Por: Ernesto García Mac Gregor - Unos amables lectores han pedido que me extienda un poco sobre los estratos sociales de esa época, cuando la división en clases, marcaba profundamente a la sociedad, la cual se distribuía de la siguiente manera. Blancos peninsulares 1 por ciento; eran la clase dominante y como se decían hidalgos, no trabajaban. Para 1801, los 30 “blanco nobles” que existían en Maracaibo vivían en la miseria. En cambio los blancos criollos (20 por ciento), llamados blancos de segunda, dominaban el poder económico. Seguían los pardos 50 por ciento, Indios 16 y negros 13. El Archivo Parroquial de la Catedral de Maracaibo tanto de bautismo, como de matrimonio y defunciones, se dividía en: libro de blancos, de castrenses y de inferiores. El ejército realista también tenía una oficialidad peninsular segregada de la milicia de criollos y la de pardos. Los pardos no tenían acceso a las órdenes religiosas, universidades, empleos públicos o cargos militares de carrera. No se les permitía usar ropa de seda, oro, perlas, sombrillas o mantos; no podían tener indios a su servicio, ni usar alfombras o reclinatorios en los templos. Sin embargo, más que por razones de raza, la pureza se demostraba para obtener privilegios políticos y económicos que el estrato ofrecía. Algunos pardos de “color blanco” se mudaban a pueblos apartados, donde el sacerdote bautizaba a los hijos siguiéndose por el color de la piel. La condición de la madre determinaba el estrato social que correspondía al cristianado. De esta manera quedaban registrados como blancos y en esa condición volvían a la ciudad. Al mismo Simón Bolívar se le acusó de tener 6.25 por ciento de sangre negra, es decir que era requinterón de mulato, lo cual se aclaró. Fue finalmente en tiempos de las guerras civiles, cuando se borró esta odiosa diferencia de clases que ahora el innombrable trata imponer de nuevo. Que oiga quien tiene oídos.
Diario La Verdad. Maracaibo 04-10-11
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