viernes, 8 de abril de 2011

Unidad y paciencia para reconstruir


Por: José Mayora - mayora.j@gmail.com - En un documento de la década de los noventa, escrito por el grupo Garibaldi, integrado por Giordani y Navarro, entre otros, se planteaba que si bien es cierto que la globalización es inevitable, Venezuela no estaba preparada para actuar en ese entorno a menos que se aislara y se preparara para reinsertarse en ese mundo global. Tal idea no es fácil imaginársela hasta tanto no se comprenda a cabalidad lo que para este régimen es el desarrollo endógeno. Doce años después, los venezolanos hemos visto con asombro, como la hipótesis de Giordani y su grupo ha sido uno de los nortes que han orientado a este régimen. Hemos entendido que la falaz preparación del país ha sido más bien un proceso para desarraigar a Venezuela del concierto internacional. ¿Cómo se está preparando el régimen? La población es un eje en torno al cual gira una nación, crece y sus necesidades crecen y se diversifican de la misma manera como se prepara para hacer frente a su propia realidad. La primera medida que en este sentido ha tomado el régimen es estimular el éxodo de recursos humanos, es decir descapitalizar al país, exportando un recurso insustituible y muy bien aprovechado en otras latitudes. La estrategia de desarraigo se complementa a su vez con las falsas sensaciones mediáticas transmitidas a la población. Una de ellas es hacer creer a esa población que tiene poder, que es autónoma en el manejo de los recursos, que el país es de todos, una especie de falsa ilusión de propiedad. En adición a lo anterior, hace falta debilitar a la población mediante el deterioro del sentimiento de solidaridad entre los ciudadanos, creando dos polos irreconciliables entre sí y con condiciones objetivas para su desarticulación interna. Los elementos anteriores apuntan hacia la desintegración del país, enmarcados en el recientemente aprobado poder comunal, organización popular que confiere un falso poder al pueblo y que desarticula la relación entre las comunidades. Este poder imposibilita el desarrollo de proyectos que agrupen a varias comunidades, habida cuenta no solo del carácter autónomo de cada comuna, sino de la autonomía legislativa de cada comuna. Este panorama es parte del grave diagnóstico que debe enfrentar la sociedad democrática en su objetivo de reconstrucción nacional. Cuando este régimen arrancó, hizo hincapié en la refundación del país, cometido que se pretendía lograr desmontando un modelo generador de todos los males nacionales. No obstante gracias a lo construido dentro de ese modelo, se ha erigido la sociedad socialista, la que no ha logrado construir nada propio. En el proceso de reconstrucción que se iniciará en el 2012, la reconstrucción se debe iniciar con la restitución de los valores y principios que deben soportar a una sociedad: el trabajo, el esfuerzo propio, el emprendimiento, la solidaridad, la democracia como un sistema válido para vivir y progresar, el acceso a los fines públicos y la justicia como la gran plataforma de igualdad. Las anteriores consideraciones forman parte del diagnóstico que debe preceder a la oferta consensuada entre los diferentes factores democráticos, en el entendido que el logro de los objetivos que se propongan demorarán mucho tiempo y se lograrán si el sentido y espíritu de la unidad perdura hasta tanto se logre crear las condiciones para una democracia normal. La palabra no solo la tienen los partidos, es de todos los que se consideren sociedad democrática.

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