Por: Ernesto García Mac Gregor - garciamacgregor@gmail.com - Hoy en día, las haciendas invadidas se encuentran desoladas (no producen ni el 10% de lo que antes producían). Además, la Ley de Tierras, la inseguridad jurídica y personal, el acoso por parte del innombrable contra los productores, así como la política agrícola actual ha llevado a la falta de inversión privada y a una baja de la producción de los productos tradicionales (que se tienen que importar). Todo sin contar con la pérdida de más de 200 mil puestos de trabajo rurales. En 10 años invadieron más de 360 mil hectáreas en el Zulia, de las cuales sólo pagaron a sus dueños, mil 500, el resto (358 mil 850) fueron simplemente robadas. Para julio de 2009, según cifras del Banco Central, la oferta agrícola nacional era sólo del 3%, el resto de los alimentos deben ser importados. En 2003 el país se autoabastecía de carne, ya para 2007 importaba el 42% del consumo y para 2008, las importaciones se calcularon en 67%. Curiosamente, en este Gobierno se ha triplicado la inversión oficial en el campo y los organismos oficiales dedicados a este rubro se ha multiplicado, y sin embargo, ha habido desaceleración en la producción la cual para fines de 2009 se tornará crítica. La explicación, según la Federación Campesina es la falta de coordinación. De las ayudas prometidas, sólo 7% de los nuevos parceleros recibieron créditos y 17%, asistencia técnica. Los saraos (aldeas rurales hasta de 6000 hectáreas) y saraítos (hasta de 1000 hectáreas), los fundos zamoranos y otros conucos, no han logrado ser productivos. La agroindustria, bajo el esquema de cogestión, ha servido solamente para dilapidar miles de millones, porque no ha reportado producción. Y ni hablar de los gallineros verticales, la ruta de la empanada, cultivos hidropónicos en los techos de las casas o el desarrollo endógeno. ¿Cómo pueden ser tan brutos y seguir aplaudiendo? Que oiga quien tiene oídos...
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