Por: Rafael Muci Mendoza - rafael@muci.com - Perversión es la remodelación eterna y la ruina de los hospitales - Juan Pablo Rojas Paúl (1826-1905), Presidente de la República entre 1888-1890, tenía veleidades médicas y corazón; detenía su carroza en la calle para hacer acertados diagnósticos y socorrer directamente a los enfermos. Fue autor del decreto creador del Hospital Vargas de Caracas para dar atención a los más humildes. Por 118 años, así había sido. Perverso: sumamente malo; que causa daño intencionadamente. Que corrompe las costumbres y el orden o estado habitual de las cosas (DRAE). Presidente Chávez, con el debido respeto a su investidura, debo hacer algunas precisiones. No somos perversos. Con la excusa de ser peseteros y podridos importó 41 mil cubanos, poco eficientes y disciplinados. Existen colegas desviados, pero, ¿no existen felones y corruptos entre los militares? Sería desmesura juzgarlos a todos como tales. Mayor perversión que la que usted nos enrostra, es regalar 3 millones de dólares para un hospital oncológico en Uruguay mientras los nuestros no disponen de equipos de radiación, madres jóvenes paren en las aceras y recién nacidos mueren por falta de atención en hospitales de mala muerte, abandonados por su gestión. Perversión es forzar a innumerables colegas jóvenes a irse del país. Perversión es Barrio Adentro, programa paralelo de salud llevado a los realazos donde no se resuelven verdaderos problemas de salud. Perversión es la remodelación eterna y la ruina de los hospitales. Perversión son ministros militares no médicos sin ninguna expedición ni preparación para afrontar ingentes problemas de salud. En fin, perversión es haber dilapidado 90 mil millones de dólares para ver un país asolado y desprovisto. Se siente la angustia y el dolor de sus conciudadanos sometidos por el hampa, la malnutrición y la enfermedad.
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