(Flavius Petrus Sabbatius Justinianus) Emperador
bizantino (Tauresio, Macedonia, 482 - Constantinopla, 565).
Procedía de
una familia tracia muy humilde, encabezada por su tío Justino, el cual
había ascendido en el ejército hasta ser nombrado emperador (518).
Justino I no tuvo descendencia y designó como sucesor a Justiniano,
asociándole al Trono en el 527 (el mismo año en que murió).
Justiniano
Justiniano
Desde entonces hasta su muerte, se aplicó con
energía a revitalizar el Imperio de Oriente, contando con la inestimable
ayuda de su esposa, la emperatriz Teodora (una ex actriz de grandes
cualidades intelectuales, que participó en tareas de gobierno hasta que
murió en el 548). Justiniano centralizó y reformó la Administración,
reforzó el absolutismo monárquico y el ceremonial cortesano, sometió a
la jerarquía eclesiástica convirtiéndola en instrumento del poder
imperial y emprendió grandes construcciones (como la basílica de Santa
Sofía de Constantinopla).
Tras asegurar la frontera
oriental conteniendo a los persas («Paz Perpetua», 532), se propuso la
reunificación del Imperio Romano, reconquistando los amplios territorios
perdidos en Occidente con ayuda de sus generales Belisario y Narsés.
Aunque no lo consiguió del todo, sí recuperó de manos de los bárbaros el
norte de África (arrebatado a los vándalos en el 534), Italia
(arrebatada a los ostrogodos en el 540) y una franja del sureste de la
península Ibérica (arrebatada a los visigodos en el 554); restauró así
la unidad imperial de las riberas del Mediterráneo, a falta sólo de las
costas de Marruecos, la Tarraconense y la Galia.
Tan importante o más que sus acciones de conquista fue
el impulso que dio a la codificación del Derecho romano, controlando
personalmente una comisión de expertos que lo recopiló, simplificó,
armonizó y unificó en un Corpus Iuris Civilis (529). Estaba compuesto por un código de leyes imperiales vigentes (el Código Justiniano), una recopilación de dictámenes jurídicos (el Pandectas o Digesto) y un manual para la enseñanza del Derecho (Instituciones). Las leyes promulgadas por el propio Justiniano después de la promulgación del Corpus Iuris Civilis (534) fueron recopiladas y añadidas a aquél en las Novelas.
La
importancia de estos códigos va más allá de lo que supuso de
racionalización y de reforzamiento del poder imperial en Bizancio: desde
entonces constituyeron la base del Derecho imperial bizantino; pero fue
también a través de ellos como se produjo la recepción del Derecho
romano en Europa occidental a partir del siglo xii, sentando las bases
para una cultura jurídica común en gran parte de las naciones europeas
actuales (las que tienen un Derecho Civil de raíz romana).
Sin
embargo, Justiniano fue un emperador impopular. Sus campañas exteriores
y sus grandes construcciones arquitectónicas incrementaron los gastos
del Estado, haciendo aumentar la presión fiscal. En el 532 estalló
contra él una insurrección popular (la Revuelta de Nika), que fue
ahogada en sangre por Teodora y Belisario (unos 30.000 muertos).
También
existieron disidencias religiosas: Justiniano persiguió a los
seguidores de Arrio y de Nestorio, pero no se atrevió a hacer lo mismo
con los monofisitas; aunque era un ortodoxo convencido (partidario de
las tesis del Concilio de Nicea), no consiguió restablecer del todo la
sintonía con el Papado, para no enemistarse con las tendencias
monofisitas, muy extendidas en Oriente y especialmente en Siria y
Egipto. A su muerte, recibida con júbilo por el pueblo, gran parte de su
obra se vino abajo, pues Bizancio perdió la mayor parte de los
territorios ganados en Occidente y se convirtió definitivamente en un
Imperio oriental.
Tomado de: http://www.biografiasyvidas.com
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