jueves, 21 de marzo de 2013

Palabreo de la condición perdida

Por Luis Manuel Aguana -
@laguana -http://ticsddhh.blogspot.com/


Solo la pluma de Andrés Eloy Blanco pudo precisar con exactitud la geografía humana del venezolano. La descripción de la mujer abandonada del páramo andino en el  “Palabreo de la loca Luz Caraballo”, la realidad del preso político en el “Palabreo de la alegría perdida”, y la famosa recluta en el “Palabreo de la Recluta”, son solo parte del legado de ese insigne venezolano de todos los tiempos. En esos “palabreos”, Andrés Eloy decía siempre algo de cómo somos, para bien o para mal.


Me atrevo en esta oportunidad a pedirle prestado a Andrés Eloy Blanco el nombre que le puso a varios de sus hermosos versos para describir algo también es muy propio de los venezolanos: No nos gusta confrontar. “Nuestra cultura tiende a no enseñar ni reforzar la asertividad, es decir el derecho que tiene y debe ejercer la gente para exponer su punto de vista, sin irrespetar el del oponente. Ser asertivo significa decir lo que se piensa con seguridad, sin agresividad y con gran respeto por la opinión de otro que pueda ser contraria, y no inhibirse de dar la respuesta apropiada aún cuando creamos que ella no va a ser bien recibida”.


De acuerdo con estos estudios, el venezolano evita la confrontación, tiene la tendencia a escurrir el bulto, a no entrarle de frente a los problemas, a pensar que no hacer nada es una decisión. Y de hecho lo es. No hacer nada frente a los problemas es en efecto una decisión. Sin embargo, la experiencia indica que la mayoría de las veces resulta la peor decisión. Y eso es lo que ahora estamos contemplando de nuestro liderazgo opositor en relación al tema de las condiciones electorales.


Los dirigentes designados del Comando “Simón Bolívar” entregaron al CNE un documento contentivo de 13 garantías a ser satisfechas para poder ir al proceso electoral porque ya no había manera de evadir el tema de las condiciones electorales. El mismo candidato hizo una verónica impecable cual torero en el ruedo, al pasarle la capa a la pregunta de una periodista internacional. Indicó que ese era un tema del Comando de Campaña. Y el Comando no dijo nada.


Sin embargo, era un tema ineludible. Los medios, la gente, Venezuela le está preguntando a Capriles y su Comando si irán a estas elecciones con el mismo Registro Electoral, las mismas captahuellas pegadas a las maquinas de votación, con la mismita maquina de verificación a la entrada de los centros que le hace saber al PSUV cuales pobres no han votado para ir a amenazarlos con quitarles lo poco que les corresponde por derecho como venezolanos. ¿Y entonces?


El problema es no solo exigir las condiciones con las cuales se va a ir a un proceso, sino saber que harás si no te las cumplen. Necesariamente tendrás que confrontar, más temprano que tarde. Las respuestas han sido evasivas: “Me preguntan qué voy a hacer ante las condiciones; quiero que se pregunten que van a hacer ustedes por esas condiciones” dijo el candidato en una entrevista el pasado domingo, devolviéndonos a nosotros la responsabilidad. No les gusta decir que deberán tener un p… con el gobierno si no cumplen lo que solicitamos, amenazando con acciones concretas. ¿Será ese factor cultural del que habla el estudio de Granell?


El lenguaje confrontacional permanente del fallecido Presidente resultaba incómodo para todos. Pero el gobierno siempre reculó cuando se le devolvía el golpe con la misma contundencia. ¿Recuerdan el Decreto 1011 de la educación? Chávez siempre respetó, cual mapurite que sabe a quién ensucia, cuando le devolvían el golpe. Eso es demostrar que no solo hay que tener respeto por el otro, sino también que hay que hacerse respetar. 


Es por eso que cuando el movimiento estudiantil confronta directo, el gobierno recula. Lo demostraron en la Embajada de Cuba cuando lograron que el Presidente apareciera. Si no se hubiera confrontado todavía no supiéramos donde está Chávez. Ahora el tema es exigir condiciones electorales; que respeten nuestro derecho de tener elecciones libres y asumir las acciones correspondientes si el gobierno incumple. Que sepan las consecuencias de ignorar nuestros derechos. Sin embargo, ahora el candidato y su Comando quieren que ese trabajo lo hagan otros. Lamentablemente eso no es posible.


¿Podrán los estudiantes o cualquiera decir que no aceptará el resultado si el candidato lo hace luego de ir exactamente igual a las elecciones como fuimos el 7-O? ¿Pueden los estudiantes o cualquier venezolano decir después de las elecciones que hubo fraude si el candidato de la oposición y su Comando de Campaña dicen que el proceso fue impecable?


Hay cosas que solo puede hacer el candidato, nadie más. Sólo él ostenta el liderazgo de este proceso electoral. Por eso todo el mundo estaba resteado con él-y él lo sabía-, cuando el gobierno saco sus tanquetas frente al Fuerte Tiuna a la espera de su respuesta el 7-O. Pero como no nos gusta confrontar, el candidato cedió.


No habrá más oportunidades como esta después del 14 de Abril. El gobierno arreciará porque ya no está el líder supremo y estos siguises harán lo que se les ordene desde La Habana. Entonces ya no queda otra, hay que confrontar, si no queremos que profundicen el castrocomunismo en Venezuela. Y el abanderado, el que va de primero en esa confrontación, no es otro que Henrique Capriles. Todos los demás vamos detrás.


Aquí las condiciones no están perdidas como parecieran. Hemos mencionado en algunas oportunidades que tal vez el término “condiciones” no es el más adecuado. Lo que exigimos son nuestros Derechos Humanos a tener unas Elecciones Auténticas por parte del órgano electoral y a nuestro liderazgo a exigirlas. Lo que si podemos y estamos haciendo como sociedad civil es exigir el cumplimiento de nuestros derechos, nada más. 


Pareciera que ese simple hecho molesta y esconde al liderazgo. Ni quieren confrontar al gobierno, ni quieren confrontar a la población que exige que se exijan esos derechos. Parece un juego de palabras pero es así.


Andrés Eloy Blanco no estuvo equivocado en su profundo conocimiento de la esencia del venezolano. Eso lo hizo inmortal. Si viviera hoy, estoy seguro que escribiría de las condiciones que exigimos como en el “Palabreo de la alegría perdida” al negársele la guitarra que pedía el prisionero: “póngale la mano asina y usted mismo me la trae”


Caracas, 19 de Marzo de 2013

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