La palabra «acrónimo» designa, por un lado, el término formado por la unión de elementos de dos o más palabras, constituido normalmente por el principio de la primera y el final de la segunda o, también, por otras combinaciones. teleñeco, de televisión y muñeco; docudrama, de documental dramático; módem, de modulación y demodulación; Mercosur, de Mercado Común del Sur; Pemex, de Petróleos Mexicanos; Inserso, de Instituto Nacional de Servicios Sociales. Por otro lado, también se llama acrónimo a la sigla que se pronuncia como una palabra: OTAN, ovni, sida. Debido a su forma pronunciable, es muy frecuente que los acrónimos, tras una primera fase en que aparecen escritos con mayúsculas por su condición de siglas (OVNI, SIDA), acaben por incorporarse al léxico común del idioma y se escriban, por ello, con letras minúsculas (ovni, sida), salvo, naturalmente, cuando se trata de nombres o denominaciones que exigen su escritura con inicial mayúscula (Unesco, Unicef). La formación de siglas y acrónimos es un fenómeno muy extendido en países anglosajones, especialmente en ámbitos científico-técnicos. Así, se han incorporado a nuestro idioma numerosas palabras que son, originalmente, siglas o acrónimos ingleses: radar, por radio detecting and ranging; sonar, por sound navigation and ranging; láser, por light amplification by stimulated emission of radiation; pulsar, por pulsating star; quásar, por quasi stellar radio source; transistor, por transfer resistor; télex, por teleprinter exchange; Avión es el acrónimo de Appareil Volant Imitant l'Oiseau Naturel ("aparato volador que imita el ave natural"), inventado por Clément Ader. En algunos casos, los acrónimos extranjeros se han adaptado o traducido al español, y así, no decimos aids (adquired immuned deficiency syndrome), sino sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida); no decimos NATO (North Atlantic Treaty Organization), sino OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte); no decimos NAFTA (North American Free Trade Agreement) sino TLC (Tratado de Libre Comercio). Una vez incorporados al léxico común del idioma, los acrónimos forman el plural siguiendo las reglas generales de su formación en español, esto es, añadiendo -s si terminan en vocal (ovnis, ucis) o -es si terminan en consonante (radares, transistores). En cuanto a su género, la mayoría de los acrónimos del primer tipo, es decir, los formados por la unión de elementos de dos o más palabras, han adoptado el género masculino, incluso cuando la traducción de la palabra núcleo de la expresión extranjera abreviada es femenina: un pulsar, a pesar de que star ‘estrella’ es femenino; un quásar, a pesar de que source ‘fuente’ es femenino. A veces, este masculino se explica porque se sobrentiende un concepto masculino elidido: el [rayo] láser, a pesar de que light ‘luz’ es femenino. Por el contrario, los acrónimos que se originan a partir de siglas adoptan el género de la palabra núcleo de la denominación completa: la uci (por ‘unidad’, femenino), el sida (por ‘síndrome’, masculino). De los cuatro tipos de abreviaciones que existen, solamente los acrónimos que se han incorporado al léxico general y que, por lo tanto, se escriben con minúscula, admiten su división con guion de final de línea y se someten a las reglas de acentuación gráfica en español: lá- / ser, ra- / dar. Los acrónimos, al igual que las siglas, se leen como se escriben. No son solo, por tanto, abreviaciones gráficas, sino también orales: ante una abreviatura o un símbolo, el lector debe leer, desarrollada, toda la palabra abreviada, mientras que un acrónimo o una sigla se leen sin desarrollar sus componentes abreviados. Los acrónimos suelen omitir para su formación los artículos, las preposiciones y las conjunciones que aparecen en la denominación completa, salvo si son necesarios para facilitar la pronunciación del resultado final: ACUDE (por Asociación de Consumidores y Usuarios de España), pyme (por pequeña y mediana empresa).
Tomado de: www.profesorenlinea.cl
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