miércoles, 2 de septiembre de 2009

Otra piedra en el camino


Las seis veces postergadas elecciones sindicales de Petróleos de Venezuela, son una clara evidencia del empeño del Gobierno de copar el movimiento sindical y laboral del país, para ponerlo al servicio de su proyecto comunista. El objetivo de este empeño es sólo uno: en toda hegemonía comunista la representación de los trabajadores sobra. El Estado es el patrono omnímodo.Para lograr su cometido el Gobierno no ha vacilado en ofrecerle villas y castillos, comprando voluntades y conciencias, a los sindicalistas de las empresas del Estado (de vieja y nueva data). Tampoco se ha frenado en crear sus propios grupos sindicaleros, en las empresas privadas y usarlos para introducir la cizaña estatizadora dentro de las mismas y luego para controlar a sus sindicatos naturales.Pero, ha sido el movimiento sindical petrolero al que le han hincado los dientes con mayor saña. Desde la poda masiva y discriminatoria realizada en la época del paro petrolero hasta los actuales momentos de incertidumbre electoral, al movimiento de trabajadores de la estatal petrolera no se le ha dado tregua ni descanso.La situación actual de los trabajadores de PDVSA se torna cada vez más inaguantable, entre otros abusos, impera el hostigamiento, la presión política, al irrespeto a los derechos laborales, así como el flagrante desconocimiento a los meritos y al profesionalismo. Adicionalmente, desde enero de este año, el desconocimiento de las cláusulas contractuales ha puesto en pie de lucha a los trabajadores organizados, dispuestos a exigir sus legítimas reivindicaciones en materia de pagos vencidos, planes de vivienda, atención médica, cumplimiento de normas de seguridad y salud en el trabajo contempladas en la Lopcymat, uniformes, así como de representación y formación sindical, entre otros.A esto se le suma el círculo vicioso donde tienen entrampados a los trabajadores. Por un lado, PDVSA se niega a discutir el contrato colectivo 2008-2010 hasta que no se renueven las organizaciones sindicales. Por otro, no autorizan la convocatoria a elecciones, las cuales han demorado una media docena de veces desde agosto de 2008, fecha cuando correspondía realizarlas legalmente. De nuevo, las elecciones sindicales fueron pospuestas, sin garantía alguna de que se cumpla la fecha pautada ahora para el 30 de septiembre. Lo grave es que, de cumplirse esta nueva fecha, los trabajadores tendrían que lidiar con el ventajismo descarado de una plancha de última hora impuesta y financiada por la gerencia (roja rojita) de PDVSA, así como enfrentarse con la maquinita de fabricar votos del nada independiente Consejo Nacional Electoral.Las buenas noticias son: 1) Que los trabajadores de PDVSA, parecen haber logrado aprender la lección de los trabajadores del Metro de Caracas: El Estado patronal hegemónico nunca actuará a favor de las reivindicaciones laborales, por más que le doblen la cerviz. 2) Y que si los ingentes billetes de PDVSA no han podido doblegar al movimiento sindical de la petrolera, ¿a cual movimiento podrán someter en adelante?De allí las advertencias el pasado 15 de julio del ministro-presidente de PDVSA y vicepresidente del PSUV, Rafael Ramírez, de que PDVSA no sólo está resteada con Chávez sino que no discutirá el contrato colectivo del sector hidrocarburos con ningún sindicato opuesto a la ideología del mandatario, y que trabajador que se niegue a inscribirse en un comité socialista será considerado un conspirador. . Disponible en inglés en: www.veneconomy.com a partir de las 4:00 p.m.

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