lunes, 22 de noviembre de 2010

Letanía sobre el Poder


Mery Sananes - ¿Y QUÉ ES UNA IMAGINERÍA? - Este espacio fue creado para imaginerías. ¿Y qué es una imaginería? El anverso del poder. La capacidad de creación sobre la fuerza para oprimir. El recinto donde el hombre consagra el vivir. El coloquio del corazón con la flor. La esperanza de un tiempo sin aflicción. Pero para el mundo que el hombre ha construido la imaginería es una ilusión. Una conjugación del porvenir. Una utilería para sobrevivir. Aún no se ha convertido en una realidad colectiva, en un hacer nuestro y permanente, en la huella del hombre sobre el agua.

UN ESPEJO QUE AGUARDA - Es un espejo que aguarda fraguarse desde los fondos marinos y las orillas deshabitadas. Es un deseo que anida en el alma. Un mandarinar que aún no esparce sus gajitos. Es la ofensiva amurallada de la vida contra la muerte. Todo lo contrario del poder, que jamás podrá contener imaginería alguna, aunque disponga de todas sus maquinarias para destrozar la vida y convertirla en otro instrumento de sumisión. De violencia. De aplastamiento y perversión.

¿Y QUÉ ES EL PODER? -
¿Y qué es el poder? ¿Un designio otorgado por los dioses al hombre para hacerlo a su imagen y semejanza? ¿Un salvoconducto para la eternidad? ¿El santo y seña de la impunidad? El poder está en todas partes. Se ejerce, manifiesta y expresa de infinitas maneras. Y su capacidad para dañar crece proporcionalmente a la fortaleza de los campos mayores sobre los que gravita. O en los pequeños donde es posible de un solo golpe exiliar toda ilusión de que el mundo puede ser un sitio donde la justicia impere, sin estar unida al poder que la convierte en injusticia.

UNA MADEJA INCALCULABLE DE HILOS - El poder es esa madeja incalculable de hilos que se entrecruzan, extienden, para sujetarlo todo, hasta la respiración. Y se vale de todos los recursos a fin de no debilitarse o ceder espacios a quien somete, veja o expropia hasta la vida. El poder está indisolublemente ligado al capital. Una fuerza que todo lo corrompe y resquebraja. Y como se construye en base a la compraventa de conciencias y entidades, a veces también implosiona en su propia podredumbre.

UN GOCE SECRETO Y A VIVA VOZ - El poder es profundamente repulsivo. No tiene medida ni límite en su expansión y en su capacidad para humillar. El poder utiliza las herramientas más sofisticadas para hacerse pasar por benévolo y para trabajar con la anuencia de aquellos a quienes oprime, domina y somete. El poder es ese placer de ubicarse en una posición desde la cual hay alguien sobre quien ejercerlo. Es un goce secreto y a viva voz, que se deleita cuando logra la sumisión obligada, la domesticación, la profanación, la humillación.

UN VENENO LETAL - El poder es un veneno letal que liquida a quien se interpone contra él y que a la vez envenena a quien lo ejerce hasta convertirlo en el mismo trozo de miseria al que conduce a tantos. Sólo que no nos damos cuenta. No hemos crecido aún lo suficiente para detectar el poder cuando comienza a nacer. Por el contrario, lo dejamos pasar, casi hasta lo envidiamos, porque cuando se ejerce contra nosotros, deseamos poder para tomar la debida venganza, que consiste en humillar a quien te humilla, someter a quien te somete, herir a quien te ha herido con toda su saña.

POBRE MUNDO DESTROZADO - Vivimos entonces en un mundo que se reparte entre quienes ejercen el poder y quienes desean ejercerlo. Pobre mundo destrozado que aniquila todo lo que no se ubique entre esos dos polos. La mayoría, sobre la cual se ejerce globalmente el poder, su grado de sometimiento es tal, que no tiene posibilidades mayores de comprender los mecanismos que la aniquilan. De modo tal que toma su desvivir como un destino asignado del cual no se puede salir. Y a lo más que acude es a una instancia supraterrenal o divina a quien clama por algo de suerte o un lugar en el más allá.

LA ALIANZA CAPITAL-RELIGIÓN - Extraordinario trabajo, por cierto, que fortalecen las religiones, las ideologías, las llamadas ciencias del hombre, trasmutadas en medios o ciencias del poder, para consolar a los sometidos y ofrecerles a cambio de su sacrificio aquí en la tierra, un lugar innominado allá en el paraíso y tal vez hasta a la diestra del Señor, o una aplicación estadística en los basureros del mundo. Las religiones y las ciencias se alían entonces con el capital para ejercer la dominación y justificar toda injusticia. Y por más que Jesús, por nombrar un iluso imaginario, haya tratado de enderezar esos entuertos, sólo sobrevive el acuerdo-negociación, la trampa-mentira sobre la cual se levanta todo el proceso civilizatorio, que otorga parcelas de poder a algunos mientras mantiene a las mayorías violentadas hasta lo indecible. Pobre mundo sin rumbo que no atina a discutir proyecto alguno, que tenga en su mira conformar una sociedad sin poderes ni sometimientos.

UN ARMA VERTICAL - El poder es un arma vertical que va empujando hasta ejercer la potestad sin límite de cada quien sobre cada quien. Allí nadie se salva. Quien no hace uso del poder que le haya sido otorgado, será sometido por el poder que lo precede. No tiene alternativa ni salida.

METÁFORA DE LA MUERTE - El poder es una metáfora de la muerte que se instala entre los párpados y le roba a la vida toda su certidumbre. Es un espacio sin vacíos, que revienta todo a su alrededor hasta reventarse a sí mismo. Sólo que cuando eso ocurre otro poder lo sustituye y el ciclo se repite interminablemente, porque no hay quien lo detenga.

LA HISTORIA COMO SUCESIÓN DE PODERES - La sociedad, en su desenvolvimiento y en medio de ese proceso que nos han vendido como de progreso y superación, no es más que una sucesión de poderes, cada uno más efectivo que el anterior, porque los propios poderes que se crean, lo hacen para darle continuidad a los espacios de su dominio. Cuando caen, son sustituidos por nuevos poderes que hacen uso de todo el avance tecnologico, cientifico e ideológico para hacerse pasar por renovadores, subversivos y hasta revolucionarios. Hasta que la propia historia se encarga de demostrar lo contrario. Y el poder vuelve a usurpar la condición de la esperanza, la ilusión o el sueño de un mundo con justicia para todos.

NO HAY OTRO HISTORIAL SINO ÉSTE - No hay otro historial sino éste. No se conoce. Y ya ni siquiera tenemos capacidad para imaginarlo. Nos han convertido, y así lo hemos aceptado, en seres pasivos, resignados a recibir las migajas del poder que nos controla y con él fabricar una suerte de vida en la cual buscamos aplicar el mínimo poder que nos ha sido concedido para aplastar todo conato de pensamiento diferente. Con el niño comenzamos nuestra labor. O lo sometemos con el hambre, la violencia, la desnutrición, la insalubridad, las carencias y la muerte de mengua, o si tiene el privilegio de poseer bienes materiales, lo liquidamos pronto a fuerza de robarle su libertad, su espontaneidad, su ilusión y su capacidad para inventar.

AY DEL HIJO QUE HABLA CON LAS PIEDRAS - Pronto lo colocamos en el riel de la vida permitida. Y lo que no logramos hacer nosotros directamente, lo delegamos en las instituciones de todo tipo, entidades todas encargadas de concluir con la misión de controlar los desaguisados o los exabruptos. Ay del hijo que sueña cielos sin horizontes y mira por las ventanas en busca del amanecer. Ay del niño que habla con las piedras, los pájaros y la lluvia. Ay del que se asoma atónito a contemplar las estaciones de la luna o los pasajes del bosque. Cuidado, ese pequeño ser indefenso, que adviene a la vida cargado de imaginerías, puede poner en peligro el planeta entero, la sociedad existente, el poder que se levanta sobre la extinción de todo asombro. Por eso pronto se le domestica, se le ordena, se le reglamenta, se le pone horarios y se le cierran los espacios para que deje de soñar. Debe obedecer, seguir las reglas, cumplir los horarios, domesticarse a través de la sumisión a los poderes.

TRISTE MUNDO QUE HA AUTO DESTERRADO SU PROPIA VIDA - Así sabrá que cuando crezca otros poderes mayores le impondrán lo que debe pensar, hacer, decir y hasta sentir. Y lo hará considerando que es algo tan natural como el día y la noche. No se preguntará por los cauces secretos que lo convirtieron en un ser amaestrado. Esperará tan sólo la ocasión para a su vez domesticar a quien se le atraviese. Triste mundo que ha autodesterrado su propia vida. En ella ya no cabe nada que hable el lenguaje secreto de los árboles. Hasta nuestra palabra es un poder destemplado y desvergonzado que nos ha robado el rubor del lenguaje que alguna vez soñó ser humano y amoroso. Nuestras palabras se han convertido en órdenes o en sumisiones. Perdió casi desde sus inicios su poder de creación, de imaginería, de redención y consagración.

LA PALABRA: PRIVILEGIO DEL PODER - Quedó encerrado en eso que dan por llamar arte. O en la lágrima de una madre. En el suspiro de un colibrí herido. En la canción que se gesta en las colinas. En el abecedario del agua sobre la tierra que aún retoña. Una expresión libre que no libera a nadie. Un desorden de lo estatuido, que no desordena poder alguno y que las más de las veces se constituye a su vez en poder de murallas, de cercas. De líneas divisorias. En ese contexto hasta la palabra se convierte en un privilegio del poder. Dice César Vallejo: Quiero escribir, pero me sale espuma, / Quiero decir muchísimo y me atollo; / No hay cifra hablada que no sea suma, / No hay pirámide escrita, sin cogollo. / Quiero escribir, pero me siento puma; / Quiero laurearme, pero me encebollo. / No hay voz hablada, que no llegue a bruma, / No hay dios ni hijo de dios, sin desarrollo. / Vámonos, pues, por eso, a comer yerba, / Carne de llanto, fruta de gemido, / Nuestra alma melancólica en conserva. / Vámonos! Vámonos! Estoy herido; / Vámonos a beber lo ya bebido, / Vámonos, cuervo, a fecundar tu cuerva.

ME VOY CON CÉSAR A COMER FRUTA DE GEMIDO - Y hoy y aquí, entre estas paredes abiertas de mi propio encierro, entre esta palabra que no llega a ser espuma, entre esta voz hablada que no llega a bruma, me voy con César a comer yerba, carne de llanto, fruta de gemido, porque como él, en este día de todos los días, estoy herida por poderes disfrazados de relicarios, que llegaron en la noche, al destemplado, a soliviantar la risa de los niños, a amedrentar la luz de sus pupilas, a quebrarles el hilo mágico de sus imaginerías.

LOS PODERES CUMPLIERON SU SENTENCIA INEQUÍVOCA - Como si hubiesen sido obligados a crecer en un instante. Arrebatados de su sol de mariposas, de sus dinteles escarchados, de sus brazos extendidos hacia las auroras que les nacen en sus adentros, y encerrados en el claustro de las sumisiones, las mentiras y los falsos espejos de devociones que nunca supieron de misericordia. Y este yo cuarteado en sus raíces, pulverizado el verso, que supo de los poderes aún antes de nacer, hoy en este día invertido, en este anochecer que no sabe de soles, en esta grieta que se enasta en el alma, he dejado que los poderes tomen por sorpresa mis incertidumbres para cumplir su sentencia inequívoca.

DEJO ESTA LETANÍA COMO UN EXPEDIENTE A LOS PODERES - Y como me he quedado sin palabra y sin espuma, náufraga entre torrentes de cal, vacía de imaginerías que puedan dinamitar el horror, dejo esta inútil letanía, este grito venido de las honduras de un pozo, como un expediente inalterable que le levanto a los poderes de todos los tiempos y dimensiones, a sus usufructuadores, a sus seguidores, a quienes los ejercen y sustentan, a quienes asesinan, a cada paso, la vida que pudo haberse enseñoreado como un don sobre este triste y desvalido planeta, extinguido mucho antes que el astro que lo alimenta y lo nutre. Una letanía que le dedico, inerme como estoy para protegerlos, a tres niños que me enseñaron y siempre me enseñarán el privilegio de vivir sin poderes.

17 de noviembre del 2010
Tomado de:
Media Isla - http://mediaisla.net/revista/2010/11/letania-sobre-el-poder/

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