos de largos cuellos y de una hermosura sin par. Uno de aquellos seres lo miró con simpatía. La coquetería de su mirada no dejaba dudas acerca de su sexo. El "Patito Feo, lleno de humildad, aceptó la invitación de ella. Y al entrar en el agua tranquila y verse reflejado en las mismas, se dio cuenta de que él también era un cisne.
No se si Sam leyó el cuento, tan real como sus propias furia, porque se repite todos los días entre los hombres, aunque no con el mínimo infeliz desenlace lamentablemente.
Muchos patitos se van sin darse cuenta de que son cisnes.
Después de mil padecimientos, desembocó en un lago azul donde nadaban apaciblemente unos seres blancos de largos cuellos y de una hermosura sin par. Uno de aquellos seres lo miró con simpatía. La coquetería de su mirada no dejaba dudas acerca de su sexo. El "Patito Feo, lleno de humildad, aceptó la invitación de ella. Y al entrar en el agua tranquila y verse reflejado en las mismas, se dio cuenta de que él también era un cisne.
No se si Sam leyó el cuento, tan real como sus propias furia, porque se repite todos los días entre los hombres, aunque no con el mínimo infeliz desenlace lamentablemente.
Muchos patitos se van sin darse cuenta de que son cisnes.
Tomado de:
http://aristidesbastidas.blogspot.com/2006/07/la-depresin-es-un-estado-de-nimo-que.html
http://aristidesbastidas.blogspot.com/2006/07/la-depresin-es-un-estado-de-nimo-que.html
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